La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial, una cuestión que urge resolver de forma sostenible con el compromiso de todos. Se estima que en 2030, la mitad de la población vivirá en regiones con problemas de agua; y que en 2050 un 25% de la población vivirá en un país en el que la falta de agua sea un problema crónico. En la actualidad, únicamente existen tres países en el mundo donde más de la mitad de la población sufre la falta de agua potable. Mozambique es uno de ellos, con un porcentaje del 60% de la población sin acceso a agua potable o a saneamiento básico.
La falta de agua potable perpetúa la pobreza y la desigualdad, generalmente en zonas rurales como aquellas en las que trabaja Ayuda en Acción, donde 8 de cada 10 personas no tienen acceso al recurso hídrico. Esta carencia genera muertes y enfermedades por causas evitables, esclaviza y pone en peligro a las personas en las que recae su búsqueda –niños, niñas y mujeres–, y provoca absentismo escolar o abandono de los estudios cuando conseguirla requiere cubrir largos recorridos. En el África negra, casi ¾ partes de los hogares buscan agua de una fuente lejos de su hogar.
Es la realidad que se vive en la localidad de Hucula (formada por 15 comunidades rurales en el distrito de Namuno, norte de Mozambique), donde su población vive en casas precarias construidas con adobe y bambú y carece de servicios básicos como la electricidad o el agua, lo que les obliga –principalmente a niños y niñas– a recorrer varios kilómetros al día en busca de agua para poder beber, cocinar o asearse. El agua de los pozos, ríos o charcas donde se abastecen, también está en mal estado.
LA HISTORIA DE FÁTIMA
Fátima vive en una pequeña aldea de Mozambique y recorre cada día los cinco kilómetros que la separan de su fuente de agua más cercana. Cubre sola un camino lleno de peligros, como el ataque de cocodrilos o cobras, para rellenar en una charca el bidón de 25 litros que supone el abastecimiento de agua diario para su familia y que carga sobre su cabeza. El agua no reúne las condiciones necesarias de salubridad, como tampoco la de los pozos que hay disponibles en la localidad rural de Hucula. Hace tres años que Fátima se vio obligada a dejar la escuela para ayudar a su madre con las tareas del hogar y el cuidado de sus hermanos. Ir diariamente a por agua consume buena parte de su día, pero las necesidades más básicas apremian y ha tenido que sacrificar su educación por el bien de todos. Sobre Fátima cae la responsabilidad de que su familia no muera de sed, pueda cocinar o vestir ropa limpia.
Como ella, muchos niños y niñas de Hucula se exponen a enfermedades como la diarrea –principal causa de muerte en menores de 5 años– o al absentismo y abandono escolar, lo que les impide acceder a una educación y por tanto salir del círculo de pobreza en el que viven. Cerca de 1.000 niños y niñas mueren cada día en el mundo a causa de enfermedades evitables relacionadas con el agua y el saneamiento; “desde Ayuda en Acción queremos aportar a la consecución del ODS 6 –garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos– y evitar más muertes por causas evitables, principalmente en la infancia, en las zonas rurales en las que trabajamos”, afirma Fernando Mudarra, director general de la organización.
LA CAMPAÑA AGUA PARA FÁTIMA
#AguaParaFátima se basa en la historia de Fátima, pero podría ser la historia de muchos niños a los que apoyamos en África, Asia y América Latina. Con esta campaña, desde Ayuda en Acción lanzamos un reto esta Navidad: conseguir financiar de forma colectiva el abastecimiento de agua para la población que vive en la localidad rural de Hucula, Mozambique, formada por quince comunidades rurales donde se asientan 25.000 personas.
Queremos celebrar el Día de la Solidaridad homenajeando la importancia que suponen las pequeñas aportaciones para las ONG: “como decía Eduardo Galeano, ´mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo´; buscamos apoyos en la sociedad para hacer realidad el reto de llevar Agua para Fátima y para toda su comunidad rural, cualquier aportación suma”, explica Alberto Casado, coordinador de campañas de Ayuda en Acción.