La asistencia humanitaria salva vidas. Dentro de la cooperación internacional y la ayuda oficial al desarrollo, la ayuda humanitaria se centra en proteger a los millones de personas que están en situaciones de emergencia en todo el mundo.
Si hoy has entrado a Twitter es más que probable que te hayas topado con el hashtag #NotATarget. El motivo: cada 19 de agosto, desde 2008, Naciones Unidas celebra el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria para poner en valor la importancia de esta ayuda de emergencia.
Sequías prolongadas e inseguridad alimentaria, ébola, conflictos armados, terremotos, inundaciones… La lista de emergencias que requieren de asistencia humanitaria en el mundo aumenta cada día. Y con ellas, incrementa también el número de personas en riesgo que tienen graves dificultades no sólo para mantenerse a salvo, sino para tener acceso a agua, refugio, comida o educación, entre otras. Según datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), se prevé que en 2018 esa cifra sea de 136 millones de personas, lo que supone un incremento del 5% en relación a 2017.
En este contexto, los trabajadores humanitarios ponen sus vidas en peligro -en no pocas ocasiones- para dar respuesta estas emergencias. A pesar de que son considerados civiles en los países en los que trabajan, en 2017, hubo más de 150 ataques contra operaciones humanitarias, ocasionando la muerte de 139 de estos trabajadores. De ahí que este año Naciones Unidas les rinda homenaje y reivindique que no son un objetivo (#NotATarget).
Las cinco medidas claves para la asistencia humanitaria
En 2016 asistimos a un incremento mundial de las necesidades humanitarias. Ese mismo año, tuvo lugar en Turquía un encuentro mundial de ayuda humanitaria, el World Humanitarian Summit. En el marco de este encuentro se publicaba The Agenda for Humanity (‘La Agenda para la Humanidad’), cinco áreas de acción para tomar medidas que den respuesta a las emergencias. Y que son:
-Prevenir y poner fin a los conflictos.
-Respetar las reglas de la guerra, esto es, los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
-No dejar a nadie atrás. Todas las personas, todos los derechos, en todos los lugares del mundo.
-Trabajar con un enfoque diferente para poner fin a las necesidades. Lamentablemente, no todos los desastres son predecibles, pero sí podemos trabajar en la prevención y gestión de riesgos para anticiparnos a las crisis.
-Invertir en la humanidad, política y financieramente. Aumentar los fondos no sólo para dar respuesta a las emergencias, sino también para la reducción y prevención de riesgos, la resolución de conflictos y la construcción de paz.
Ayuda en Acción y la asistencia humanitaria
Si bien somos una organización cooperación, desde Ayuda en Acción damos respuesta a las emergencias que suceden en los países o áreas en las que trabajamos. En los últimos años hemos asistido a miles de personas en los terremotos de Nepal, Ecuador y México, las inundaciones de Mozambique, Malawi y Perú, la sequía en Etiopía o la inseguridad alimentaria en el Corredor Seco Centroamericano.
En concreto y gracias a las aportaciones de nuestros colaboradores, en 2017 apoyamos a más de 73 mil personas afectadas por crisis humanitarias en los 20 países en los que tenemos presencia. Entre otros, entregamos más de 21 mil kilogramos de semillas para la recuperación de medios de vida, 2.960 familias se beneficiaron de nuestros programas de reconstrucción y creamos y fortalecimos 133 comités de emergencia, que son claves en un contexto de crisis para la prevención y respuesta temprana.