Día tras día, la basura que generamos aumenta de forma considerable e insostenible. Se estima que una familia tipo de cuatro miembros genera, a lo largo de un año, en torno a dos toneladas de basura. Por lo tanto, incluyendo a todos los humanos que habitan el planeta, se estima que la cifra generada es de 3,5 millones de toneladas de desperdicios. ¿Lo peor de todo? Que muchos de estos desechos irán a parar a vertederos, al fondo del mar o a hornos de combustión, provocando aún más daño en el medio ambiente.

Principios básicos en el manejo de la basura


Si bien es cierto, en los últimos años la conciencia ciudadana se ha visto abofeteada por la terrible realidad; motivo por el cual, tanto las políticas estatales como las actitudes individuales están variando de forma muy positiva.

Sin embargo, se tiende a reducir el manejo de la basura al punto de reciclaje cuando, en realidad, existen muchas otras acciones que no se tienen tan en cuenta y también suponen una gran mejora de la administración de residuos.

Estamos hablando de la regla de las 3R. Es decir, de forma errónea se ha tendido a sintetizar los tres conceptos en uno solo, pero es que los otros dos también son fundamentales para la protección del medio ambiente. R de reducir y R de reutilizar. Aquí recae la importancia de intentar disminuir la producción de despojos y, a su vez, de poner en marcha nuestra imaginación para darles un segundo uso, una vida totalmente nueva, con una función útil y provechosa.

¿Cómo aplicar la regla de las 3R?


La acción de reciclar, reducir y reutilizar se asemeja un poco al cepillado de los dientes. ¿Sabrías decir por qué? ¡Muy sencillo! Desde pequeño sabes que lavarte los dientes de forma correcta es beneficioso para tu boca, que si no lo haces las consecuencias pueden llegar a ser muy dolorosas; pero, aun así, hasta que no coges la costumbre no lo haces.

Y es que, como todo en la vida, es necesario ser constante con las 3R; para ello, un buen truco es enseñar a nuestros hijos, sobrinos, nietos, alumnado… a hacerlo desde la infancia. ¿Cómo? Con creatividad, ¡con manualidades con reciclaje!

Manualidades con reciclaje


Esta es una de las mejores y más originales formas de acostumbrar a los más pequeños la regla de las 3R. Existen miles de ideas, todas ellas igual de válidas, pero hemos seleccionado estas para ti.

Gusano de tapones


Con todos los envases que utilizamos a diario, al final de la semana se acumulan decenas de tapones. Una opción a mayores del reciclaje o la donación es la creación de un gusano. Para ello, es necesario acumular en torno a 25 tapones para conseguir una longitud media, pero se pueden añadir tantos tapones como tamaño queremos que tenga el animal.

Una vez conseguida la cantidad adecuada, hay que agujerear el centro del tapón; esta parte es fundamental llevarla a cabo bajo la supervisión de un adulto, pues se necesita un elemento punzante. Una vez agujereados todos los elementos, se ordenan según la combinación deseada: un arcoíris, franjas de colores, tonos verdes… Y, tras decidir cuál es la mejor combinación para el helminto, se unen con una tanza transparente que atravesará todos y cada uno de los agujeros. Como extra, la cabeza se puede crear también a partir de tapones, pero también se puede utilizar la cajita de la sorpresa de un huevo de chocolate, aportando así la diferencia. Por último, personalizar la cara con un rotulador permanente y… ¡listo!



Nueva llamada a la acción


Derriba las latas


Del mismo modo que con los tapones, las latas se van acumulando día sí y día también. Para reciclarlas de la forma más divertida, se pueden transformar en las “latas locas”. Para ello, es necesario reutilizar 10 latas. Una vez lavadas y secas, procederemos a pintarlas. En esta parte no hay nada que explicar, simplemente dejar volar la imaginación y personalidad del infante: de colores planos, combinados, a franjas… ¡Cualquier opción es buena! Tras esperar a que esta capa de pintura seque, solo falta otorgarles vida con un rotulador permanente. Se pueden poner diferentes caras de enfado, alegría, tristeza, etc. Representando todas las emociones. ¿Lo siguiente? Colocarlas en forma de pirámide, conseguir una pequeña piedra, tomar distancia y… ¡a derribar las latas locas!

¿Te gusta lo que lees? Si quieres saber otra forma de divertirte con los más pequeños de la casa no dudes en leer el siguiente post sobre películas infantiles que transmiten valores.

Libretas de papel reciclado


Hacer papel reciclado casero es sencillo, rápido y muy bonito. Al final del proceso resulta un papel con una textura totalmente distinta, ruda, pero perfecto para libretas o marcos. A diferencia de las manualidades anteriores, esta necesita alguna herramienta extra: un recipiente grande, batidora y escurridor, una esponja y mallas y telas antiguas.

En primer lugar, hay que recopilar todo el papel que haya por casa, eso sí, aquel papel que suponga un desecho: revistas, periódicos, propaganda o folletos. Una vez acumulada una buena cantidad de materia prima, la cortamos en pequeños trozos. Una vez cortado, se deposita en el recipiente y se añade una cantidad de agua caliente que duplique la cantidad de papel, aproximadamente. Es recomendable dejarlo en remojo durante media hora para, después, triturarlo con ayuda de la batidora. Cuando consigamos una pasta homogénea, la extendemos sobre la malla con ayuda de una cuchara o rodillo y eliminamos el exceso de agua con ayuda de la esponja.

Por último, solo es necesario esperar a que se seque, momento en el cual ya podremos usarlo para crear vistosos marcos de fotos, cubiertas de libretas, cajitas de regalo o cualquier idea que se te pase por la cabeza.

Como ves, las opciones son muy amplias y estas son solo algunas ideas. El objetivo que se consigue es dar una nueva vida a objetos que, en principio, ya habían cumplido su función. De esta forma, se reducen residuos, se intenta preservar el medio ambiente y se reduce nuestra huella ecológica. Pero también, llevar a cabo estas manualidades con reciclaje supone una apuesta segura por la diversión, la toma de conciencia y un momento inolvidable en familia. ¡Anímate!