Ocurre que en un mundo cada vez más global es cada vez más difícil discernir de quién son los problemas, el cambio climático nos afecta ya a todos y todas, pues condiciona nuestro presente y nuestro futuro. La desigualdad también: en los últimos años en España hemos aprendido que no estamos tan lejos de lo que pensábamos que era la pobreza y la exclusión. La respuesta desinteresada de la ciudadanía ha salvado y salva a miles de personas. A eso lo llamamos solidaridad.
Qué es la solidaridad
La solidaridad nos concierne a todas las personas. Vivir con la solidaridad por bandera es más que una actitud ante la vida… Es un rasgo de personalidad, una manera de ser y de actuar. La solidaridad es un forma de aunar generosidad con empatía, de pasar a la acción para resolver problemas y contribuir a mejorar situaciones adversas, todo ello con la mirada puesta en las personas como sujetos de derecho.
Qué acciones se necesitan para ser solidario
A veces la sociedad nos hace creer erróneamente que ser una persona solidaria tiene que ver con donar grandes cantidades de dinero a proyectos contra la pobreza, el hambre o la desigualdad. Sin embargo, la solidaridad en la que creemos en Ayuda en Acción es distinta. Nos la han enseñado las cientos de miles de personas que en algún momento de sus vidas han colaborado con nuestra causa: solidaridad apadrinando un niño (o un grupo de niñas y niños), solidaridad donando puntualmente cuando ocurre una emergencia... Podríamos destacar muchos aprendizajes sobre la solidaridad, casi tantos como personas han colaborado con nuestra organización. Pero vamos a detenernos en seis ejemplos de solidaridad.
#1. Todas las personas tenemos, al menos, una causa que nos mueve: la vida en el barrio, las personas mayores, la infancia, la lucha por la igualdad, las personas refugiadas, la salud, la educación, los pájaros de un determinado valle en peligro… Si todavía no nos hemos puesto a ello es porque o bien aún no la hemos encontrado, no sabemos cómo podemos ayudar o dudamos si nuestra ayuda contribuiría realmente a la solución del problema.
#2. Muchas personas apoyan más de una causa: nuestra experiencia nos dice que, generalmente, las personas solidarias apoyan a distintas causas y confían en distintas organizaciones o asociaciones para hacerlo. ¿Eres tú una de ellas?
#3. La solidaridad se ejerce de muchas formas: haciendo voluntariado con personas ancianas, en refugios de animales, siendo activista on line, colaborando económicamente con alguna organización… La mayoría de las personas que son parte de nuestra base social no son gente con grandes recursos económicos, sino personas que deciden aportar un poco de lo que tienen para apoyar a otras que tienen mucho menos. También hay personas que en un determinado momento de su vida han sufrido situaciones similares, directa o indirectamente, a las de la causa que apoyan y en el presente deciden ayudar a quienes hoy en día pueden pasar lo mismo.
#4. La solidaridad no se suele expresar públicamente. Ocurre que, en nuestra experiencia con nuestros socios y socias, cuando les agradecemos su colaboración ya sea en tiempo o en dinero, no suelen darle importancia. Es más, generalmente sienten que dan poco y nos cuentan que les gustaría hacer o dar más. Las personas solidarias lo viven de una forma natural y para ellas es una actitud normal.
#5. La sensación de estar en el lado correcto de los problemas. Vivimos en un mundo en el que la televisión, las redes sociales, la radio…nos muestran a diario y minuto a minuto las grandes catástrofes y dramas que viven millones de personas en nuestro planeta. Sentimos en la mayoría de las ocasiones que tenemos muy poco que aportar a la solución de los mismos. Tendemos a ver como irresolubles las guerras, el cambio climático, la pobreza infantil, la violencia contra las mujeres y dudamos que con nuestra aportación se consigan resultados.
Sí, a veces puede que pienses que vivimos en un mundo en el que la resignación lleva a la inacción y a relativizar ciertos problemas. ¿Eres de quienes piensan que no hay solución, que las cosas ocurren como siempre han ocurrido y no hay nada que podamos hacer para resolverlo? ¡Error! El mundo ha mejorado y esto ocurre porque hay personas solidarias que trabajan y luchan para que los problemas se arreglen y las injusticias se eliminen o por lo menos, disminuyan. Nada se arregla solo. Las personas solidarias creen en el poder de las personas como comunidad y también, desde su escala de valores, se posicionan en el lado correcto al lado de quien sufre, de quien no tiene voz.
#6. La solidaridad se enseña, se aprende, se hereda… ¡y se contagia! Como cualquier valor, la solidaridad se inculca a los hijos e hijas a través del ejemplo. Entre nuestros socios y socias hay también familias que llevan tiempo colaborando con Ayuda en Acción. Son abuelos y abuelas, hijas, hijos, nietos y nietas que han vivido año tras año la magia de la solidaridad y que nos cuentan que lo que aprendieron hace años, hoy intentan también ponerla en práctica con sus propias familias colaborando y apoyando cualquiera de las causas que consideran justas.
Cómo se define la solidaridad humana
La solidaridad humana es ante todo un valor que se transmite, se comparte y se pone en práctica. Le caracteriza la colaboración entre las personas para llegar a los objetivos marcados en cada una de las causas que nos mueven. Solo gracias a la solidaridad humana hemos podido superar grandes retos en la historia. ¿Estamos ahora ante uno de ellos?
En un mundo cada vez más desigual donde emergen guerras, conflictos o violencia, sabemos que solo la solidaridad podrá vencerlos.