En 1981 ocurrieron muchas cosas importantes. Entre ellas, un pequeño grupo de personas, movidas por el deseo de ayudar, fundó en España la organización Ayuda en Acción. Se habían fijado en la manera en que lo hacía Action Aid en Gran Bretaña y decidieron poner todo su empeño en crear una nueva forma de llevar solidaridad allí donde más se necesitaba. Como todos los comienzos, los primeros pasos fueron inciertos. Sin embargo, rápidamente, gracias al tesón y a la convicción de aquel primer grupo, la organización fue recibiendo más y más colaboraciones de personas interesadas en ser parte de ese proyecto. Gracias a ello conseguimos crear una comunidad de personas que ayudan a personas. Conseguimos generar un vínculo directo de solidaridad que nos ha traído en volandas hasta aquí.
Ayuda en Acción de aniversario: recordando los comienzos
Desde las primeras acciones en India y Ecuador han pasado 40 años. En ellos se han llevado a cabo miles de proyectos en más de 30 países con –y para– millones de personas. Hemos proporcionado alivio, capacidades y, sobre todo, esperanza para construirse a sí mismas un futuro diferente. Desde el inicio, siempre hemos procurado estar en los sitios más recónditos, donde los gobiernos locales u otras organizaciones apenas llegaban. Hemos trabajado codo con codo con las comunidades para construir respuestas a la pobreza y a la exclusión.
En todo este camino hemos enfrentado huracanes, terremotos, conflictos armados, inundaciones... Hemos visto mucho sufrimiento, pero al mismo tiempo, mucha capacidad para levantarse de nuevo y seguir luchando. Las personas con las que trabajamos han sido sin duda un ejemplo y un estímulo para seguir haciendo nuestra labor.
Cuatro décadas construyendo futuro y adaptándonos al cambio
Tras mucho trabajo y gracias a cientos de miles de socios y socias que han estado apoyando de forma incondicional, hemos llegado a cumplir nada más y nada menos que cuatro décadas. Este tiempo nos ha servido también para crecer y ganar en conocimiento, experiencia y solidez para enfrentar lo que sea necesario. Así se ha demostrado en los últimos dos años. En ellos hemos sido parte de la lucha contra una pandemia que ha afectado a todo el planeta, sin distinción, pero en la que como siempre no todas las personas, ni todos los países, han podido enfrentarla con las mismas herramientas.
Hemos ganado en entendimiento para adaptar nuestros programas a los problemas reales que afectan a la gente. Además, hemos sido capaces de mantenernos con una imagen intachable. Posiblemente a muchas personas en España y otros países les cueste describir con una sola palabra lo que hacemos, porque hacemos muchas cosas… Pero sin duda, todas dirán que somos una organización fiable, transparente y con buena reputación. Sobre esa base hemos construido y seguiremos construyendo historias de vida y proyectos transformadores, con la misma humildad y el mismo compromiso que hace 40 años.
Retos y alianzas en un nuevo contexto
Llevar tanto tiempo trabajando te da oportunidad de comparar. En este momento nos damos cuenta de que el mundo está cambiando, y con él nuestros proyectos. Siguen estando centrados en las personas, pero el contexto nos genera nuevos retos.
Enfrentamos un incremento de los efectos negativos que provoca el cambio climático y nos adentramos en un mundo cada vez más digitalizado (sin embargo, un tercio de la población aún no tiene acceso a Internet y menos aún capacitación para hacer trámites, formarse o acceder a nuevos empleos). Son solo algunos de los retos que nos encontramos. Entre todos ellos debemos encontrar formas de romper los círculos viciosos que hacen que se mantengan unos niveles de pobreza y desigualdad que perduran en todas partes del mundo. Es necesario dar con fórmulas de mayor impacto que aseguren que las personas salen de esa situación con suficiente fortaleza para no tener que volver a caer en ella. Y sabemos cómo hacerlo.
Queremos trabajar para que nuestro trabajo no sea necesario y lo tenemos que hacer en alianza con cada vez más organizaciones, empresas, gobiernos que han asumido que cooperar no solo es necesario, sino imprescindible para nuestra supervivencia como grupo. Aliándonos somos más fuertes y movilizamos más recursos para invertir en desarrollo sostenible.
Infancia y juventud, en el centro del trabajo de Ayuda en Acción
Hemos llegado hasta aquí con muchas fortalezas: debemos aprovecharlas para continuar siendo relevantes para las personas que lo necesitan. Evolucionar no es cambiar, es moverse para estar en el momento justo en el lugar adecuado. Es lo que queremos hacer pensando en los próximos 40 años sin perder de vista nuestra misión y nuestra identidad.
Uno de los movimientos nos llevará a plantear proyectos junto a comunidades que tengan un ciclo más largo. Nuestro enfoque de trabajo con la infancia, creando entornos seguros para que vivan dignamente y se desarrollen como personas, se alarga hasta la transición a la adolescencia y la juventud. Cuando los niños y las niñas que apoyamos llegan a ese momento, necesitan más que nunca de nuestro apoyo. Es la etapa en la que tienen que empezar a planificar cómo ganarse le vida, cómo diseñar su futuro. En ese momento tan delicado tenemos que estar si pretendemos que las cosas cambien.
Ayudar a que la juventud tenga alternativas para prosperar es la huella que queremos dejar con nuestro trabajo. Y ese camino comienza desde la infancia. Queremos trabajar a largo plazo para que reivindiquen sus derechos, participen activamente en las decisiones de su comunidad, su región y su país. Necesitamos que sepan que el poder de cambiar las cosas está en las propias personas. Construir un mundo más justo es una tarea global, pero el protagonismo está a nivel local en las personas que viven la miseria, en las que piensan que no hay otro futuro que el que han conocido generación tras generación.
Una nueva imagen para afrontar el futuro
Sobre esta aspiración nos hemos atrevido a hacer un cambio en nuestra imagen. Pensamos que era el momento de plasmar esta evolución necesaria de la organización y alinearnos con el enfoque ambicioso de generar dignidad allá donde apoyemos.
Estamos pasando de representar lo que hacemos con una mano (que simboliza la acción de ayudar) al efecto que esa ayuda provoca. Por eso es preciso hablar de la huella que dejamos, del resultado final que esperamos alcanzar. Es una huella positiva en el planeta y en las personas que aprovechan nuestro apoyo, una marca imborrable en cada ser humano que decide formar parte de la organización y sumarse al reto de construir un mundo más justo y solidario desde cada territorio en el que trabajemos.
Ayudar siempre será necesario, pero lamentablemente no es suficiente. Esa ayuda ha de convertirse en cambio, en soluciones reales, en esperanza y en un futuro con oportunidades en un mundo que se mueve. En Ayuda en Acción también queremos movernos sin cambiar un ápice nuestra identidad, para que llegue un día en el que dejemos de ser necesarios.