Hoy queremos contaros la historia de superación de Allan, un niño que nació en Jiquilisco, El Salvador, un lugar donde las maras –las bandas más violentas de Centroamérica- campan por las calles y captan a menores como pandilleros.


La historia de Allan podía haber sido la de miles de otros niños que caen en las garras de esa delincuencia organizada. Sin embargo, gracias al apoyo desde España, fue apadrinado durante 6 años y pudo disfrutar de una infancia en paz, así como a acceder a una educación de calidad.


Con sus propias palabras Allan nos cuenta hoy lo que supuso para él el apadrinamiento:


“Ayuda en Acción ha significado mucho en mi vida, fue un pilar de educación y formación que me ayudó a desarrollar posteriormente mis habilidades como profesional.”


Allan recuerda con cariño y alegría los años en los que fue apadrinado. “Para mí el apadrinamiento significó felicidad, me da mucha alegría recordar esos años”.  El  apadrinamiento le permitió acudir a la escuela y tener el material escolar, los lápices, cuadernos o libros necesarios para poder seguir las clases, además de ropa y zapatos.


Gracias a ser un niño apadrinado, Allan pudo disfrutar también de las actividades que se desarrollan en las escuelas de las comunidades, tener acceso a formación sobre sus derechos, festivales de ocio y actividades al aire libre -lejos del peligro y la violencia de las calles-. “Todo lo que diga del apadrinamiento se queda corto”, dice , rotundo, sobre su experiencia con el apadrinamiento y cómo ésta le cambió la vida.


apadrinar un niño


Además, este apoyo que recibió Allan desde España también permitió que su familia tuviera cocinas de leña ahorradoras en esa materia prima, lo que benefició a la economía familiar y consiguió que pudieran destinar parte de los ingresos a cubrir otras necesidades.


En definitiva, el apadrinamiento es la ayuda que presta un socio/a a un niño o niña de otro país a través de una donación mensual. Pero también es mucho más que eso. Cuando apadrinas a un niño creas un vínculo muy especial con él o ella a través de comunicaciones e intercambios de cartas o emails. Incluso, si quieres, puedes viajar a su país y conocerlo personalmente. Desde Ayuda en Acción apoyamos con los distintos trámites para que puedas conocer el proyecto que se desarrolla en la comunidad donde vive el niño o niña, visitar su escuela y conocer a sus familiares y amigos.


A veces no somos conscientes del poder que tenemos para cambiar la vida de las personas. Nos fijamos metas inalcanzables. como “yo lo que quiero es cambiar el mundo”. Sin embargo, sí que tenemos el poder de transformar el mundo de alguien para que todo a su alrededor empiece a cambiar. Por eso, no subestimemos el poder que tenemos de hacer del mundo un lugar mejor.


Queremos terminar la historia de Allan con una de sus reflexiones:


A las personas que apadrinan les agradezco su solidaridad y a los que no, que crean en los proyectos porque sirven, gracias a ellos hay familias que salen de la pobreza extrema. Desgraciadamente sigue habiendo jóvenes como yo que están esperando una ayuda solidaria para poder formarse como profesionales”.


Actualmente, Allan tiene 21 años y compagina sus estudios de comunicación en la Universidad con su labor como voluntario de Ayuda en Acción, donde ayuda a otros niños a tener las mismas oportunidades que él pudo disfrutar gracias al apadrinamiento.



263 millones de niños y jóvenes en el mundo no pueden ir al colegio.