Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2015 murieron 830 mujeres al día por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto, es decir, un total de casi 303.000 mujeres. Esta cifra dista mucho de las 532.000 muertes maternas que se registraron en 1990, pero todavía queda muchísimo trabajo por hacer. Especialmente, en los países en desarrollo.


Seguro que este dato no te sorprende, pero te diremos que casi el 100% de las muertes maternas se producen en estos países. Entornos de pobreza, contextos de crisis humanitaria o conflictos bélicos son los encargados de que África y Asia sean los continentes con un índice más alto de mortalidad materna en todo el planeta: 201.000 muertes en el África subsahariana y 66.000 en Asia Meridional.


Pero también es importante tener en cuenta que no solo estos factores que te mencionamos influyen en la mortalidad materna: dentro de un mismo país puede haber abismales diferencias entre zonas urbanas y rurales, o entre personas con y sin recursos. Otro factor importantísimo a tener en cuenta es la educación sexual, así como el acceso a métodos para prevenir el embarazo. En los países en desarrollo se producen muchos más embarazos que en los países desarrollados: esto, sumado a un sistema de salud más precario, supone un mayor riesgo estadístico de morir durante el parto o por complicaciones derivadas del mismo. También en estos países se da una tasa mucho más alta de embarazos en adolescentes de menos de 15 años, que son el colectivo con un índice de mortalidad materna más elevado.


¿Cuáles son las principales causas de mortalidad materna?


Más de un 80% de las muertes maternas se producen por 4 causas principales, todas ellas evitables si se dispone del material sanitario y de los conocimientos necesarios para tratarlas. ¡Veamos cuáles son!


1. Hemorragias intensas


Hay varias causas que pueden provocar hemorragias intensas durante el parto: un desgarro uterino, la ruptura de un embarazo ectópico (cuando el óvulo se implanta fuera del útero) y problemas derivados de la placenta. Esto puede suponer la muerte en menos de dos horas.


2. Infecciones


Dar a luz en condiciones poco higiénicas puede provocar que la madre padezca una infección gravísima que desemboque en una septicemia, una infección que se expande por todo el cuerpo a través de la sangre.


3. Eclampsia y preeclampsia


La eclampsia es una enfermedad que aparece a partir de la segunda mitad del embarazo, durante el parto o incluso en el puerperio. Provoca hipertensión, convulsiones o derrames cerebrales y es una de las causas de mortalidad materna más graves. En su fase más precoz se conoce como preeclampsia y esta puede diagnosticarse a través de la hipertensión y del nivel de proteínas en la orina.


4. Parto obstruido


En ocasiones, la pelvis materna puede impedir la salida del feto. Esto sucede cuando el bebé es demasiado grande en relación con el tamaño de las caderas de la madre, cuando nacen gemelos, cuando la madre mide menos de 150 cm… En estos casos, tanto el bebé como la madre tienen un elevado riesgo de fallecer si no se toman medidas apropiadas.



Ninguna mujer del mundo debería ser invisible. Defiende sus derechos.



Otras causas de mortalidad materna


Además de las causas que ya te hemos mencionado, hay otras menos habituales que también tienen una gran incidencia sobre el número de madres que mueren durante el parto o por motivos relacionados con el mismo. Entre ellas, las complicaciones de un aborto peligroso suponen casi un 15% del total de muertes maternas. Según la OMS, un aborto peligroso es aquel que se da en condiciones sanitarias no adecuadas, cuando lo practica una persona sin capacitación o cuando se dan ambas características. Y, según datos de la propia OMS, 8 millones de abortos en todo el mundo pueden considerarse peligrosos. Una cifra escalofriante, ¿verdad?


También hay enfermedades que pueden suponer un riesgo para el embarazo o que se vuelven más graves cuando la mujer está embarazada: entre ellas, queremos destacar el paludismo, el VIH, la anemia o diferentes enfermedades de carácter cardiovascular. Todas requieren de un seguimiento médico especializado que disminuya el riesgo tanto para la madre como para el bebé, algo inimaginable en muchísimas partes del mundo.


Cómo prevenir y reducir la mortalidad materna


Sin lugar a dudas, una asistencia sanitaria de calidad es vital para reducir la mortalidad materna. Sin embargo, son muchas las zonas en las que las mujeres no tienen acceso a la misma, y por motivos muy diversos:


• Porque viven en zonas remotas y carecen de medios de transporte para trasladarse a un centro sanitario

• Debido a creencias culturales o al estatus social de la mujer

• Por deficiencias en el propio sistema sanitario, cuya calidad es altamente deficiente

• Por falta de información sobre medidas anticonceptivas y demás datos sanitarios

• Por causas ajenas a la persona, como la pobreza estructural o los conflictos


Si queremos reducir la mortalidad materna, es esencial luchar contra estos elementos y fomentar la educación y el acceso a los servicios sanitarios para embarazadas, proporcionando una asistencia continuada tanto a las madres como a los bebés. También es importantísimo realizar actuaciones a nivel comunitario, para aumentar el conocimiento local y eliminar prácticas tradicionales que puedan ser nocivas para la gestación y el parto.


Del mismo modo, involucrar a la comunidad supone un aumento en la formación y, por tanto, hace que sea más sencillo actuar adecuadamente ante un imprevisto durante la gestación o en el mismo momento del parto. Una intervención rápida ante factores como una hemorragia puede suponer una diferencia clara entre la vida y la muerte de la madre.