Enero suele ser el mes de los propósitos y, casualidad (o no), también es el mes del Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2. El comienzo del año se inunda de listas y conversaciones llenas de: “este año me apunto al gym”, “te juro que a partir de ahora seré puntual”… Pero, ¿de qué sirven estos propósitos si nos quedamos sin un lugar donde cumplirlos?
Reducir el CO2 debería de estar en la lista de nuestros propósitos más urgentes, y aún más importante, en la lista de los cumplidos.
Día de la Reducción del CO2: origen
Sí. Reducir las emisiones de CO2 no es un propósito fácil. Estamos de acuerdo. Pero, por algún sitio tendremos que empezar, ¿no? La Organización de las Naciones Unidas se puso manos a la obra en 1997 y designó el 28 de enero como el Día Mundial por la Reducción de las Emisiones CO2, también conocido como el Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre.
Esta iniciativa surge como un intento más de concienciarnos y sensibilizarnos sobre el cambio climático y los impactos ambientales que este ocasiona. ¿Te suenan nombres como Filomena, la Dana o los grandes incendios de Australia? A diferencia del Trivial, aquí si aciertas la respuesta no tienes quesito, tenemos un gran problema: el calentamiento terrestre.
La emisión de gases de efecto invernadero, como el C02, el metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos provoca lo que conocemos como calentamiento global. Un fenómeno que está provocando que el clima varíe aceleradamente y de forma anómala. Por eso, el Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre es un recordatorio para reflexionar y concienciarnos frente a este fenómeno que, aunque no lo parezca, tiene unas consecuencias irreparables.
Reducir el CO2 y otras metas de la Agenda 2030
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) nos lanza una llamada urgente y clara: es esencial reducir de forma radical, rápida y sostenida las emisiones de C02 en todos los sectores. En su último informe, el IPCC señala con contundencia que nuestras acciones humanas, el uso no sostenible de la energía y los suelos, junto con los patrones de consumo y producción insostenibles, han elevado la temperatura global en 1,1ºC por encima de los niveles preindustriales.
Para mantener el aumento de la temperatura por debajo de 1,5ºC, meta vital para evitar consecuencias catastróficas, debemos actuar de manera inmediata. Necesitamos reducir el CO2 a casi la mitad para el año 2030. Además, la Unión Europea ha asumido para el 2030 conseguir, al menos, un 55% menos de emisiones netas de gases de efecto invernadero en comparación con 1990. Con objetivos tan apremiantes, la inacción no es una opción.
El desafío es global y requiere un compromiso firme en todos los frentes. Es por ello que la lucha contra el cambio climático ha sido elevada a la categoría de Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 13, dentro de la Agenda 2030 de la ONU, aprobada en septiembre de 2015.
El ODS 13 no es solo una declaración de intenciones; es una llamada a la acción con metas claras y cruciales:
- Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos climáticos y desastres naturales en todo el mundo.
- Integrar medidas específicas al cambio climático en las políticas, estrategias y planes nacionales.
- Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional para la mitigación y la adaptación al cambio climático, así como para la reducción de sus efectos y la alerta temprana.
- Poner en marcha el Fondo Verde para el Clima, siendo los países desarrollados quienes lo capaciten de recursos económicos.
- Impulsar mecanismos que fortalezcan la capacidad de planificación y gestión eficaz frente al cambio climático en los países menos desarrollados y pequeños Estados insulares en desarrollo, con especial atención a mujeres, jóvenes y comunidades locales y marginadas.
Tu rol en el Día Mundial de la Reducción del CO2
El Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2 nos recuerda cada 28 de enero que cada granito de arena cuenta. Todos nosotros y nosotras podemos implementar pequeñas acciones en nuestro día a día que contribuyen a la reducción del C02. ¿Te contamos algunas?
- Practica una movilidad sostenible. Frente al empleo del coche privado, el transporte público es la alternativa sostenible. Además, siempre que sea posible, desplázate a pie o en bici. ¡Haz deporte mientras reduces emisiones de CO2!
- Aumenta la eficiencia energética. La eficiencia energética es la mejor forma de mantener el confort y las necesidades cubiertas a la vez que reduces el gasto en energía y, por supuesto, las emisiones de CO2. ¿Algunas medidas? Rehabilitar la envolvente térmica de tu edificio o usar electrodomésticos de alta eficiencia.
- Consume energía renovable. La "green flag" (y nunca mejor dicho) de las energías renovables es que no emiten C02.
- Sigue una dieta con baja huella de carbono. La comida no solo alimenta nuestro cuerpo, sino que también tiene su propio impacto en el planeta, contribuyendo al menos con el 20% de las emisiones de C02. Este número podría ser aún mayor si consideramos las emisiones indirectas. Elegir una dieta baja en carbono no solo es bueno para tu salud, sino también para el medio ambiente. Para lograrlo, evita alimentos que requieran mucha energía, vengan de lejos o tengan un empaque complicado. ¡Tu elección de comida puede ser un pequeño paso para ti y un gran salto para el planeta!
- Planta árboles. Los árboles son como "devoradores de carbono", capturando el CO2. Por ello, respaldar acciones que combatan la deforestación, prevengan incendios forestales y fomenten la siembra de nuevos árboles, especialmente de especies autóctonas, ayuda a reducir el exceso de CO2 en el aire.
Y, recuerda, uno de nuestros principales propósitos de todos los años debería ser reducir las emisiones de CO2 y combatir el cambio climático y sus efectos.