Juntarse. Mires donde mires ahí está este verbo. En anuncios, autobuses, en las páginas de Internet… Y especialmente ahora, en la segunda Navidad en tiempo de COVID-19. Volver a ver a la familia es una tradición en estas fechas, pero no todas las personas siguen las tradiciones. Hay millones que se ven obligadas a estar separadas y para muchas otras es una elección personal. Este es el caso de Ramón Márquez, coordinador de migraciones de Ayuda en Acción en México.
Si quieres conocer su historia, no puedes dejar de ver la entrevista que le hemos hecho.
Un cambio de rumbo en su vida
Este madrileño decidió dejar su vida dedicada al turismo y se marchó de mochilero a México. Precisamente fue durante unas navidades hace ya diez años. La necesidad de dar un cambio en su vida y buscar un proyecto que le diera sentido le llevó a trabajar primero como voluntario para terminar dirigiendo un albergue de personas migrantes antes de sumarse a la familia de Ayuda en Acción.
De ese proceso de cambio, Ramón recuerda con cariño las palabras de una amiga que le animó a no esperar para empezar con el proyecto de apoyo social que le rondaba la cabeza. Sonríe remarcando el peso que llevaba en su mochila cuando cruzó el océano: 10 kilos. Suficientes para comenzar su nueva aventura.
Muros para las personas migrantes
Habla de la vulnerabilidad de las personas migrantes: “huyen de la violencia y se encuentran con más violencia en su camino”. Pero también conversamos sobre los muros (visibles e invisibles) a los que se enfrentan cuando llegan a México, un país, dice, supeditado a los intereses de las políticas migratorias de Estados Unidos. Como responsable de migraciones de Ayuda en Acción en México, apunta los retos de su trabajo para ofrecer cuidado y protección. En estos días en los que tanto se habla de salud mental, Ramón pone también énfasis en la atención en salud mental de las personas en tránsito, que suman dolor y contención tras experiencias traumáticas. Pero frente a esta realidad pone en mayúsculas la esperanza, la resiliencia y las ganas de transformar vidas: “todo eso pesa más que el sufrimiento”.
Pasar la navidad en el albergue: una decisión personal
Ramón reconoce que pasar la navidad en el albergue y lejos de su familia en España es una decisión personal coherente con la que tomó hace 10 años para buscar nuevos patrones de vida. De estos días destaca la importancia de mantener un ambiente festivo con juegos y actividades junto a las personas migrantes. Es la manera de aliviar su carga y que no se sientan solos aunque estén a kilómetros de su hogar.
Su deseo por navidad es que tengamos más empatía. Que nos atrevamos a escuchar a las personas que migran en cualquier lugar del mundo y descubramos su historia. Hace una llamada a la solidaridad hacia los más vulnerables para que entre todos y todas podamos construir un mundo mejor.