El alumnado en hogares con menos recursos tiene una tasa de abandono temprano de 7,5 veces superior que aquel en hogares con rentas altas, y una tasa de repetición de 5,5 veces. Además, la mitad de las personas que crecieron en un hogar con un nivel básico de estudios no superan ese mismo nivel educativo, y dos tercios no consiguen un nivel superior, según datos del Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil en 2020.
El nivel educativo de la familia es un factor de importancia en el abandono educativo temprano, especialmente el de la madre. En 2020 según datos del INE, el porcentaje de abandono de jóvenes cuyas madres tienen estudios superiores se sitúa en solo el 3,6 %, que se incrementa al 10,1 % si solo alcanzan la segunda etapa de educación secundaria. La tasa de abandono temprano aumenta hasta el 20,5 % cuando la madre solo alcanza la primera etapa de educación secundaria, y si solo logra educación primaria o una etapa inferior, es de 39,2 %.
Ayuda en Acción y su proyecto “Una escuela que rompe barreras” por una educación inclusiva
En los diagnósticos realizados por Ayuda en Acción previos a la puesta en marcha de su línea de educación en España “Una escuela que rompe barreras” la percepción del compromiso de las familias era la siguiente:
“Las familias no perciben la educación como una prioridad para el desarrollo de los niños y niñas, sobre todo por las bajas expectativas de éxito que tienen en torno a la educación formal. El alumnado acude tarde a clase, incorporándose pasadas varias horas tras el comienzo de la jornada lectiva y por la insistencia del profesorado que hace llamadas telefónicas continuas cuando faltan. El alumnado en sus casas no tiene rutinas ni hábitos, y además tiene la capacidad de decidir cuándo va al colegio y no, resultado de la sobreprotección de madres y padres”. Informe de diagnóstico de un centro de educación primaria a partir de la participación de comunidad educativa.
Además, tienen expectativas muy bajas en cuanto al rendimiento académico de sus hijas e hijos, y sobre lo que el sistema educativo puede aportar en la formación de las niñas y niños para el futuro.
A esto se le suma que, en su mayoría, no han completado la educación obligatoria, desconocen el idioma, o viven en situación de analfabetismo funcional, carecen de competencias lecto escritoras y digitales básicas, así como medios suficientes para comunicarse con el centro o para apoyar la educación de sus hijos e hijas.
Problemas socioeconómicos de las familias
Los múltiples problemas socioeconómicos al no contar con una fuente de ingresos estable que les permita cubrir sus necesidades básicas. Sirva de recordatorio que, en el año 2020, el 14,1 % de la población activa de 25 a 64 años está desempleada, si bien esta tasa se incrementa hasta el 27,7 % si consideramos únicamente a las personas que tienen estudios primarios e inferiores.
Esta situación socioeconómica se agrava en el caso de las mujeres que, de acuerdo a los datos del INE, presentan hasta 10,5 puntos porcentuales más de desempleo con respecto a los hombres cuando solo se ha alcanzado la educación primaria y hasta 18,3 puntos si la educación ha sido inferior.
La imposibilidad de cubrir sus necesidades básicas hace que las familias tengan que recurrir al sistema de prestaciones y vivir del subsidio o prestación que se deriva de éste. Las familias normalizan esta situación atendiendo a la falta de oportunidades que tienen.
En consecuencia, el bajo nivel educacional y formativo de las familias, así como los múltiples problemas socioeconómicos, y la ausencia de una rutina, hace que entre las familias exista apatía y escaso interés por participar en el proceso educativo de sus hijos e hijas, y apoyarles en los hábitos de estudio y rutinas que fomenten su aprendizaje.
Ayuda en Acción genera espacios participativos e inclusivos
Todos estos datos hacen que desde la línea de educación de Ayuda en Acción fomentemos un espacio de intercambio de conocimientos y experiencias sobre cómo promover la participación de las familias en los centros educativos para que valoren la educación de sus hijos e hijas, y colaboren con docentes, orientadores/as, equipos directivos y, autoridades educativas municipales, autonómicas y nacionales con las que se coordina Ayuda en Acción en Andalucía, Asturias, Comunidad Valenciana, Extremadura y Galicia.
Para ello se ha elaborado la “Guía para acompañar AMPAS/AFAS que fomentan una educación inclusiva” que presentaremos en la próxima jornada del 18 de noviembre en Avilés que organizamos en colaboración con el Ayuntamiento de Avilés y la Universidad de Oviedo para seguir promoviendo una educación inclusiva que tenga en cuenta la diversidad de necesidades y capacidades del alumnado y elimine toda forma de discriminación.