La infancia es uno de los colectivos más vulnerables en situaciones de pobreza. La falta de recursos familiares conduce, entre otras cosas, a una mala alimentación, en un momento en que esta resulta clave para la salud integral de la infancia. Pero a los problemas de desarrollo derivados de esa situación se suman, además, otras cuestiones. Los niños de la calle son una triste realidad en las zonas más desfavorecidas del mundo. Y, aunque en menor medida, también en los países más desarrollados.

¿Por qué hablamos de ‘niños de la calle’?


En algunos casos es la familia al completo la que vive en las aceras o en la periferia de las ciudades, en barrios chabolistas sin luz eléctrica o agua corriente. Y niños y niñas rebuscan en la basura en busca de comida o útiles que revender. Otras veces recorren la ciudad mendigando para tener algo que llevar a su familia.

En otros casos, la pobreza extrema lleva al abandono de los menores, que no son más que otra boca que alimentar. Y es así como aparecen los casos más extremos de los llamados niños de la calle, que deambulan sin rumbo fijo tratando de sobrevivir.

Esta situación se da especialmente en el caso de los varones. ¿Por qué? En países como Kenia, por ejemplo, tras la mutilación genital femenina las niñas pueden ser casadas siendo aún muy pequeñas. Su familia puede recibir a cambio una sustancial dote. En lugares como Nepal o la India acaban, a menudo, en manos de las redes de trata. Viven en burdeles donde son explotadas sexualmente día y noche. Técnicamente no están en la calle, tienen un techo y una cama, pero viven en un auténtico infierno.

La realidad de los niños de la calle


En muchos casos hablamos de menores que carecen no solo de recursos, sino también de adultos que les protejan. Viven en una situación de absoluto desamparo, y no tienen ni una alimentación adecuada ni un descanso reparador. Tampoco acceso a la educación, la llave fundamental hacia un futuro mejor.

Sin ella, la pobreza se convierte en un círculo vicioso del que resulta muy difícil salir. Y lleva a los menores a caer en manos de las mafias, en el consumo de drogas, la delincuencia...

En Ecuador los niños de la calle a menudo esnifan pegamento para escapar de la realidad, y se buscan la vida para poder comer. ¿Cómo ayudarles? Ayuda en Acción colabora desde 2002 con la labor que el proyecto salesiano ‘Chicos de la calle’ realiza en ese país. ‘Mi caleta’ en el norte de Quito, es uno de sus centros de referencia. Un albergue en el que, además de un techo y una cama, los niños de la calle cuentan con apoyo y educación, la mejor arma para no caer de nuevo en la pobreza.

Niños de la calle en España


En nuestro país, la razón de su existencia está fundamentalmente en la inmigración.  Hablamos de los llamados MENA, menores no acompañados. Es decir, niños y niñas migrantes que viajan solos, un colectivo extremadamente vulnerable que, en los últimos años, no ha dejado de aumentar.

Al llegar a nuestro país, se les realiza un reconocimiento médico y se establece su edad aproximada. Si son considerados oficialmente menores de edad son enviados a residencias tuteladas. Es decir, centros temporales hasta que sean acogidos por una familia o cumplan la mayoría de edad. ¿Cómo es posible, entonces, que se conviertan en niños de la calle? Hay básicamente dos vías: por un lado, existen ciertos errores a la hora de determinar la edad. Establecerla puede resultar más fácil cuando son pequeños, pero la cosa no está tan clara si hablamos, por ejemplo, de menores de 14 o 15 años cuya estatura o desarrollo puede hacerles parecer mayores.  Y, por otro, a menudo, los centros se ven desbordados, y los chavales huyen.

En ambos casos acaban convertidos en niños de la calle, una situación que aumenta la probabilidad de que acaben cayendo en manos de las mafias. Y también de que empeore su estado físico y emocional, ya de por sí bastante precario.

¿Cómo puedes ayudar a los niños de la calle?


En el caso de las niñas y niños migrantes, existe la posibilidad de ofrecerte como familia de acogida. Pero sabemos que eso no está al alcance de todo el mundo. Y, aunque es una gran ayuda, en realidad tampoco supone una solución a largo plazo. Lo mejor es tratar el problema en origen.

Tanto aquí como en el resto del mundo, los niños de la calle son producto de la falta de oportunidades. Por eso, desde Ayuda en Acción trabajamos cada día para eliminar la pobreza extrema, facilitar el acceso a la educación y mejorar las condiciones de vida de la infancia a nivel internacional. ¡Anímate a colaborar con nosotros!



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