Es 22 de junio, hace calor, los niños y niñas están inquietos en sus pupitres, hablan, se ríen nerviosos, los profesores ya han desistido y han decidido no seguir con las clases, suena la campana y, ¡por fin libres! Ha llegado el verano y con él las vacaciones escolares, el momento más temido de los padres y el más deseado de los hijos. Dos meses en los que a veces la jornada laboral de los padres se compagina con el tiempo libre de los niños y niñas, y en los que los abuelos y, desafortunadamente muchas veces la televisión y las diferentes videoconsolas, juegan un papel fundamental.
No obstante, hay muchas alternativas que, además de entretener a los más pequeños de la casa (y no tan pequeños), les ayudarán a conocer a nuevas personas, adquirir valores, acercarse a la naturaleza… Los campamentos son una las mejores opciones, ya que actualmente cuentan con una gran oferta en la que se incluye toda temática posible (cocina, robótica, deportes, idiomas…). Pero, ¿Qué aporta realmente un campamento de verano? ¿En qué beneficia a los niños?
Compañeros nuevos: a día de hoy, son muchos los niños que prefieren relacionarse a través de móviles, consolas y juegos electrónicos y que han perdido esa capacidad de hacer amigos. Ir a un campamento en el que todos son nuevos y no conocen a nadie va a ayudar no solo a conocer gente, también a perder la vergüenza, a aprender a relacionarse con chicos de otras edades, de otros colegios, con otros gustos, de distintas culturas y a alejarse por unos días de las nuevas tecnologías.
Actividad física: uno de los aspectos más positivos de los campamentos de verano es la gran cantidad de ejercicio que realizan los jóvenes: deportes, yincanas, carreras en la piscina, excursiones al campo. Esto les enseña a llevar un estilo de vida más saludable, a romper con el sedentarismo y con la cultura de la comida rápida y precocinada en un país en el que según datos de 2015 de la OCDE, tres de cada diez niños sufren sobrepeso u obesidad.
Medio ambiente: los niños no solo se acercarán a la naturaleza, sino que aprenderán a cuidarla y a respetarla. Los campamentos fomentan un estilo de vida consecuente con el medio ambiente y sostenible a largo plazo.
Prejuicios y miedos: aunque los niños son los primeros que van a quitarse todos los miedos, este punto es más importante para los padres y madres. Aprender a dejarles solos y a que sean más independientes resulta fundamental para su crecimiento y formación personal.
Alimentación: aprender a comer de todo, de forma rápida y sin quejas es uno de los beneficios añadidos que uno no se espera de un campamento de verano, pero que sin duda favorece no solo a la salud física de los niños y niñas sino también a la salud mental de padres y madres.
Más allá de los libros: el aprendizaje de los campamentos se escapa de lo convencional. Inculcar valores, fomentar el respeto y la igualdad, trabajar desde y para la solidaridad, asumir responsabilidades… son máximas sobre las que trabajan la gran mayoría de los campamentos y que permiten a los niños crecer personalmente y de una forma abierta y dirigida a compartir con los demás.
Excursiones: en función del campamento elegido se harán unas visitas u otras, pero en todos los casos servirán para que los niños conozcan nuevos lugares y aprendan a apreciar la cultura y el arte.
Nuevas experiencias: desde montar en tirolina hasta aprender a ordeñar vacas, los campamentos son lugares en los que cada día se aprende y se vive algo nuevo.
Trabajo en equipo: son pocos los trabajos actuales en los que no tengas que colaborar con los compañeros y desde los campamentos se encargan de fomentar y enseñar a trabajar en equipo, a respetar las ideas de todos y a transmitir las propias.
Ocio: no nos olvidamos de lo más importante. Pasárselo bien va a ser el principal objetivo de los niños y de los propios monitores. “Me aburro” no forma parte del vocabulario del campamento y es que incluso las tareas más educativas… ¡van a ser divertidas!
Campamentos al alcance de todos y todas
A pesar de las distintas ayudas y becas que ofrece el Gobierno, son muchas las familias que siguen sin poder permitirse pagar un campamento de verano. Según datos de 2014 recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 11,3% de los escolares no asiste a ninguna actividad extraescolar, cifra que alcanza el 20% entre la población con los ingresos más bajos.
Ayuda en Acción con su programa Aquí también de apoyo a la infancia y las familias con menos oportunidades se encarga, a través del establecimiento de alianzas con distintas organizaciones de ocio urbano, de facilitar el acceso a estos campamentos urbanos. El verano pasado, 363 niños y niñas de Madrid, Cataluña y Baleares pudieron participar en ellos gracias al programa. Además de los campamentos urbanos, Aquí también fomenta la participación de los más jóvenes en distintas actividades de ocio educativo a lo largo de todo el año: formación en alimentación saludable, creación de coros infantiles, programación de videojuegos a través del proyecto GEN10S con Google.org… y lo hace con el objetivo de acabar con la exclusión social desde todos los frentes: familias, centros educativos y organizaciones sociales. No debemos olvidar que la pobreza infantil en España afecta a más de 2,7 millones de niños y niñas, y 1 de cada 3 niños es susceptible de continuar en la misma situación en el futuro.
Los campamentos de verano son una de las mejores experiencias que los niños y niñas pueden vivir, todos tienen que tener las mismas oportunidades de disfrutar, aprender, caerse, ir de excursión, hacer manualidades… ¡Porque la diversión y la felicidad no sean para ningún niño un lujo sino un derecho!