Los acuerdos alcanzados en la COP27 apuntan, una vez más, a la importancia de mantener los compromisos financieros para conseguir avances. El cambio climático, de origen antropológico, se está acelerando y en su camino está provocando desastres de creciente impacto nunca vistos por el ser humano. Ejemplo de esto durante 2022 son las inundaciones en Pakistán con 33 millones de personas afectadas, la grave sequía en el cuerno de África que está poniendo a la población al borde de la hambruna o las más de 200 000 hectáreas de bosque que han ardido en España.

A esto se suma el ascenso imparable de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera y de la temperatura (que se ha incrementado de media 1,2 grados desde 1750). Todos estos indicadores son marcas inequívocas de que nuestro planeta se está recalentando. Ya casi no existen negacionistas climáticos entre la comunidad científica que opina tajantemente que el cambio climático ha llegado para quedarse. Los acuerdos de la COP27 suponen un nuevo impulso para compensar a los más vulnerables y para mitigar los efectos del cambio climático.

Pasos previos a la COP27 ¿Qué se está haciendo para combatir el cambio climático?


La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC en sus siglas en inglés) entró en vigor el 21 de marzo de 1994. En total 197 países han ratificado la Convención, son los denominados Partes en la Convención. Todos los años, estos 197 representantes se reúnen en un evento denominado COP o Conferencia de las Partes. Las COP son los eventos más relevantes y en los que la comunidad científica y las partes negocian acuerdos, programas, y tratados para mitigar y adaptarse al cambio climático.

Desde la revolución industrial, la suma de emisiones acumuladas de CO₂ entre Europa y Estados Unidos ha sido del 66,48%. Por lo tanto, ambos tienen una mayor responsabilidad histórica.

A pesar de su importante planteamiento inicial, las COP se han quedado muy cortas en su objetivo de movilizar suficiente interés político y financiero para hacer enfrentar el cambio climático. Ejemplo dramático de la falta de ambición es el de los países con mayor responsabilidad del calentamiento global, Europa y EEUU. Ambas potencias, durante la COP26, prometieron movilizar 100 000 millones de dólares para mitigar y adaptarse al cambio climático entre 2020 y 2025. Los montos están, a día de hoy, muy alejados a los prometidos entonces.

Y así llegamos a la COP27, con acuerdos sin materializar y fondos sin movilizar. El problema es que cuanto más esperamos más caro nos saldrá mitigar y en última instancia prepararnos para hacer frente al cambio climático. Y lo peor de todo es que estos fondos han de dirigirse primeramente para que países con alta vulnerabilidad climática puedan adaptarse y hacer frente al cambio climático. En otras palabras, necesitamos que los países y comunidades más vulnerables se preparen para eventos climáticos cada vez más adversos y catastróficos.

¿Qué se ha conseguido en Egipto? Los acuerdos de la COP27


Partíamos de un contexto difícil para alcanzar acuerdos en la COP27 y prueba de ello ha sido la necesidad de sumar una prórroga para firmar un consenso. Junta a nuestros socios de Alliance 2015 hemos elaborado un plan conjunto que recoge los acuerdos de la COP27 y la valoración desde la plataforma. En esta cumbre se han alcanzado nuevos compromisos financieros falta trabajar en la resiliencia de las comunidades más vulnerables.

A pesar de la continua falta de ambición de países europeos y de EEUU, y de la ausencia de China y Rusia (dos de los mayores contaminadores actualmente), hay dos avances importantes que rescatamos en la COP27 de Egipto:

  1. Por un lado, la movilización de 83 000 millones de dólares para hacer frente al cambio climático. Pese a que la cifra ha crecido con respecto a promesas previas, la mayoría se destinará a mitigación. Esto no responde a las necesidades financieras de los países climáticamente vulnerables para adaptarse al creciente cambio climático. Según los acuerdos de París, bajo la COP25, al menos el 50% de la ayuda debería llegar bajo un modelo de fondos para adaptación al cambio climático.

  2. Por otro lado, y gracias a la presión ejercida por los países más vulnerables al clima, y por lo general los más pobres, se ha conseguido aprobar crear un fondo denominado de “pérdidas y daños”. Este mecanismo, que responde a los principios de justicia climática, propone apoyar financieramente a los países climáticamente más vulnerables. El fondo responderá a los daños y pérdidas sufridos cuando sufran un evento climático catastrófico. No obstante, se propone desarrollar este mecanismo en 2023. Esto retrasa la puesta en marcha de una herramienta que consideramos vital para la supervivencia de muchas de las comunidades vulnerables, incluyendo aquellas con las que trabajamos.


¿Qué pasa tras los acuerdos de la COP27?


Desde Ayuda en Acción observamos las COP como eventos de mucha relevancia política. Queremos seguir participando activamente en este y otros eventos para contribuir a mitigar el cambio climático y apoyar a comunidades vulnerables a adaptarse al mismo. Nos avalan nuestros 40 años de experiencia y el trabajo con empresas privadas, universidades, gobiernos y organizaciones locales. Este año, desde Ayuda en Acción hemos presentado nuestro trabajo en Honduras en la COP27 como una solución para luchar contra el cambio climático. Con este proyecto hemos creado un marco de acción para proteger más de 200 000 hectáreas de manglares y bosques de coníferas, en conjunción con ocho concejos indígenas territoriales.

Además de en Honduras trabajamos en otros países y en otros proyectos e intervenciones innovadoras que contribuyen a mitigar el cambio climático. Con estos proyectos también apoyamos a las comunidades más vulnerables para que sean más resilientes. En Uganda, por ejemplo, estamos probando cocinas eléctricas con generación solar fotovoltaica. Con esta solución los restaurantes y hoteles podrán dejar de usar madera o carbón natural para cocinar, principal vector de deforestación nacional. En Mozambique, hemos lanzado las primeras bombas solares de agua, apoyando a granjeros rurales y vulnerables al cambio climático con herramientas limpias y que reducen el gasto en combustibles fósiles.

A nivel global, hemos lanzado nuestra estrategia de medio ambiente y cambio climático. Además, colaboramos con otras organizaciones europeas para incrementar la presión a nuestros gobiernos, para aumentar sus ambiciones y aportar soluciones innovadoras que tengan a nuestras comunidades como centro de acción.

(*Artítulo escrito por Carlos Sordo, experto en cambio climático y energías renovables de Ayuda en Acción)