“A pesar de que la ciencia avanza rápidamente, el protagonismo de las mujeres en ella va mucho más lento”. Esta percepción de Nicole, una de las labers que han formado parte del proyecto L@bs4OPPS en Palma (Islas Baleares) evidencia una realidad: la brecha de género sigue siendo patente en los sectores denominados STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en sus siglas en inglés). Es por ello que la Organización de Naciones Unidas (ONU) decidió dedicar el 11 de febrero al Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y, de esta forma, visibilizar el trabajo de las mujeres en este ámbito y fomentar la cultura científica entre las jóvenes.
Y es que los datos corroboran la existencia de esta brecha de género. Según un estudio realizado precisamente por la ONU en 14 países, la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2%, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%.
Uno de los principales motivos de esta diferencia entre hombres y mujeres es que el mundo de la ciencia y la tecnología ha estado tradicionalmente asociado al género masculino. De ahí que, en muchas ocasiones, las mujeres y niñas no contemplen este tipo de disciplinas como una opción válida a la hora de elegir dónde encaminar su futuro laboral.
Sin embargo, y aunque todavía queda mucho camino por delante, esta tendencia está cambiando. Las niñas, adolescentes y mujeres poco a poco están conquistando estos nuevos escenarios. Así lo reflejaba la VIII Encuesta de Percepción Social de la Ciencia, puesta en marcha por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), que detectaba un incremento en el interés de las mujeres por este tipo de disciplinas. En este cambio de tendencia han tenido mucho que ver la sensibilización, la educación (cada vez más dirigida a disminuir esta brecha de género) y la puesta en marcha de iniciativas dirigidas a acercar la ciencia a las mujeres y las niñas.
Nicole, de 19 años, es un ejemplo de este cambio de paradigma: “Mi familia no me crió como una niña que tenía que hacer cosas de niñas, sino como una persona que podía hacer lo mismo que mis primos y primas. Juntos hemos jugado a crear todo aquello que nuestras pequeñas manos nos dejasen construir en el taller de mi abuelo, también aprendimos a cocinar con mi tía y a bordar, pintar, cantar… sin distinción de sexos. Sin duda, esta diversidad de aficiones me ha enseñado que yo podía adquirir cada una de ellas y soñar ser doctora, ingeniera, chef…”, recuerda.
Iniciativas que luchan por reducir la brecha de género
Ayuda en Acción trabaja para que otras jóvenes como Nicole vean la ciencia y la tecnología como una oportunidad de futuro. Por ello, ha puesto en marcha el proyecto L@bs4OPPS, que el año pasado se desarrolló en el IES Josep Sureda i Blanes del barrio de Son Gotleu, en Palma, y al que este año se han unido dos centros más: el IES El Portillo (Zaragoza) y el CPI Virxe de Cela (Monfero, A Coruña). Estos labs son espacios alternativos de formación y aprendizaje dirigidos a mejorar las oportunidades de desarrollo personal y profesional de las y los jóvenes al futuro laboral y a disminuir la brecha de género, mediante la formación en nuevas tecnologías y la creación de proyectos sociales con base tecnológica.