De 2020 se esperaba que fuese el año de las mujeres. La Plataforma de Acción de Beijing, el plan más progresista de la historia para defender sus derechos, cumplía su 25 aniversario. Los avances, aunque tímidos y desiguales, se sucedían. Pero llegó la COVID-19. Un año después del inicio de esta crisis, vemos cómo la pandemia está agravando la desigualdad de género en todas las esferas: sanidad, seguridad, cuidados, liderazgo… La economía tampoco es una excepción. Hoy queremos hablarte del impacto de la COVID-19 en las mujeres emprendedoras de América Latina.
Mujeres emprendedoras en América Latina: ¿mismos retos que los hombres?
Al leer este título, quizás pienses: ¿acaso emprender no está lleno de obstáculos tanto para hombres como para mujeres? La respuesta es sí, pero no. Sí porque existen una serie de dificultades comunes cuando se decide crear un negocio propio. Y no porque, en el caso de las mujeres emprendedoras, a estas barreras hay que sumarles lo que Irene Arias, gerente general del BID Lab, el laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo, llama las tres ces:
- Capital: ellas tienen mayores dificultades para acceder a financiación. En América Latina y el Caribe solo el 1% de las mujeres emprendedoras tienen acceso a fuentes de financiación claves como el capital semilla o los fondos de capital de riesgo. Además, las mujeres tienden a financiar sus negocios con recursos personales, de familiares o de amistades, mientras que los hombres suelen acceder a fuentes más diversas.
- Contactos: Arias también señala que ellos suelen dedicar más tiempo a construir redes de contactos para su proyecto, mientras que las tareas del hogar y los cuidados impiden que las mujeres puedan estar a la misma altura.
- Conciliación: la odisea de conciliar vida familiar y profesional se ceba con las mujeres emprendedoras. Según un informe sobre emprendimiento en América Latina, el 80% de las mujeres emprendedoras entrevistadas, todas ellas con negocios de alto rendimiento, apuntaban a la conciliación como principal obstáculo para el crecimiento de su negocio.
En América Latina y el Caribe solo el 1% de las mujeres emprendedoras tienen acceso a fuentes de financiación claves para el desarrollo de sus ideas. Clic para tuitear
¿Cuál es el impacto de la COVID-19 sobre las mujeres emprendedoras?
A la ecuación de obstáculos comunes y específicos hay que sumar ahora la COVID-19. La pandemia está afectando de forma desproporcionada a las mujeres. ¿La principal razón? Cuando llegan curvas económicas como la actual, muchas mujeres parten de una situación de desventaja que limita su capacidad de recuperación:
- Ganan menos.
- Ahorran menos.
- Tienen puestos de trabajo más precarios.
- Trabajan más en el sector informal.
- Gozan de menor acceso a protecciones sociales.
- Forman la mayoría de hogares monoparentales… Y la lista continúa.
Dueñas de su negocio, capitanas de sus vidas
A pesar de las barreras, América Latina es la región con mayor porcentaje de emprendimiento femenino del mundo. No te pierdas la inspiradora historia de varias de las mujeres emprendedoras a las que apoyamos desde Ayuda en Acción.
Ana Elisabeth teje su futuro en Perú
Ana Elisabeth Aquino vivía con su marido y sus dos hijos en Nuevo Pedregal, ciudad de Piura. En 2017, las inundaciones del río Piura provocadas por El Niño hicieron que lo perdieran todo y fueran desplazados a Nuevo San Pedro.
Construir una nueva vida no fue fácil. Sin embargo, gracias al apoyo de Ayuda en Acción, Ana Elisabeth entró a formar parte de ARTCUMO, una asociación de artesanas de Cura Mori dedicadas a la producción y venta de artículos de paja toquilla. Este trabajo, nos cuenta, ha supuesto el salvavidas de su familia durante la COVID-19:
Al comienzo de la pandemia mi marido, que trabajaba como taxista, enfermó de COVID-19. Tuve que cuidarle y pude sustentar a la familia gracias a los ingresos que obtenía con lo que tejía.
Pese a los problemas, su historia demuestra que tirar la toalla nunca es una opción. Todo lo contrario: asegura que ser emprendedora significa “luchar siempre por salir adelante y buscar la máxima calidad en su negocio”.
Mascarillas artesanales hechas por mujeres miskitas en Honduras
Lidia García y otras 10 mujeres de Puerto Lempira (Honduras) se ganaban la vida confeccionando prendas y ropa de cama. También cocinando y vendiendo empanadas casa por casa. Hasta que llegó la COVID-19 y las restricciones de movilidad dieron al traste con todo. Sin embargo, lejos de rendirse y gracias al apoyo de Ayuda en Acción, se han convertido en emprendedoras y ahora producen mascarillas artesanales. ¡No te pierdas este vídeo para saber más sobre su historia!
Igualdad con sabor a cacao en Ecuador
¿Sabías que Ecuador presume de tener el mejor cacao de aroma del mundo? Con el apoyo de Ayuda en Acción, 45 mujeres emprendedoras de Timbiré, al norte del país, han podido convertir las bondades de este producto estrella en una oportunidad para su desarrollo. Lo han hecho además en un contexto, el de la pandemia, lleno de dificultades que han sabido sortear.
Forman la Asociación de Mujeres Afroecuatorianas Timbiré en el Futuro (AMATIF) y se dedican a impulsar proyectos que generen ingresos para ellas y sus comunidades. El cultivo, fabricación y venta de cacao fino de aroma y chocolate, en el que colaboramos, es uno de ellos.
Estas emprendedoras se encargan de todo el proceso y nos cuentan que la clave de su éxito es el valor añadido que le dan al cacao. ¿Cómo? Produciendo de forma social y económicamente responsable derivados como el chocolate para bebida caliente, el chocolate al 100%, el chocolate al 60% y pequeñas chocolatinas.
Saidi Angulo, coordinadora de AMATIF, señala que trabajar asociadas es lo que está permitiendo a estas mujeres sobrevivir a la pandemia:
Con los obstáculos de la pandemia algunas compañeras se están desanimando. Pero yo les digo que unidas y organizadas podemos salir adelante […]. Emprender en grupo es muy positivo porque hay unión, comprensión, trabajo en equipo… Además, organizadas es como podemos lograr un mayor apoyo e las instituciones.
Ahora, más que nunca, queremos apoyar los proyectos de mujeres emprendedoras como Fanny, Elisabeth o Saidi. ¿La razón? Solo poniendo en el centro de la recuperación a las mujeres podremos garantizar una salida de la crisis que respete la igualdad de género y los derechos de las mujeres en todo el mundo.