Si hay algo a lo que nunca damos el crédito necesario es a la tecnología que un día fue un prototipo y, más tarde, invento; de la rueda al telégrafo, la pólvora, la imprenta, la anestesia, los antibióticos o la máquina de vapor y el transistor… ¡Objetos que revolucionaron el mundo tal y como se conocía hasta ese momento!
La mayoría de estos, además, son y hasta se han señalado como “masculinos” debido al machismo y a la subordinación de la mujer frente a la figura del hombre a lo largo de la historia de la humanidad.
Por ello, hoy nos hemos decidido a hablar acerca de la vida profesional de 4 mujeres inventoras sin las que nuestra vida no sería tal y como la conocemos; porque ellas y ellos no tiene sentido, sino nosotros; nosotros, juntos, hemos cambiado y seguimos cambiando el mundo. La humanidad entera.
1. Augusta Ada Lovelace (1815-1852)
La primera de las cuatro mujeres escogidas se trata, ni más ni menos, de la precursora de la mayoría de los lenguajes de programación de ordenadores y la primera informática del mundo. ¡Y sí, las fechas en las que se enmarcó su vida son correctas! Ada, condesa de Lovelace, creó el primer algoritmo destinado a ser procesado, de forma autónoma, por la primera máquina analítica de la historia, inventada por el matemático Charles Babbage, quien fue amigo y colega.
La particularidad del trabajo de Ada Lovelace es que, mientras Babbage —igual que muchos otros matemáticos— solo previó el cálculo de números en su propio invento, Ada vaticinó e inició los pasos siguientes que daría la computación. Así pues, sus notas han sido importantísimas para los siguientes capítulos de la historia humana, y quizá, sin ella, nada habría sido igual en un mundo en el que no entendemos la vida sin informática.
2. Lillian Moller Gilbreth (1878-1972)
Esta estadounidense que vivió en la Costa Oeste de los EEUU durante toda su vida fue una de las primeras mujeres ingenieras con un doctorado de la historia y, casi con toda seguridad, una de las primeras psicólogas industriales. Tuvo 12 hijos e inventó el cubo de basura con pedal y los estantes para la nevera, entre otros trabajos en su larga trayectoria profesional. Tanto ella como su esposo fueron expertos en eficiencia que se dotaron de su experiencia personal para estudiar aquellas mejoras que podían aplicarse en casa y ofrecer una mayor funcionalidad en el día a día de cualquier hogar medio americano.
3. Hedy Lamarr (1914-2000)
Sobre Hedy Lamarr ya hablamos en artículos anteriores, pero su contribución a la ciencia humana se ha visto opacada por la edad de oro del cine de Hollywood. La realidad es que Lamarr, quien no tenía formación científica más allá de un interés innato por la ciencia y la tecnología, consiguió crear un sistema de guía por radio para uso militar en la Segunda Guerra Mundial junto al pianista y compositor George Antheil. El sistema en sí utilizaba las frecuencias y el espectro radiofónico para detectar cualquier posible ataque, y codificado para evitar sustracciones de información. A grandes rasgos, se ha aceptado que la actriz es la precursora de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) como el bluetooth y el Wi-Fi. Alucinante, ¿verdad?
4. Beluah “Lady Edison” Louise Henry (1887-1973)
Quizá la inventora más prolífica del siglo veinte, Beluah Louise Henry se trasladó a Nueva York en 1924, donde vivió gran parte de su vida entre trabajos de inventora, consultora para empresas y miembro de la Sociedad Científica de Nueva York. Se le conocen más de 115 inventos, tales como la primera máquina de coser sin bobina, las esponjas de jabón para niños o la comercialización de paraguas o muñecas a gran escala. Fue una figura mediática durante décadas y una profesional muy reconocida en todo Estados Unidos desde sus primeras patentes en el año 1903.
Inventoras e inventos que revolucionaron el mundo
De Marie Curie a Angela Ruiz Robles, existen cientos de mujeres inventoras e inventos que han revolucionado el mundo a través de la tecnología. En su época, Marie Curie tuvo que desafiar el machismo de época en su país de origen, Polonia, para cursar estudios universitarios y, de nuevo, en la obtención del Nobel de Física (1903), cuyo jurado quería otorgar en exclusiva a su marido (algo a lo que Pierre se negó en rotundo) hasta Ángela Ruiz, profesora española que inventó el primer prototipo del e-book en formato de enciclopedia mecánica con la misma finalidad con la que la tecnología llega hoy a los países en vías de desarrollo: ofrecer oportunidades y acceso a la información.
Hay miles y miles de mujeres que cambian el mundo para mejor cada día, y que son inventoras que no aparecen (pero deberían aparecer) en los libros de texto, como nos recuerda la propuesta Supermujeres, superinventoras (Lunwerg Editores, 2018) de Sandra Uve, que recoge 90 inventoras imprescindibles de la historia, que, a su vez, demuestra la importancia de empoderar el trabajo de muchísimas personas que los distintos tipos de violencia contra las mujeres han alejado a menudo de la esfera pública y de los organismos de poder por razones de discriminación.
Como dijo el astrofísico y divulgador científico Neil Degrasse Tyson (1958), quizás el próximo Einstein se esté muriendo de hambre en África, y lo mismo ocurre con tantas y tantas mujeres silenciadas a lo largo y ancho de nuestro planeta, razón más que suficiente por la que seguir luchando por un futuro mejor para todas y todas.