La cooperación al desarrollo en la Unión Europea representa un instrumento primordial de lucha contra la pobreza y la exclusión. Los aniversarios son siempre una oportunidad para rememorar acontecimientos clave de nuestro pasado -buenos o malos-, y cuando la ocasión lo amerita, celebrar. El día de Europa es sin duda uno de esos días.
Ha llovido mucho desde que Alemania y Francia crearan aquella Comunidad del Carbón y el Acero. Aquel gesto de reconciliación evolucionó a lo que hoy es la mayor unión económica y política del mundo, que además se erige como depositaria de unos principio y valores a promover en el resto del planeta. Pero los aniversarios también ofrecen la oportunidad de hacer balance del camino recorrido. Solo así podemos mirar hacia adelante y encarar un futuro que, al igual que aquel pasado difícil que Europa ha logrado superar, nos pone frente a retos igualmente complejos.
Acción exterior y cooperación en la Unión Europea
En el mundo actual, la acción exterior europea -y dentro de ella la cooperación al desarrollo- son parte indisociable de esa ecuación de retos que interpelan nuestro día a día como ciudadanos y ciudadanas europeos. La actual pandemia es quizás el mejor ejemplo de ello. En este contexto, es importante intentar comprender el estado actual y las perspectivas futuras de la cooperación al desarrollo de la Unión Europea.
La cooperación europea ha estado y está alineada a los grandes consensos internacionales sobre desarrollo. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) establecían metas de erradicación de la pobreza para 2015 y supusieron un cambio importante en la vida de millones de personas. Los ODM fueron expresión de un modelo de cooperación que articulaba la solidaridad de un Norte desarrollado hacia un Sur empobrecido. Posteriormente, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) dan lugar a un nuevo paradigma que entiende el desarrollo como un desafío universal que va mucho más allá de la tradicional solidaridad norte-sur. Este paradigma cuestiona, por ejemplo, los modos de consumo y producción insostenibles de los países desarrollados.
La cooperación al desarrollo en la Unión Europea representa un instrumento primordial de lucha contra la pobreza y la exclusión. Analizamos su presente y su futuro. Clic para tuitear
En ese momento, la Unión Europea responde a este nuevo desafío a través del llamado “Consenso Europeo de Desarrollo” (2017), que buscaba homologar la cooperación europea a los postulados de la Agenda 2030 que las mismas instituciones de la Unión habían ayudado a construir. Al mismo tiempo, la UE intenta asegurar la coordinación entre las políticas de cooperación de los Estados Miembros. El consenso incluye aspectos como la juventud, la igualdad de género, la migración, la energía sostenible y el cambio climático, la inversión y el comercio, la buena gobernanza, o la resiliencia, entre otros.
Unión Europea y cooperación: una mirada al futuro más próximo
El siguiente hito en este proceso de evolución de la cooperación europea se encuentra en pleno desarrollo. En 2020 concluyó el anterior Marco Financiero Plurianual 2014-2020 y se adoptó el siguiente: 2021-2027. Dichos marcos abarcan los lineamientos estratégicos y las asignaciones presupuestarias de todas las políticas europeas, incluida la de cooperación.
Es un proceso de negociaciones complejo entre los estados miembros (reunidos en el Consejo), el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, y en el que actores de diversos sectores, entre ellos las ONGD, intentamos influir.
Este acuerdo de cooperación al desarrollo de la Unión Europea es complejo. Destacamos algunas de las cuestiones más importantes:
Presupuesto
De los 1,07 billones de euros del total del presupuesto europeo, 98.000 millones corresponden a la partida de “Vecindad y el mundo”. Dentro de ella se encuentra el Instrumento de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional (NDICI-Global Europe), a través del cual se canalizarán 79.500 millones en fondos de Ayuda al Desarrollo.
Se trata de un presupuesto continuista en términos de su volumen, siendo apenas ligeramente mayor al del periodo anterior.
El 75% de los fondos del NDICI-Global Europe se ubican en lo que se conoce como el Pilar Geográfico. Esto significa que gran parte de la ayuda europea se planifica y se gestiona en el marco de los Programas Indicativos Plurianuales (o MIPs),que son básicamente acuerdos de cooperación con países socios. Esto amplía las posibilidades de alinear la cooperación a las prioridades de los países con los que cooperamos, aunque obviamente no es necesariamente una garantía de que así sea.
Temáticas
Las prioridades temáticas de la cooperación europea se corresponden en buena medida con las que la UE concibe para su política interna (Pacto Verde, digitalización, crecimiento y empleo, fortalecimiento del Estado de Derecho, igualdad de género, migración). De esta priorización estratégica derivan algunas metas presupuestarias que guiarán la asignación de fondos. Por ejemplo, resulta muy positivo que el 25% vaya a la línea de Pacto Verde, o que el 85% de los programas deban tener un objetivo significativo de igualdad de género.
Migración
La migración merece especial atención. La Comisión Europea ha fijado como meta que el 10% del presupuesto del NDICI-Global Europe se destine al ámbito de la migración. Esto incluye el abordaje de las causas que originan la migración irregular, pero también la “gestión” y “gobernanza” de los flujos. El hecho ha generado una oposición frontal entre las ONGD europeas, que defienden que la política de cooperación debe responder a objetivos de erradicación de la pobreza y lucha contra las desigualdades, en línea con la Agenda 2030. Esta disposición abre además la puerta a la condicionalidad de la ayuda al alineamiento con la política de fronteras de la UE. Contradice además los resultados de numerosos estudios académicos sobre la relación entre pobreza y migración: las mejoras en las condiciones de vida de las personas más pobres, lejos de reducir la propensión a migrar, la incrementan.
Participación del sector privado
Por último, otro de los puntos de debate en torno a la nueva cooperación es la participación del sector privado. Aunque existe un alto nivel de consenso en el papel clave del sector privado en la consecución de los ODS, el impulso de nuevos instrumentos de financiación diseñados para apalancar inversiones (garantías, blending, etc.) genera suspicacias entre la comunidad de desarrollo. Entre otras, se cuestiona su idoneidad para generar bienes públicos en determinados sectores como la salud y la educación. Además, existe también debatesobre su conveniencia como mecanismo de ayuda en los llamados Países Menos Adelantados (PMA), para quienes además existen objetivos de intensificar los niveles de Ayuda Oficial al Desarrollo.
Desde Ayuda en Acción entendemos que nuestro compromiso con las personas más vulnerables del planeta pasa por aportar a la construcción de una cooperación al desarrollo coherente y eficaz. Esto requiere encontrar un equilibrio entre la crítica constructiva y el reconocimiento de los logros, sobre todo cuando de celebrar aniversarios se trata.
¡Feliz Día Europa!