La COVID-19 activa la trata de personas en todo el mundo. La pandemia provocada por el coronavirus ha preparado el mejor escenario para que aumente la trata de personas. La crisis socio-económica y las medidas adoptadas por los gobiernos para minimizar los contagios aumentan las oportunidades de las redes de traficantes para encontrar nuevas víctimas. Este tipo de esclavitud moderna afecta de manera especial a mujeres y menores en situación de vulnerabilidad. En el último año, la COVID-19 ha agravado la ya frágil situación de millones de personas, lo que las ha expuesto a un mayor riesgo de sufrir trata. Hoy, de cada diez casos de trata, cinco son mujeres adultas y dos son niñas.

Las víctimas de la trata que deja la COVID-19


Que la COVID-19 activa la trata es un hecho que se traduce en el aumento de niños y niñas que han caído en sus redes durante el último año. Según el último informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) una de cada tres víctimas de trata es un menor.

El cierre de las escuelas a causa de la COVID-19 ha dejado a miles de menores desamparados. Estos lugares además de ser centros de aprendizaje, actúan como espacios de protección y refugio donde la infancia y la juventud tienen asegurada su alimentación y pueden denunciar situaciones de abuso. La imposibilidad de continuar la educación presencial ha potenciado el uso de Internet y de las redes. Los delincuentes se han adaptado a esta nueva normalidad y a las nuevas tecnologías para mantener e incluso potenciar su negocio. Esto supone que la trata se está volviendo más clandestina y las víctimas más invisibles, lo que dificulta aún más la detección y el rescate.

La COVID-19 activa la trata de personas. Hoy, de cada diez casos de trata, cinco son mujeres adultas y dos son niñas. Clic para tuitear

En circunstancias normales es difícil calcular el número de personas privadas de sus derechos a causa de este delito, uno de los más lucrativos del mundo. Las víctimas son explotadas en entornos ilegales e informales y el miedo o la falta de voluntad para denunciar complican su localización. Las redes de delincuentes se dirigen a las personas más vulnerables: personas solas, sin empleo, migrantes, etc.

La pandemia provocada por la COVID-19 ha agravado la situación precaria de millones de personas y ha puesto de manifiesto las grandes desigualdades socioeconómicas. Es precisamente la brecha social y económica la causa más profunda que mueve la trata. En 2018 la ONUDD apuntaba que eran casi 50.000 las víctimas detectadas.  Hoy se estima que el número es mucho más elevado y además es probable que el retroceso que la COVID-19 está provocando en la economía -comparable a la sufrida tras la segunda guerra mundial- exponga a más personas al riesgo de sufrir trata.

Razones por las que la COVID impulsa la trata


La COVID-19 activa la trata en sus diferentes fines: sexual, trabajo forzado, mendicidad forzada, matrimonio forzado, venta de niños, niños soldados o extracción de órganos. Las consecuencias de la actual crisis están afectando a las necesidades básicas de las personas Además, las medidas adoptadas por los gobiernos para prevenir los contagios están siendo un arma de doble filo para quienes están en situación de riesgo.

Estas son algunas de las razones que impulsan la trata en el mundo:

  1. El confinamiento deja las calles vacías y las convierte en una trampa para quienes se ven obligados a salir buscando algún medio de vida.

  2. La falta de recursos aviva el interés de los delincuentes para buscar nuevas fuentes de ingresos.

  3. Aumenta la violencia a causa de la inestabilidad social y económica.

  4. Cambian las rutinas en la movilidad de las personas empujadas a buscar recursos para mantener a sus familias tras haber perdido el empleo.

  5. La interrupción de los servicios educativos, lugares de refugio y protección para muchos niños niñas les expone más a la trata.

  6. El aumento del uso de Internet y de las redes incrementa la posibilidad de captar nuevas víctimas.

  7. Cambia el lugar donde se explotaba a las personas y se convierte en un lugar más privado y por tanto más difícil de detectar.

  8. Los recursos se están destinando a controlar la pandemia y no a desmantelar las redes o a terapia para las víctimas.

  9. Los traficantes se han deshecho de las víctimas por la falta de clientela y los centros de atención han cerrado por no poder asegurar los protocolos anti-covid. Muchas de estas personas no tienen documentación ni recursos para poder salir adelante lo que las lleva a caer en manos de nuevos tratantes.




Proyectos que dan esperanza


Ante esta situación Ayuda en Acción mantiene activo su apoyo a Fundaciones como Maití Nepal para luchar contra la trata.

Durante este año la Casa de Rehabilitación en Katmandú se ha tenido que adaptar a los protocolos anti-covid decretados por las autoridades, pero ha permanecido abierto para dar refugio a todas aquellas niñas, niños y mujeres que han sido rescatadas. El objetivo de la organización es poder ofrecerles una nueva oportunidad de reconstruir sus vidas. Muchos de ellos cayeron en manos de las redes de trata por engaños. Ahora hay que devolverles la confianza en el mundo que les rodea y en ellas mismas. Por eso la atención en la Casa incluye refugio, comida, ropa, educación, asistencia médica, tratamiento y apoyo psicosocial.

En 2019 fueron atendidas 302 mujeres y niñas en la Casa de Rehabilitación de Katmandú. Todas ellas ahora tienen una nueva esperanza y nuevas ilusiones de poder emprender un futuro lejos de quienes les intentaron arrebatar sus vidas.

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