El 20 de mayo de 1983, el mundo escuchaba la palabra sida por primera vez. Los medios de comunicación comenzaban entonces a hacerse eco del descubrimiento, publicado en la revista Science, del llamado Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Eran los inicios de una epidemia que, lejos de erradicarse, ha provocado ya más de 35 millones de muertes en todo el mundo. Descubre cómo afecta el sida a los países en vías de desarrollo y el trabajo de Ayuda en Acción contra esta amenaza para la salud mundial.

Sida en los países en vías de desarrollo


Aunque cada vez más personas toman medidas preventivas, se hacen la prueba del VIH y acceden a tratamiento, la epidemia del sida sigue propagándose:

  • Más de 37 millones de personas viven con el VIH, la cifra más alta hasta el momento. Una cuarta parte no lo sabe.

  • En 2017 se infectaron 1,8 millones de personas con el VIH.

  • 22 millones de personas están en tratamiento contra el virus.

  • 7 millones tuvieron acceso a terapia antirretrovírica en 2017.


Es cierto que el VIH no entiende de fronteras, sin embargo, no todas las zonas del mundo sufren este virus por igual. Los mayores estragos se dan en los países en vías de desarrollo, donde muchas personas siguen sin poder acceder a información, prevención y, mucho menos, tratamiento oportunos. Los casos más preocupantes se dan en África Oriental y Meridional, donde se calcula que más de 10,6 millones de personas viven con VIH. Solo en 2018, esta parte del continente africano registró 310.000 muertes relacionadas con el sida. Además de África, el segundo continente donde las cifras son más alarmantes es Asia, donde casi 6 millones de personas viven con VIH.

Cuando se miden los estragos del VIH, el factor socioeconómico no es el único. Otro muy importante es el género. Está comprobado que, nivel mundial, las adolescentes y mujeres jóvenes presentan mayor riesgo de contraer el virus debido a las desigualdades de género, exclusión, discriminación y violencia a las que están expuestas. Para que te hagas una idea, en África el sida es la principal causa de muerte entre adolescentes.

Una Agenda 2030 para luchar contra el sida


Estamos ante una amenaza de salud pública mundial que se expande sin que sepamos ponerle freno de manera eficaz. Así, las nuevas infecciones por VIH aumentaron un 29% en Europa del Este y Asia Central, un 10% en Oriente medio y África del Norte, y un 7% en América Latina. En general, las infecciones han aumentado un 7% respecto a 2010.

Uno de los principales esfuerzos para mejorar la respuesta ante la epidemia es la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para que nadie se quede atrás en la lucha contra el sida, hay que abordar un amplísimo abanico de problemas relacionados: pobreza, discriminación, desigualdad de género…

Las personas que viven con VIH a menudo pertenecen a entornos frágiles donde la discriminación y la marginación son muy frecuentes. Por ello, para actuar de forma eficaz, son muchos los ODS en juego: poner fin a la pobreza y el hambre, asegurar una vida saludable, conseguir una educación de calidad… ¡Hasta 10 de los 17 ODS ayudarían a terminar con el VIH!

Objetivo 90-90-90


Y, si hay un número que marca la ruta de la lucha contra el sida, es el 90. El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida, más conocido por sus siglas de ONUSIDA, se ha fijado el llamado objetivo 90-90-90. Esta meta implica que, para 2020:


  • El 90% de los portadores del VIH tienen que saber que lo son.



  • El 90% de las personas diagnosticadas reciben terapia antirretrovírica continuada.

  • Del mismo modo, el 90% de los enfermos en tratamiento tienen que haber alcanzado la supresión viral. Cuando esto se produce, la cantidad del virus en la sangre es muy baja, lo que ayuda a conservar la salud, disfrutar una vida más sana y disminuir las posibilidades de contagio.


La intención, de cara a 2030, es que el porcentaje en estas metas alcance el 95%.

ONUSIDA

Fuente: ONUSIDA


Nuestro trabajo contra el sida


Desde Ayuda en Acción llevamos más de 38 años trabajando para garantizar las condiciones de vida saludables de millones de personas. Uno de nuestros esfuerzos por asegurar el derecho a la salud en nuestros proyectos está relacionado con la detección, prevención y tratamiento de enfermedades como el sida.

Laboratorio móvil en Honduras


Honduras es el segundo país de América Central más castigado por el VIH. Existen también otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) que afectan especialmente a las mujeres jóvenes y adolescentes hondureñas, así como a sus hijos e hijas. El sistema de salud público no cubre la detección y tratamiento de las ITS, por lo que solo los proveedores privados de salud facilitan un servicio que, además de ser caro, solo se da en las principales ciudades del país.

Para acercar la detección y tratamiento de las ITS a los entornos rurales y desfavorecidos, hemos puesto en marcha laboratorios móviles con personal sanitario que también actúa como formador en las comunidades. El proyecto, que llevamos a cabo con el apoyo de Grand Challenges Canadá, servirá para prestar apoyo a 1.500 mujeres y 500 hombres.


Pero no solo reaccionamos ante el sida, sino que también nos centramos en su prevención. Trabajamos con 140 adolescentes mediante actividades lúdicas y de reflexión para que conozcan sus derechos sexuales y reproductivos, los riesgos asociados a las ITS y el impacto de la paternidad y maternidad tempranas en sus vidas. También desarrollamos el proyecto "Nuevas masculinidades y feminidades". En él, sensibilizamos a 300 hombres y mujeres adultos en torno a la importancia de cuidar la salud sexual y reproductiva de la familia, haciendo hincapié en la responsabilidad de los hombres al respecto.

Promotores de salud en Etiopía


Sabemos que la sensibilización y prevención resultan fundamentales para frenar la epidemia del sida. Por eso, en Wolaita, Etiopía, impulsamos la creación de grupos de promotores de higiene que ya han visitado a 130 familias de la zona. Una de sus labores principales es la entrega de material informativo relacionado con la planificación familiar y la prevención del sida y la malaria, dos de las enfermedades más comunes de la zona.



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