¿Qué relación hay entre la COVID-19 y el cambio climático?, ¿cómo debería ser el nuevo mundo que construyamos tras la pandemia? Hoy te contamos cinco lecciones que nos está dejando la lucha contra dos de los principales desafíos mundiales del momento: el coronavirus y la emergencia climática.


1. COVID-19 y cambio climático: dos luchas conectadas


Cada vez hay menos dudas: estamos ante una emergencia climática sin precedentes. Esfuerzos como la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París, el Pacto Verde Europeo o las Cumbres del Clima demuestran el compromiso creciente de la sociedad con la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, la respuesta a esta amenaza a largo plazo parece haberse congelado para reaccionar ante una amenaza más urgente: la provocada por la pandemia del coronavirus. Y ahí es donde está el error: no podemos elegir entre apagar un fuego u otro, ¡porque están relacionados! Si ahora estamos sufriendo la amenaza de este virus es en buena parte debido a que hemos debilitado los ecosistemas que nos protegen. Unas políticas ambientales que garanticen el desarrollo sostenible son la mejor garantía para construir una sociedad que pueda hacer frente a nuevas pandemias. A esto es a lo que llamamos una sociedad resiliente.


2. La biodiversidad como escudo frente a los virus


La comunidad científica lleva años lanzando esta alerta: la pérdida de biodiversidad actúa como catalizador para la expansión de virus y enfermedades infecciosas. La razón es que la diversidad de animales y plantas funciona como un escudo protector. Muchas especies actúan como huéspedes de virus que ni siquiera conocemos aún. Si disminuimos esta diversidad y destruimos ecosistemas, facilitamos que dichos virus “salten” al ser humano. De hecho, se estima que el 75% de las enfermedades nuevas emergentes que infectan a las personas proviene de animales.


Transmision de la COVID por animales


Como indica David Quammen, uno de los periodistas científicos más reputados del mundo, "cortamos árboles, matamos animales o los encerramos en jaulas y los enviamos a mercados. Desequilibramos los ecosistemas y liberamos los virus de su huésped original. Cuando esto ocurre buscan un nuevo organismo. Y, a menudo, nosotros estamos ahí".


En definitiva, si queremos evitar nuevas pandemias, proteger la biodiversidad y fomentar ecosistemas sostenibles no es una opción: es una obligación. Y no hay tiempo que perder porque, al ritmo actual, en las próximas décadas perderemos una de cada ocho especies del planeta.


3. Debemos repensar nuestros modelos de producción y consumo


La COVID-19 nos enseña que la salud del planeta está en nuestras manos. Como indicaba recientemente António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, “ahora más que nunca es necesaria la solidaridad y la ambición de transitar hacia una economía sostenible, resiliente y baja en emisiones de carbón”.


Los modelos de producción y consumo desmedido necesitan dejar paso a un sistema que garantice la dignidad de todas las personas y el uso sostenible de los recursos para las siguientes generaciones. Algunas propuestas interesantes de las que ya hemos hablado en el blog son el uso de energías renovables y el fomento del comercio justo.


El 75% de las enfermedades nuevas emergentes que infectan a las personas proviene de animales. Clic para tuitear


4. COVID-19 y cambio climático: muestra de un mundo global


Si hay algo que nos demuestran tanto la crisis de la COVID-19 como la climática es que vivimos en un mundo interconectado. Ningún país puede hacerles frente por separado si queremos que nadie se quede atrás. Estamos, por tanto, ante desafíos globales que necesitan de repuestas coordinadas donde cada actor asuma su papel. Y hablando de papeles, los países desarrollados deben asumir su responsabilidad. Como bien nos recuerdan jóvenes activistas contra el cambio climático como Greta Thunberg, los mal llamados “países ricos” son los principales culpables del surgimiento de estas amenazas, a la vez que poseen más y mejores recursos para hacerles frente.


5. La ayuda, más valiosa que nunca


En un escenario global de pesimismo, incertidumbre y deshumanización, la lucha frente a la COVID-19 y el cambio climático debe ir siempre acompañada de una palabra: solidaridad. Desde Ayuda en Acción creemos que estos dos desafíos globales, tan fuertemente conectados, no pueden resolverse si no entendemos que todos y todas somos parte de la solución. Desde el reciclaje a las medidas de prevención contra la COVID-19, pasando por la solidaridad con las personas más vulnerables o la exigencia de actuación a los líderes mundiales. Cada gesto cuenta. Juntos es como realmente #SomosAyuda para conseguir un mundo más justo y sostenible.