Decía Albert Einstein que “la vida es como andar en bicicleta, para mantener el equilibrio tienes que mantenerte en movimiento”. Este post habla precisamente de bicicletas y de cómo nos pueden servir para avanzar hacia un mundo no solo más sostenible, sino también más justo. Descubre tres proyectos que usan las bicicletas para luchar contra la desigualdad en Mozambique y Tanzania.

Bicicletas contra la desigualdad


Las bicicletas están cada vez más de moda. Su uso como medio de transporte saludable y sostenible sigue calando en la sociedad, más aún en tiempos de COVID-19. Sin embargo, su lista de ventajas es mucho más larga. Tanto, que Naciones Unidas impulsa cada 3 de junio el Día Mundial de la Bicicleta para recordarnos sus beneficios:

  • Es un medio de transporte asequible, sencillo y sostenible.

  • Mejora nuestra salud.

  • Fomenta la creatividad y la participación social.

  • Facilita la inclusión social.

  • Permite al ciclista conocer de primera mano su entorno.

  • Promueve el consumo y la producción sostenibles.

  • Puede servir como un instrumento para el desarrollo, facilitando el acceso a la educación, el deporte, la salud y favoreciendo la generación de empleo e ingresos.


Las bicicletas son más que una forma saludable y sostenible de moverse. También cambian vidas. Así lo está consiguiendo Ayuda en Acción en Mozambique. Clic para tuitear

Proyectos que combinan bicicletas y desarrollo


1. Work 4 Progress: huevos, bicicletas e igualdad


Desde que comenzó a participar con Ayuda en Acción en Work 4 Progress de Fundación “la Caixa”, la vida de Ucatissa va sobre ruedas. Ella es una de las 24 mujeres que participan en el proyecto de distribución y comercialización de huevos que desarrollamos en Pemba, Cabo Delgado, al norte de Mozambique. Cada día, acuden en bicicleta a la empresa distribuidora, Elaco Orrera, para recoger la partida de huevos que luego revenden en el mercado local. Son muchos los impactos positivos de este emprendimiento:

  • Mejoran sus ingresos y, en consecuencia, su autonomía económica.

  • Aumentan la disponibilidad de este producto en la zona.

  • Ayudan a combatir la desnutrición, pues tienen un alto valor nutricional.

  • El aumento del consumo de huevos aumentará la producción de soja y maíz para alimentar a los pollos. Aquí también hay una oportunidad de negocio para las mujeres rurales de la zona, que pueden apostar por cultivar maíz amarillo, necesario para tener huevos de más calidad.


Ucatissa bicicletas contra la desigualdad MozambiqueEscuché hablar en mi barrio de que la empresa Elaco Orrera buscaba mujeres para vender sus huevos. Cuando fui seleccionada para participar en el programa, me dieron una formación, un kit de 180 huevos y una bicicleta. A partir de ahí creé mi propio negocio. Hoy, con los beneficios que obtengo con los huevos, compro refrescos para revenderlos. Ahora tengo más dinero para alimentar a mis cuatro hijos (Ucatissa Pataia).

2. Bici-azadas para una agricultura sostenible


Bici azada de MozambiqueAntes de comenzar a participar en Work 4 Progress, los agricultores y agricultoras de Cabo Delgado, una de las provincias más pobres de Mozambique, pasaban la mitad de su tiempo quitando las malas hierbas de sus cultivos. Lo hacían a mano o con herramientas muy rudimentarias, lo que les robaba mucho tiempo y recursos para producir verduras y hortalizas en cantidad y calidad suficientes. Hasta que las bicicletas llegaron a sus huertas. Hemos creado bici-azadas y bici-fumigadoras que les permiten abarcar terrenos mucho más amplios, ¡han reducido su tiempo de desbrozado hasta un 50%! Descubre aquí todas las ventajas de estas bici-azadas sostenibles.

3. Alquiler de bicicletas para mujeres rurales en Tanzania


Otro ejemplo de proyecto con bicicletas contra la desigualdad lo encontramos en Msitu Wa Tembo, una pequeña comunidad rural situada junto al Kilimanjaro, en Tanzania. Lo desarrolla la ONG Tatu Project en colaboración con Global Bike y consiste en una tienda de alquiler de bicicletas que está consiguiendo beneficios tanto para las trabadoras, clientas y comunidad:

  • Para las trabajadoras supone un sueldo estable y una oportunidad para hacer una gestión responsable de los beneficios.

  • A las clientas, pues en su mayoría son mujeres, les permite ahorrar unas 80 horas de caminatas al mes. ¿Las consecuencias? Mejoran su acceso al agua, a los mercados y a los servicios de salud. También benefician su educación, pues las largas distancias caminando impedían que algunas estudiantes acudieran a la escuela.

  • Toda la comunidad se beneficia: sus mujeres se empoderan, la salud mejora y entran ingresos en un lugar, incluso un país, marcado por la pobreza, sobre todo la femenina. Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), casi la mitad de la población tanzana vive con menos de dos dólares al día.


Como ves, un manillar, un sillín y dos ruedas pueden llevarnos hacia un presente y un futuro más sostenibles, justos e igualitarios. Cuéntanos, ¿conoces proyectos que usen bicicletas para luchar contra la desigualdad?