Aunque la pandemia provocada por la COVID-19 se está dejando notar en todo el mundo, sus efectos están golpeando de forma desproporcionada a determinados grupos de población: las comunidades indígenas son uno de los más castigados. Descubre cómo desde Ayuda en Acción apoyamos a los pueblos indígenas para que puedan hacer frente a los retos del coronavirus.


La COVID-19 aumenta la vulnerabilidad de los pueblos indígenas


Antes de que el coronavirus irrumpiera en sus vidas, los pueblos indígenas ya convivían con la precariedad en su vida diaria:




  • Falta de acceso a agua, higiene y saneamiento.




  • Escaso acceso a servicios de salud.




  • Falta de acceso a la educación.




  • Pobreza: tienen casi tres veces más probabilidades de vivir en la extrema pobreza que los no indígenas.




  • Conflictos y violencia.




  • Represión y criminalización: cada mes, cuatro líderes indígenas son asesinados en América Latina por defender sus derechos.




  • Pérdida de su cultura y tradiciones: el 40% de las lenguas indígenas están en peligro de extinción.




  • Expropiación de sus tierras.




  • Impacto del cambio climático, etc.




¿Cómo afecta ahora la COVID-19 a los pueblos originarios? Tanto para ellos como para otros grupos de riesgo como las personas migrantes y refugiadas, las mujeres, la infancia o la población afrodescendiente, el coronavirus está actuando como multiplicador de sus problemas. Si antes ya partían de una situación de desventaja, el virus no ha hecho más que agravarla.


Un ejemplo claro de cómo la COVID-19 se está cebando con los pueblos indígenas lo tenemos en el Amazonas. En los territorios que bañan el río más caudaloso del planeta, el virus está golpeando con una virulencia inusitada: los contagios entre las comunidades indígenas superan ya los 20.000, según ha alertado la Organización Panamericana de la Salud.


Frente al COVID-19, #SomosAyuda para las personas indígenas


Apoyo a las mujeres indígenas de Colombia


Mujer indigena en ColombiaAlba Guaitarilla es una líder indígena colombiana. A su lucha por defender los derechos de las mujeres y frenar la pobreza y la violencia en su comunidad, se han sumado sus esfuerzos por hacer frente a la COVID-19.


Pertenece a la comunidad indígena Awá y vive en el departamento de Nariño, al suroeste de Colombia. En este territorio, donde la población Awá supera las 22.000 personas, el coronavirus ya ha dejado más de 2.000 casos confirmados y alrededor de un centenar de fallecidos. La propia guardia indígena se encarga de vigilar comunidades como las de Alba para controlar el toque de queda y evitar la propagación del virus.


El caso de la población Awá es un claro ejemplo de cómo la COVID-19 está aumentando las situaciones de vulnerabilidad ya existentes. Se trata de comunidades muy afectadas por el conflicto armado del país, la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. La peor parte se la llevan las mujeres: sufren violencia sexual, malas condiciones laborales y de trabajo doméstico (provocadas, por ejemplo, por la concentración de humo en las cocinas), y se ven obligadas a recorrer largas distancias para recoger agua y alimentos, con los peligros que esto supone para su seguridad.


A estas amenazas se han sumado otras derivadas de la pandemia: Alba nos cuenta que faltan alimentos y la mendicidad ha aumentado. Tampoco hay suficiente material ni información para garantizar la higiene y la prevención frente al virus. Para frenar esta situación, desde Ayuda en Acción estamos apoyando a comunidades indígenas como la suya con alimentación y material de sensibilización. Por ejemplo, gracias al apoyo de la empresa Renta 4 Global Fiduciaria, hemos entregado 200 kits de alimentos para las familias más vulnerables de Nariño.


La #COVID19 aumenta la vulnerabilidad de los pueblos indígenas. Ayuda en Acción trabaja para defender sus derechos antes, durante y después de la pandemia. Clic para tuitear


Honduras: información en lengua local


cartel en lengua indigenaEn Honduras, la emergencia de la COVID-19 también está agravando las dificultades de los grupos indígenas, sobre todo de la infancia y la adolescencia, para acceder a derechos básicos como la alimentación, la salud y la educación. En nuestro trabajo diario con las comunidades Pech, Miskitus, Tawakas, Lencas, Garífunas y Tolupanes estamos comprobando que el derecho a la educación es uno de los más vulnerados, pues la falta de acceso a Internet es muy común en las comunidades indígenas y afrohondureñas.


Como indica Roberto Bussi, director de Ayuda en Acción Honduras, “para poder responder de la mejor forma posible a las necesidades de los pueblos indígenas durante la pandemia, estamos adaptando nuestra intervención a su cosmovisión, tradiciones y cultura”. Por ello, por ejemplo:




  • Elaboramos materiales de sensibilización en las lenguas locales.




  • Apoyamos a los centros sanitarios con personal indígena para que ayude y oriente mejor a las familias sobre cómo prevenir el contagio.




  • Involucramos siempre a los y las líderes indígenas en las distintas intervenciones, de manera que se tengan siempre en cuenta su conocimiento del territorio, así como sus costumbres, leyes y cultura.




  • Los alimentos que distribuimos durante la emergencia son respetuosos con su cultura, costumbres y gastronomía.




Hoy, más que nunca, #SomosAyuda para que nadie se quede atrás en la lucha contra la COVID-19. El apoyo de miles de personas, instituciones y empresas solidarias nos permite continuar acompañando a los pueblos indígenas para que puedan ejercer sus derechos y sean tratados como aliados para hacer frente a la crisis sanitaria, económica y social que vivimos.