Hay muchos temas sobre los que aún no tenemos un gran conocimiento: el origen del universo, la vida extraterrestre, la naturaleza de la gravedad y la influencia del género en la salud mental. Sí, parece increíble, pero nada más lejos de la realidad: la salud mental de las mujeres es un completo desconocido.
Ahora, párate a pensar, cuántas veces has escuchado frases como: “eres una exagerada”, “estás loca” o “qué histérica”. Que todos estos adjetivos sean en femenino no es una casualidad. Como ocurre con todo lo desconocido, los prejuicios y estereotipos desempeñan un papel crucial. Pero, ¿somos las mujeres realmente tan histéricas o exageradas?
Desvelando la brecha de género en la salud mental
Existen multitud de factores que influyen en la salud mental de las personas. La genética, las experiencias pasadas, factores culturales o sociales o, incluso, la clase social. El género también tiene un gran papel en la salud mental.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el género condiciona de forma directa las experiencias que vive una persona. Dependiendo de si eres hombre o mujer, la sociedad impone unos roles u otros, exponiendo experiencias muy distintas que pueden afectar directamente a la salud mental e, incluso, al abordaje clínico.
Los estudios a nivel internacional han mostrado que las mujeres presentan peores resultados en salud mental que los hombres. Concretamente, en España la prevalencia de mala salud mental en las mujeres fue de 23,4%, mientras que en los hombres fue de 15,6%. Asimismo, también se constata un mayor número de diagnóstico de ansiedad y depresión y un mayor consumo de psicofármacos entre las mujeres, llegando incluso a ser el doble. Por otro lado, el estudio sobre Juventud y soledad no deseada en España destaca que la soledad no deseada es más frecuente entre las mujeres jóvenes que los hombres: 3 de cada 10 mujeres (31,1%) afirman sentirse solas frente al 2 de cada 10 hombres (20,2%).
Sin embargo, si nos alejamos de los indicadores clásicos, la realidad es mucho más compleja. Indicadores como la felicidad, el optimismo o la satisfacción con la vida señalan un patrón diferente a la hora de hablar de género y salud mental. Las mujeres tienen mejores resultados que los hombres.
Estereotipos de género y salud mental
No es una novedad que el género y, en especial, las mujeres viven rodeadas e influenciadas por estereotipos sociales. Y, en este caso, la salud mental no se queda atrás. Uno de los factores que más influye en las desigualdades de género en la salud mental es el papel que juegan los estereotipos de género en el discurso psiquiátrico y en la construcción desigual de las etiquetas de diagnóstico. ¿El resultado final? Las mujeres son con más frecuencia catalogadas como enfermas mentales.
Históricamente, la psiquiatría ha definido en base a un doble estándar la buena salud mental para hombres y para mujeres. En otras palabras, los instrumentos para medir la salud mental de una persona están basados en las construcciones de feminidad y masculinidad hegemónicas en cada sociedad. Así, la buena salud mental de las mujeres está relacionada con su rol de cuidados, sumisión, dependencia y sentimentalidad. Sin embargo, el bienestar de los hombres está ligado a características como la racionalidad, el liderazgo o la independencia.
Además, teniendo en cuenta que no se define igual la salud mental en hombres y mujeres, es posible que las escalas de valoración de la salud mental también se vean sesgadas en términos de género. Por lo tanto, características normativas del comportamiento femenino, como llorar o la hipersensibilidad, se interpretan como síntomas de depresión; mientras que dejaría fuera síntomas afectivos que se dan más entre los hombres.
Mujeres al límite: el impacto de los estereotipos de género en la salud mental
Mujeres que cuidan. Mujeres que son madres. Mujeres que son continuamente bombardeadas con imágenes de cómo debe ser su cuerpo, su piel o su actitud. Mujeres que, por el mero hecho de serlo, no consiguen puestos de trabajo. Mujeres que trabajan fuera y dentro de casa. Mujeres que sufren violencia. Mujeres que no pueden estudiar.
Los estereotipos sociales de género tienen un impacto enorme en la salud mental de las mujeres. Desde muy pequeñas, se les bombardea con expectativas, roles predefinidos que les dicen cómo deben comportarse, qué pueden hacer o no pueden hacer.
Las mujeres se enfrentan a pretensiones desde ser la “cuidadora de la familia”, provocando que sacrifiquen sus propias necesidades en favor de los demás, hasta ser la “mujer perfecta”, motivado por estándares de belleza poco realistas, promovidos por la sociedad y los medios de comunicación, que pueden llegar a provocar trastornos alimenticios y una imagen corporal negativa.
¿El resultado? Una presión abrumadora por cumplir estas normas sociales, generando sentimientos de inadecuación, ansiedad y baja autoestima.
Un camino de empoderamiento: la historia de Viviana
Viviana Mesa ha sido una de esas mujeres. Viviana vive en la provincia de Esmeraldas, al norte de Ecuador. Desde pequeña, ha tenido que trabajar para poder continuar sus estudios y contribuir a una meta difícil de alcanzar: llegar a final de mes.
Cuando su madre enfermó, el mundo de Viviana se vino abajo, sumida en una depresión que bloqueaba sus sueños y cualquier esperanza de mejorar su vida hasta tal punto de intentar suicidarse. Todo cambió cuando una doble oportunidad, la que le brindó Ayuda en Acción, llamó a su puerta: la terapia psicológica y la invitación a formarse en la escuela de cacao de Ayuda en Acción. Se empoderó y descubrió todo su potencial. Hoy es una profesional que domina las claves para una producción orgánica y exitosa del alimento estrella de su país: el cacao.
Este es el testimonio de Viviana, aunque podría ser el de miles de mujeres que se enfrentan a estereotipos y presiones sociales que generan una desigualdad de género inmensa. Desde Ayuda en Acción, trabajamos para transformar estas desigualdades en oportunidades, combatiendo la violencia de género y apostando por la igualdad.