El pasado octubre, hileras formadas por miles de personas cruzando ríos y puentes, durmiendo a la intemperie y huyendo con lo puesto copaban portadas de periódicos y abrían telediarios en medios de todo el mundo. En estas caravanas de migrantes, como fueron bautizadas, viajaban miles de ciudadanos centroamericanos que habían abandonado su país rumbo a Estados Unidos. Hoy, aunque los focos ya no les apunten con tanto interés, las caravanas se siguen sucediendo y no dejarán de hacerlo, pues no existen muros lo suficientemente altos cuando se trata de salvar la vida.

Las caravanas reflejan el rostro de las múltiples crisis que acechan a Centroamérica. Pero, si hay que destacar dos problemas que lastran el conjunto de la región, estos son la inseguridad y la pobreza. Desde Ayuda en Acción, llevamos años haciendo frente a estos y otros desafíos para generar oportunidades y contribuir a que la migración no sea un acto desesperado.

Huyendo de la inseguridad


En los últimos años, el número de personas que abandonan el Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala) por culpa de la inseguridad se ha disparado. Huyen de la violencia, el crimen organizado, la persecución y las maras o pandillas. Las cifras son abrumadoras: 294.000 personas de estos países estaban registradas como refugiadas o solicitantes de asilo en 2017, lo que supone un aumento del 58% con respecto al año anterior, 16 veces más que en 2011, según Naciones Unidas. Sus principales países de destino son Estados Unidos, México y Belice, aunque también buscan refugio en lugares como Panamá y Costa Rica.

Entre los migrantes se encuentran mujeres y menores que escapan del reclutamiento forzoso de las pandillas o de las amenazas de muerte que forman parte de su día a día. Su camino migratorio no está exento de peligros, sobre todo para ellas ya que, además de estar expuestas a la violencia de los grupos criminales, son más vulnerables a sufrir abusos sexuales. Sin embargo, para muchas de estas mujeres, ningún riesgo durante su travesía migratoria es comparable al clima constante de desigualdad y violación de sus derechos que viven a diario en Centroamérica.

La amenaza del cambio climático


El Corredor Seco Centroamericano es una franja de territorio que abarca desde el sur de México hasta Panamá y que sufre especialmente los efectos del cambio climático. Un impacto que, traducido en el fenómeno climático El Niño, convierte al Corredor Seco en el epicentro de la pobreza extrema en la región, afectando al 60% de la población.

Hace solo unos meses, Naciones Unidas volvía a lanzar una nueva alerta al respecto: más de 2,2 millones de personas en estos países han perdido sus cultivos debido a las fuertes lluvias y sequías asociadas al cambio climático. De ellas, más de 1,4 millones necesita ayuda alimentaria urgente. Con sus cultivos arruinados, muchas personas se verán obligadas a migrar para escapar de la pobreza, recuerda la organización.



¡Emergencia! Hay 70 millones de personas desplazadas de forma forzosa en el mundo a causa de sequías, desastres, hambre...


Generamos oportunidades


Desde Ayuda en Acción apostamos por la generación de oportunidades para mejorar la vida de las poblaciones más vulnerables y proporcionar así una verdadera alternativa a la migración. Por eso, en los cuatro países centroamericanos en los que estamos presentes (Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua), desarrollamos proyectos a largo plazo destinados principalmente al apoyo de comunidades rurales con escasos recursos, poniendo especial foco en las mujeres y la infancia. Lo hacemos a través de la creación de cadenas de valor, el fomento del empleo y el impulso a la educación formal y no formal como llave para el desarrollo de una vida digna.

Por ejemplo, en países como El Salvador ayudamos a miles de mujeres emprendedoras para que sean económicamente autosuficientes. Y no solo nos centramos en apoyar su generación de ingresos, sino también su igualdad de trato frente a los hombres. En ellas recae el cuidado del hogar y la familia, pero no suelen tener voz ni voto en las decisiones que afectan a su día a día. Ser dueñas de su propio emprendimiento les permite romper con las barreras de género y recuperar su libertad.

La lucha contra los efectos del cambio climático en el Corredor Seco también centra gran parte de nuestros esfuerzos. Una de nuestras últimas intervenciones al respecto ha sido la creación de Grupos de Acción Territorial en estos países. Compuestos por los diferentes actores sociales, estos grupos han desarrollado más de un centenar de iniciativas económicas y productivas sostenibles con el medio ambiente que han ayudado a más de 35.000 personas a dejar atrás una economía de subsistencia e incrementar sus ingresos.