Nos vamos a pasar los próximos 12 meses mirando al cielo. Comprobando el pronóstico del tiempo en el móvil. Haciendo cursos acelerados de meteorología. Los podcasts y video blogs sobre esta temática van a proliferar como lo hacían las setas en los otoños húmedos (¿te acuerdas?). Porque, como todo el mundo sabe y ya nadie se atreve a negar, el clima está cambiando para mal.
El 28 de enero se celebra el Día Mundial por la reducción de emisiones de CO2, y antes de que leas aquí su historia y lo que eso significa, vamos a hacer un repaso rapidito de cómo está la situación para que sepas de qué cinco cosas te tienes que preocupar de hoy en adelante.
1. La Tierra tiene fiebre
El ser humano y su voraz combustión de recursos desde la Revolución Industrial tenía que tener consecuencias, pero hace 50 años no imaginábamos que iban a ser tantas y tan graves. La temperatura de la Tierra está subiendo más rápido de lo que esperábamos. En 2023, según un informe del pasado mes de diciembre del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, la temperatura ha subido 1,46 centígrados por encima de los niveles preindustriales, peligrosamente cerca del 1,5 que se marcó como máximo en el Acuerdo de París (2015), y se espera que ese límite se alcance entre este año y 2027.
2. Los fenómenos atmosféricos extremos se disparan
La Organización Meteorológica Mundial cree que tenemos un 98% de posibilidades de que uno de los próximos 4 años sea el más cálido jamás registrado. Así que, si en los últimos años hemos presenciado fenómenos meteorológicos extremos que han producido olas de desplazamientos forzados, lo que nos espera de ahora en adelante nos va a obligar a prestar más atención que nunca a esas zonas del planeta tradicionalmente castigadas por el clima.
Es cierto que, tras un arranque desconcertante, la última COP28 celebrada en Dubái se ha cerrado con un acuerdo que contiene elementos positivos y la generación de energía verde avanza, pero todo va demasiado lento.
3. La inversión en energía sostenible ha crecido mucho, pero debería ser el triple
Y también es verdad que los esfuerzos para revertir la situación se están multiplicando. Según Naciones Unidas, “la inversión mundial en energía limpia ha alcanzado niveles casi récord de 1,7 billones de dólares, y las energías renovables ahora representan más del 28% de la electricidad mundial, creciendo casi un 5% desde 2015”. Sin embargo, según los mismos datos, 2300 millones de personas siguen dependiendo del carbón, el queroseno o los sólidos biomasa como principal combustible para cocinar. “La falta de una cocina limpia está contribuyendo a casi 3,7 millones de muertes prematuras al año, siendo las mujeres y los niños los que sufren más riesgo. Estudios actuales muestran que alcanzar estos objetivos de energía limpia requerirá que el mundo triplique sus inversiones anuales de aquí a 2030” y mientras seguimos atentando contra el clima soltando CO2 a marchas forzadas.
4. Consecuencia del cambio climático: migraciones climáticas
Lo que pasa cuando agredes al clima, es que el clima termina por agredirte a ti y nuestro primer instinto cuando nos agreden es huir. En este supuesto es donde se dan las migraciones climáticas. Recogidas desde 2019 en el glosario de la Organización Internacional para las Migraciones con la siguiente definición de migración climática: “traslado de una persona o grupos de personas que, predominantemente por cambios repentinos o progresivos en el entorno debido a los efectos del cambio climático, están obligadas a abandonar su lugar de residencia habitual, u optan por hacerlo, ya sea de forma temporal o permanente, dentro de un Estado o cruzando una frontera internacional”.
5. En Ayuda en Acción ya estamos haciendo algo para frenar el cambio climático
Desde las ONG abordamos las consecuencias del cambio climático sin perder de vista las causas. En este sentido, desde Ayuda en Acción afrontamos la movilidad humana forzada, priorizando 3 líneas de intervención:
- La protección humanitaria en corredores migratorios
- La afectación de eventos climáticos y ambientales en la movilidad humana
- La generación de desarrollo y condiciones de arraigo en las comunidades de origen y retorno frente a las causas de la movilidad humana
Este es el caso del Corredor Seco Centroamericano, donde contamos con 62 programas activos en 12 países de la región, trabajando en 98 municipios y 1720 comunidades rurales y beneficiando a más 64 300 personas únicamente en 2021, año en el que invertimos 27,9 millones de euros.
“Nuestro objetivo es promover el arraigo en estas comunidades, minimizando los factores adversos y estructurales que obligan a las personas a abandonar su país de origen”, señala Pablo Uribe, responsable de migración de Ayuda en Acción. Pero, en el caso de que la migración sea inevitable, nuestros programas se enfocan en que esta se realice de la manera más segura posible, por ejemplo, con los programas en Guatemala de mejora de la protección de mujeres y niñas migrantes.
En la última semana del clima celebrada en noviembre de 2023 en Panamá, Diego Lorente Pérez de Eulate, de Ayuda en Acción México, señaló que “está en juego incluso la existencia de muchos grupos humanos, culturas, lenguas, modos de vida… Pedimos por tanto respetar, reconocer y potenciar la función de las comunidades indígenas y campesinas en tanto que proveedores de soluciones para esta crisis climática. Por eso hablamos de justicia climática”.
Facilitamos el acceso a la energía solar en comunidades tolupanas de Honduras lo que evita la tala de árboles, mejora la salud eliminando el humo en los hogares y beneficia la educación de niños y jóvenes al proporcionar acceso a la electricidad.
En Balfate y Santa Fe, Honduras, implementamos prácticas agrícolas y ganadería sostenibles para enfrentar el cambio climático, preservando la sostenibilidad del suelo y garantizando acceso a alimentos nutritivos, mientras promovemos la inclusión de jóvenes y mujeres para frenar la migración.
En El Salvador trabajamos con comunidades rurales para establecer fincas ganaderas resilientes y bajas en carbono, frente a la acción del cambio climático en el golfo de Fonseca. Nuestra meta es llevar a cabo iniciativas de conservación en bosques y áreas naturales protegidas, con el propósito de fortalecer la sostenibilidad de los servicios ecosistémicos.
Gracias a los proyectos apícolas que impulsamos en países como Bolivia o Nicaragua, las mujeres consiguen su independencia económica y contribuyen a mitigar el cambio climático al favorecer la polinización de plantas, aumentando la producción de alimentos y promoviendo la captura de carbono. Además, fortalece la biodiversidad y la resiliencia de los ecosistemas, contribuyendo a la estabilidad climática.
En Ecuador, mejoramos la resiliencia al cambio climático de las familias de los manglares de Bunche y Sálima, mediante la conservación de sus recursos naturales, la producción sostenible y el empoderamiento de las mujeres.
¿Mutis por el foro?
Que sepas que, aunque lo intentemos, aquí nadie puede hacer mutis por el foro, porque no hay foro. No hay planeta B, no hay otro escenario. No hay más salida. Podemos pretender que no nos importa o que no nos afecta. Incluso podemos mirar para otro lado y convencernos de que las personas migrantes que vemos allá donde miramos no tienen nada que ver con el clima que hemos contribuido a cambiar.
Podemos hacer eso, o podemos seguir en escena trabajando en el corredor seco centroamericano, en El Salvador, en Ecuador, en Nicaragua, en Bolivia… para paliar los efectos del cambio climático y promover el arraigo y condiciones de vida sostenibles y dignas.
Ya sabes lo que vamos a hacer nosotros. ¿Y qué vas a hacer tú?