Intervenimos en situaciones de emergencia humanitaria para satisfacer las necesidades básicas inmediatas y proteger a población afectada tanto por desastres naturales como por conflictos. Perseguimos un modelo de intervención que tiene en cuenta objetivos a largo plazo y coordinación con diferentes actores relevantes.
De acuerdo con el “Panorama humanitario mundial”1 publicado por OCHA (Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) en 2021, 235 millones de personas han necesitado y necesitan asistencia y protección humanitaria. Esta cifra se ha elevado de un 41% respecto al 2020, que ya era la más alta en décadas. Los principales motivos de este aumento exponencial se deben encontrar en la prolongación de conflictos, el continuo deterioro de las economías de países ya en dificultad, en eventos climáticos extremos en continuo aumento y en las consecuencias de la pandemia de la COVID-19.
De acuerdo con el “Panorama humanitario mundial”1 publicado por OCHA (Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) en 2021, 235 millones de personas han necesitado y necesitan asistencia y protección humanitaria. Esta cifra se ha elevado de un 41% respecto al 2020, que ya era la más alta en décadas. Los principales motivos de este aumento exponencial se deben encontrar en la prolongación de conflictos, el continuo deterioro de las economías de países ya en dificultad, en eventos climáticos extremos en continuo aumento y en las consecuencias de la pandemia de la COVID-19.
Cuando ocurre un desastre natural o cuando estalla un conflicto que deriva en una situación de crisis humanitaria la población se ve afectada, sobre todo, grupos en situación de vulnerabilidad. Necesitan ayuda externa para poder asegurar la cobertura de sus necesidades básicas, de subsistencias (agua, alimentos, salud y refugio) y de protección. Del mismo modo, necesitan también apoyo para empezar procesos de restauración de la situación.
Las personas en situación de mayor vulnerabilidad, como migrantes (tanto en tránsito como con vocación de permanencia y desplazados internos), adultos mayores, menores y personas con discapacidad, son aquellos que ven mayormente afectados sus derechos. Quienes más necesitan de ayuda son quienes no tienen capacidades para poder seguir brindando apoyo a sus familias para que puedan alimentarse debidamente o puedan seguir yendo al colegio, en el caso de la infancia.
Durante una crisis humanitaria de cualquier tipo es importante asegurar la protección de personas que puedan ver peligrar su integridad física, psicológica o social por la desprotección y/o exposición a la que se enfrentan.
Salvamos vidas y prevenimos y aliviamos el sufrimiento humano a través de la atención de las necesidades básicas e inmediatas y de protección humanitaria. Nos centramos principalmente en sectores humanitarios de seguridad alimentaria, nutrición, agua y saneamiento, protección, educación en emergencia y refugio. En los últimos cinco años, hemos realizado proyectos de Ayuda Humanitaria y de Reducción de Riesgos de Desastres por valor de más de 37 millones de euros.
Salvamos vidas y prevenimos y aliviamos el sufrimiento humano a través de la atención de las necesidades básicas e inmediatas y de protección humanitaria. Nos centramos principalmente en sectores humanitarios de seguridad alimentaria, nutrición, agua y saneamiento, protección, educación en emergencia y refugio. En los últimos cinco años, hemos realizado proyectos de Ayuda Humanitaria y de Reducción de Riesgos de Desastres por valor de más de 37 millones de euros.
En 2018 creamos la Unidad Humanitaria dirigida por especialistas en el área. A través de este equipo implementamos protocolos de gestión de proyectos humanitarios, incluyendo procedimientos logísticos, técnicos, financieros y de recursos humanos estandarizados.
Cuando ocurre un desastre natural o un conflicto en la zona donde trabajamos tenemos la capacidad de responder de manera inmediata. Actuamos de forma efectiva para cubrir las necesidades básicas más urgentes y proteger a la población. Buscamos vincular nuestra ayuda con un proceso a largo plazo que permita reestablecer las condiciones para una vida digna y encauzar un proceso de desarrollo.
Cuando ocurre una emergencia, respondemos ante ella a través de análisis, diagnósticos y un constante monitoreo para asegurar una respuesta eficaz que respete los principios humanitarios y los estándares Internacionales. Nos coordinamos con autoridades, agencias internacionales y otras organizaciones para poder atender las necesidades de la población más afectada.
Apoyamos a población refugiada, desplazada interna y retornada, así como a migrantes en tránsito. Damos asistencia humanitaria ofreciendo protección y apoyo para reconstruir sus vidas en condiciones dignas, acceder a oportunidades o regresar a sus hogares.
Trabajamos también para reducir el riesgo de desastres a través de proyectos que previenen y mitigan los impactos negativos de los mismos. Preparamos a la población y a sus autoridades para que puedan responder de manera más rápida y eficaz a catástrofes o crisis, logrando así que las comunidades sean más resilientes.