Tras más de 10 días desde el inicio de la catástrofe, el rescate de posibles víctimas del ciclón Idai ya no es una prioridad en el sureste de África. Los equipos de asistencia se vuelcan ahora en llevar alimentos, agua potable, medicinas o saneamiento a las más de 700.000 personas afectadas hasta el momento por una tragedia que se ha cebado con Mozambique, Zimbabue y Malawi. Naciones Unidas ya ha alertado de que probablemente estemos ante el peor desastre meteorológico registrado en el hemisferio sur hasta la fecha. Te contamos sus claves:
Origen de la catástrofe
Las intensas lluvias de las últimas semanas en el sur de África llegaron a su apogeo cuando el ciclón Idai tocó tierra en Mozambique el pasado 14 de abril. Lo hizo cerca del puerto de Beira, segunda ciudad de Mozambique. Con vientos de más de 177 kilómetros por hora, Idai anegó amplias zonas del país, destruyendo carreteras y redes de comunicaciones en la región. Tras barrer las provincias centrales del país, se desplazó a Zimbabue y Malawi, donde asoló territorios enteros.
Alcance de los daños
Se estima que más de 1,7 millones de personas se han visto afectadas por la catástrofe y casi la mitad son niños, según UNICEF. El mayor impacto se ha producido en Mozambique, donde las fuentes oficiales hablan ya de más de 400 muertos. Los daños materiales son innumerables. Según datos del Gobierno mozambiqueño, más de 3.100 escuelas, a las que acudían 90.000 estudiantes, han quedado destrozadas, más de 33.500 casas están completa o parcialmente destruidas, y se han perdido 500.000 hectáreas de cultivos que estaban a punto de ser cosechados.
Por su parte, en Zimbabue y Malawi se han registrado hasta el momento 154 y 88 fallecidos, respectivamente. En todo caso, las cifras aumentan cada minuto conforme los equipos de rescate consiguen llegar a las zonas anegadas. Unas labores que están siendo muy complicadas, no solo por el paso del tiempo, sino por los fuertes vientos y lluvias que han caracterizado el ciclón.
La ONU ya ha advertido de que probablemente estemos ante el peor desastre meteorológico registrado en el hemisferio sur hasta la fecha. De hecho, ha calificado el desastre causado por Idai como una emergencia de nivel 3, una categoría que ahora mismo en el mundo solo tienen las emergencias humanitarias en Siria y Yemen.
La amenaza del cólera
Los temores de la Organización Mundial de la Salud se centran ahora el aumento de las enfermedades derivadas de un ciclón de esta magnitud. Y son temores que comienzan a confirmarse, pues los primeros casos de cólera ya han sido detectados en la ciudad portuaria de Beira, Mozambique, la más afectada por la inundación.
La contaminación del suministro de agua y la interrupción del tratamiento de las aguas residuales que acompañan a este tipo de desastres pueden hacer que aumenten las enfermedades transmitidas por el agua, como la hepatitis, la gastroenteritis vírica o el cólera, entre otras.
Las previsiones también apuntan a un aumento de los casos de malaria y de enfermedades respiratorias. La malaria es endémica en Mozambique y su pico tiene lugar durante la temporada lluviosa, entre diciembre y abril. El agua estancada de las inundaciones puede convertirse en un lugar idóneo para que los mosquitos que la transmiten se reproduzcan y multipliquen.
Desde Ayuda en Acción estamos siguiendo muy de cerca la evolución de este desastre en el sureste de África para evaluar posibles daños originados y dar respuesta a las necesidades surgidas en la población.