La falta de acceso a educación expone a millones de niñas a sufrir mutilación genital femenina (MGF). En Ayuda en Acción evitamos la mutilación favoreciendo el acceso a la educación de las menores y sensibilizando a las comunidades a través de clubes de género y antiablación.
El cierre de las escuelas por la COVID-19 ha dificultado la labor educativa y expuesto a miles de niñas y adolescentes a sufrir la mutilación. Para evitar el retroceso en los avances conseguidos en los últimos años, hemos reforzado la creación de entornos seguros para continuar con la labor de los clubes y la actividad docente y así prevenir y proteger a las niñas de la mutilación genital femenina.
La educación y los clubes escolares, claves del cambio
El origen ancestral de la MGF justifica que la educación sea el motor de cambio para combatirla. Por eso, nos centramos en favorecer el acceso a la educación de las menores y en impulsar campañas de sensibilización a través de clubes de género y antiablación donde han participado más de 4000 niñas y adolescentes.
En Etiopía el 74% de las mujeres y niñas del país entre los 15 y los 49 años han experimentado alguna forma de mutilación. Allí, la educación desempeña un papel crucial en su prevención. Además de la construcción de escuelas y la formación del profesorado, es clave reforzar los clubes en los centros educativos para proporcionar educación y concienciar sobre temas de género. Marga Sanmartín, responsable regional de Ayuda en Acción en África del Este y especialista en salud sexual y reproductiva, señala que “el entorno escolar es el más propicio para promover la escucha y el diálogo sobre derechos sexuales y reproductivos y sobre mecanismos de prevención de todo tipo de violencias, entre ellas la mutilación. Por eso, Ayuda en Acción trabaja en la promoción de los circuitos de prevención y atención ante casos de mutilación genital o casamiento prematuros”.
La prevalencia de la MGF en Kenia, donde trabajamos junto a Fundación Kirira, es del 21% en el caso de las mujeres y niñas de entre 15 y 49 años y del 11% en niñas de entre 11 y 15 años. Aunque desde 2011 la MGF es ilegal en el país, se sigue realizando de manera clandestina. Pese al cierre de las escuelas durante la pandemia, hemos seguido trabajando para poner en marcha 45 clubes antiablación de Tharaka. En ellos, alumnos y alumnas dinamizan las campañas diciendo “no a la mutilación y sí a la educación”.
Oportunidades para mujeres y niñas, mejor futuro para las sociedades
El acceso a la educación proporciona a mujeres y niñas la oportunidad de tener un futuro mejor. En Etiopía y Kenia y a través de los proyectos de Ayuda en Acción, reciben la información necesaria para conocer las consecuencias físicas y psicológicas de la MGF. Así pueden actuar como altavoces en sus comunidades y en sus propias familias, desde donde se suele gestar esta práctica.
Mujeres como Mercy, de Kenia, han podido labrarse un futuro mejor que, además, aporta valor a su comunidad: “me uní al club antiablación en 1º de primaria y terminé la universidad con la esperanza de conseguir un empleo. Pero he llegado incluso más lejos porque la formación me ha permitido crear mi propio negocio de cestería con el que he llegado a dar trabajo hasta a 15 personas de mi comunidad”.
Más esfuerzos para cumplir el objetivo ‘Cero mutilación’
Aunque muchos países están realizando grandes esfuerzos por acabar con la mutilación, todavía persiste en muchos lugares, especialmente de África y Asia. Se estima que cada año tres millones de niñas son mutiladas y que en el mundo más de 200 millones de mujeres y niñas, todavía vivas, han sido objeto de este tipo de violencia.
La crisis humanitaria derivada de la COVID-19 ha obstaculizado los escasos avances que se habían conseguido en los últimos años. Si el ritmo de avance no se intensifica y no aumentan los esfuerzos por erradicarla, en la próxima década dos millones de niñas más será mutiladas, con el riesgo que eso supone para su futuro y su vida.