En un año con juegos en París, en el que no solo se batirán récords deportivos, sino también climáticos, la Fundación Ayuda en Acción presenta la campaña “Personas que rompen récords. Récords que rompen personas”, con el objetivo de sensibilizar frente a las consecuencias del cambio climático en las comunidades en situación de vulnerabilidad. Según todos los organismos internaciones oficiales, siguiendo la tendencia creciente de los últimos años, en 2024 el clima experimentará fenómenos extremos que afectarán a millones de personas en todo el mundo provocando hambre, pobreza y migraciones forzosas.
“La crisis climática es sin duda uno de los principales retos de nuestro tiempo, un desafío para nuestro planeta y para quienes lo habitamos. Provoca desplazamientos masivos, agrava la crisis alimentaria, reduce las oportunidades económicas, aumenta la pobreza y, en definitiva, pone en peligro la vida de millones de personas. En esta campaña queremos mostrar las consecuencias del cambio climático sobre las personas en situación de vulnerabilidad, que son las que más sufren: inseguridad alimentaria y nutricional, movilidad humana forzosa y crisis humanitarias”, señala Jorge Cattaneo, director adjunto de la Fundación Ayuda en Acción. “Para contarlo, aprovechando la coyuntura que nos ofrece este año, vamos a hablar de récords, pero no de récords deportivos, sino de esos otros récords que afectan de verdad y de manera dramática a la vida de las personas”, añade.
Récords que rompen personas
Las noticias sobre los nuevos récords del cambio climático se suceden cada día con tanta velocidad que estos se baten constantemente. Acabamos de experimentar un periodo de 12 meses con una temperatura de más de 1,5°C por encima del periodo de referencia preindustrial y el fenómeno El Niño, asociado al calentamiento global, ha protagonizado gran parte de los fenómenos extremos en 2024, esperando que alcance su punto máximo en 2024.
Pero lo que no siempre relacionamos con esos récords del clima son las consecuencias que producen diariamente en las personas más vulnerables: las que más necesitan nuestra ayuda.
En Europa, el continente que más rápido se calienta, la mortalidad relacionada con el calor ha aumentado alrededor de un 30% en los últimos 20 años. Además, solo en 2022, los eventos climáticos extremos empujaron a 56,8 millones de personas de todo el mundo a una grave inseguridad alimentaria.
Lo que queda por venir: hambre y cambio climático
Pero si la situación a día de hoy es dramática para las personas en situación de vulnerabilidad en todo el mundo, lo que las organizaciones internacionales pronostican para un futuro no muy lejano es aún peor: según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se estima que el cambio climático reducirá la producción mundial de alimentos en un 2% cada década, lo que equivale a una disminución del 20% para el año 2050. Por su parte las regiones más vulnerables a los impactos del cambio climático (África subsahariana y sur de Asia) son las que experimentarán un aumento significativo en la seguridad alimentaria.
Por su parte, un informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) señala que hasta 3,2 mil millones de personas podrían verse afectadas por la escasez de agua debido al cambio climático para el año 2050, lo que impactará directamente en la agricultura y la disponibilidad de alimentos.
Según los últimos datos publicados por Naciones Unidas, 735 millones de personas sufren hambre en el mundo en la actualidad, una cifra que podría aumentar en 80 millones más en las próximas décadas por los efectos de la crisis climática. En 2080 llegaríamos a 600 millones de personas en situación de hambre si no se hace nada ahora.
La inseguridad alimentaria es un desafío creciente debido a la crisis climática. “Los cambios en los patrones de precipitación y temperatura afectan la producción agrícola y la disponibilidad de alimentos. Las comunidades rurales y urbanas vulnerables enfrentan escasez de alimentos, aumentando la malnutrición y la hambruna”, explica Alberto Casado, director de Advocacy de la organización.
Por ello, en Ayuda en Acción “trabajamos en la adaptación de los modelos productivos, capacitamos a agricultores y productores para que puedan implementar medidas adaptadas”, indica Eduardo Reneses, asesor de Crecimiento Económico de la Fundación.
Lo que queda por venir: pobreza y cambio climático
Según la Organización de las Naciones Unidas, alrededor del 70% de las personas que viven en condiciones de pobreza extrema dependen de la agricultura y están más expuestas a los impactos del cambio climático, como sequías, inundaciones y aumento de la temperatura.
La economía mundial está abocada a una reducción media del 19% hacia mediados de siglo debido al calentamiento global y se prevé que los países menos responsables de esta crisis sufrirán una pérdida de ingresos un 60% mayor que la de los países de mayores ingresos.
Lo que queda por venir: migración y cambio climático
Según el Banco Mundial, si no se hace nada, 143 millones de personas podrían convertirse en refugiados climáticos para 2050. Tres regiones del mundo están particularmente preocupadas por este pronóstico: África subsahariana (donde los impactos climáticos ya han generado 7,4 millones de desplazamientos), América Latina (que podría registrar 17 millones de refugiados en tres décadas) y sur de Asia.
Los migrantes climáticos han aumentado en un 40% en los últimos 20 años. En este sentido, “trabajamos con las comunidades para anticiparnos a las crisis, prepararlas para mitigar cualquier efecto, pero también apostamos por la ayuda humanitaria para cubrir la necesidades más inmediatas e imprescindibles de las personas e implementamos medidas de protección en tránsito y de integración socioeconómica en destino”, indica Diego Lorente, coordinador de los programas de Migraciones de Ayuda en Acción.
Nuestra huella, su oportunidad
Ayuda en Acción está presente en 18 países de todo el mundo siendo testigos de que la crisis climática ha exacerbado la migración forzosa, haciendo que las personas abandonen sus tierras debido a la destrucción de infraestructuras, pérdida de medios de subsistencia y falta de recursos básicos. Nuestro trabajo consiste en dar apoyo en todo el recorrido de las personas desplazadas, en origen, tránsito y destino.
“En Ayuda en Acción respondemos a las necesidades humanitarias de las poblaciones afectadas por desastres y empoderamos a las comunidades para enfrentar los impactos del cambio climático y fortalecer su resiliencia económica, sin olvidar la construcción de la paz y el enfoque de género, que es fundamental para garantizar un futuro sostenible”, explica Benjamin Thiberge, responsable de la unidad de acción humanitaria de la organización.
“En nuestro trabajo constante desde hace más de 40 años en Latinoamérica, África y Europa hemos constatado que las necesidades de las comunidades más vulnerables están cada vez más relacionadas con los efectos del cambio climático”, señala Jorge Cattaneo, y añade: “No podemos seguir siendo espectadores pasivos de estos nuevos récords, porque estos récords están rompiendo la vida a miles de millones de personas en todo el mundo. Necesitamos actuar ya”.