Silvia Lobato tiene 39 años. Es socia de Ayuda en Acción desde 1998. Apadrinó a un niño con el primer sueldo de 30.000 pesetas que ganó trabajando en Telepizza con 19 años. A pesar de las reticencias de su madre, que insistía en advertirle de que un trabajo así no le permitiría mantener el apadrinamiento durante mucho tiempo, Silvia nunca ha faltado a su compromiso con la solidaridad.
Hace unos meses las casualidades de la vida le abrieron la ventana a una realidad a la que era ajena: “Una profesora del Samaniego con la que coincidí por azar, me habló de un niño al que gracias a la colaboración de los socios del programa Aquí también, que ayuda a las familias en España, le habían comprado las gafas que necesitaba uno de sus alumnos más pequeño.
Sus palabras fueron claras: “Silvia, vuestra ayuda llega”. En ese momento me sentí por un lado orgullosa y por otro lado dolida por descubrir una realidad de la que no estaba siendo consciente. Y es que en Vitoria, en mi propia ciudad, los hijos de mis propios vecinos lo estaban pasando mal, no tenían acceso ni a las necesidades más básicas”.
Se convenció a sí misma de que ella podía hacer algo por estas familias, y su espíritu inquieto siempre buscando la oportunidad de construir un mundo más justo para todos, la llevó a presentar un proyecto para el concurso solidario en la empresa donde trabaja. El premio, 5.000€ para poner en marcha el proyecto ganador.
El proyecto de Silvia
Su proyecto lo tenía claro, poner en marcha un campamento de verano que permitiera disfrutar del ocio y cubrir las necesidades de niños y niñas que sus padres no se pueden permitir cuando acaba el colegio. Quería que 80 alumnos y alumnas de entre 7 y 8 años del colegio Samaniego pudieran tener acceso en igualdad de oportunidades a actividades de ocio y tiempo libre a través de un campamento durante la última semana del mes de junio. Con este proyecto además les garantizaría desayuno, comida y merienda, y los pequeños podrían disfrutar desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde de actividades, visitas culturales, excursiones, piscina...
Silvia no ganó el concurso, pero su decepción se ha convertido en un nuevo impulso para luchar por conseguir la financiación necesaria para que los niños y niñas del Samaniego tengan acceso al ocio y también a una alimentación saludable durante un tiempo en el que el colegio ya no se lo puede garantizar. “No me rindo, seguiré peleando y presentando el proyecto donde haga falta para que todos los niños y niñas tengan acceso a sus derechos en igualdad de oportunidades”.
Una gafas ayudaron a Silvia a descubrir el programa Aquí también del que ahora ella también forma parte. “De este programa me gusta que desde que ha aparecido la crisis, que ha tocado a guapos y feos, la ayuda llega a nuestros vecinos. Tal y como ha cambiado el mundo que ya ni se pide sal, que no conocemos ni con quién compartimos escalera, que haya organizaciones como Ayuda en Acción canalizando las ayudas que todos podemos aportar es algo muy positivo”, porque la ayuda es necesaria. Todos #SomosAyuda.