- Cada año, más de 3 millones de mujeres y niñas menores de 15 años sufren la mutilación genital femenina
- La mutilación genital femenina causa graves daños físicos y psicológicos y en algunos casos incluso la muerte
Beshadu y Abeba tienen 21 años, ambas son de Etiopía y las dos han evitado ser mutiladas. Gracias al trabajo de organizaciones como Ayuda en Acción, pudieron enfrentarse a su familia y a su comunidad para defender sus derechos y su dignidad, pudieron desafiar a las tradiciones para proteger su salud. Sin embargo, son todavía muchas las niñas y mujeres a las que se les practica la mutilación genital femenina (MGF): se estima que cerca de tres millones de niñas menores de 15 años la sufren cada año. Cifra que hay que sumar a los 140 millones de mujeres que ya han sido mutiladas.
Cuando se habla de mutilación genital femenina se hace referencia a todos aquellos procedimientos quirúrgicos que, por razones culturales y no médicas, eliminen total o parcialmente los genitales femeninos. Ayuda en Acción trabaja en países como Kenia y Etiopía en colaboración con socios locales para evitar este sufrimiento al mayor número posible de niñas y mujeres.
Mutilación genital femenina: Kenia
Aunque no es dominante, según un estudio realizado por el gobierno keniano en 2003, casi una tercera parte de las mujeres del país de entre 15 y 43 años habían sufrido la mutilación genital femenina. Con los años, el número de mujeres mutiladas descendió hasta el 21% en 2015, pero dentro de los Masai se mantiene por encima del 70%. En total, esta práctica la realizan 29 de los 34 grupos étnicos del país.
El 7 de septiembre de 2001 Kenia declaró ilegal la ablación. Por primera vez, el Parlamento aprobó una ley en la que prohibía expresamente esta práctica y en la que establecía penas de entre 3 y 7 años de cárcel para aquellos que realizaran la mutilación, e incluso contempla la cadena perpetua en caso de que la niña muera. Además, también castiga con penas de cárcel de hasta seis meses y multas de 50 000 chelines kenianos (365€) a aquellos que marginen, rechacen, se alejen y se burlen de las mujeres que no se han sometido a la mutilación.
Sin embargo y a pesar de su prohibición, el rito de la ablación se sigue celebrando en muchas zonas rurales. Son sobre todo los ancianos, que disfrutan de una posición privilegiada en la sociedad y que ven la mutilación como una tradición, los que más presionan a las niñas. Es fundamental, por tanto, concienciar no solo a las mujeres y niñas, sino a toda la sociedad.
En Kenia, como en la mayor parte de los países, el rito de la ablación está relacionado con el paso de la niñez a la vida adulta, con la pureza, con la feminidad. Se justifica por la “necesidad de controlar la sexualidad de las mujeres”. Muchas también piensan que es necesario hacerlo por cuestiones de higiene y hay ciertas comunidades que creen que si el bebé toca con la cabeza el clítoris durante el paro, nacerá muerto o con una enfermedad mental. Tras la ablación, las niñas dejan de estudiar y son casadas a la fuerza. Esta práctica se convierte así en un instrumento de represión y sometimiento de las mujeres, que les impide empoderarse y desarrollarse.
Ayuda en Acción ha trabajado durante años en Tangulbei, Tharaka y Abakuria (Kenia) en colaboración con la Fundación Kirira. A través de distintas campañas y charlas educativas explicábamos las consecuencias de la ablación a padres, madres e hijas. También se organizaban clubs anti ablación (formados por grupos de entre 30 y 80 mujeres) en los colegios y se organizan juegos, cánticos y pequeñas obras de teatro con los más pequeños para dinamizar las enseñanzas.
Al proyecto se sumaron otras campañas en el sector sanitario o de infraestructura: construcción de escuelas, dormitorios para que las niñas estén más cerca de los colegios y así evitar posibles violaciones o ataques de animales salvajes, instalación de paneles solares, cocinas, letrinas… Además se edificaron dos casas de acogida para aquellas niñas repudiadas por no someterse a la mutilación y para acoger también a niños huérfanos.
Los resultados hablan por sí solos. En Tharaka se logró reducir en un 90% las ablaciones a las niñas, un porcentaje muy alto que se vio ligeramente disminuido ante la celebración de elecciones y ante la pandemia de la COVID-19.
Mutilación genital femenina: Etiopía
En este país del cuerno de África, Ayuda en Acción trabajó durante años junto a Action Aid para acabar con todo tinte de violencia contra mujeres y niñas.
En Etiopía, el porcentaje de mujeres que sufrían la mutilación genital femenina en 1997 era del 90%. La mutilación no distingue de religiones ni de etnias: la practican la gran mayoría de los 70 grupos étnicos que conforman el país y no hace diferencias religiosas, está extendida entre cristianos, musulmanes y falashas (judíos etíopes).
Creamos Grupos de Vigilancia en distintos distritos etíopes para concienciar a las comunidades sobre los peligros de la mutilación. Estos trabajan como grupos de presión y se encargan de vigilar y concienciar a la gente sobre los daños físicos y mentales que suponen este tipo de prácticas. Son muchos los que se han unido a esta causa, desde las más jóvenes hasta incluso alguna circundadora como es el caso de Weyuna Degefa, que después de asistir a un proyecto informativo decidió dejar de practicar la mutilación . Con este programa, desarrollado entre 2009 y 2011, conseguimos instruir a 644 mujeres, organizar 102 grupos de vigilancia y evitar que más de 400 niñas fueran sometidas a la ablación.