Para frenar la crisis climática necesitamos cambiar nuestro modo de consumir, relacionarnos y comprometernos con el planeta. Este cambio de chip lo tienen muy claro los 27 jóvenes que el pasado verano participaron en el campus de voluntariado medioambiental 1Planet4All. Hemos querido preguntarles cómo han vivido el campus y cómo se sienten frente a la emergencia climática, ¡conoce su experiencia!
¿Por qué os apuntasteis al Campus 1Planet4All?
Los motivos son diversos, pero la mayoría coincide en que es una oportunidad para “aprender haciendo”, como Cristian:
“Llevaba tiempo queriendo pasar a la acción y cuando vi el anuncio del campus supe que era la mejor manera de empezar”.
A Lucía le encantaba la oportunidad de debatir problemas y soluciones con otros jóvenes: “buscaba confrontar inquietudes y generar nuevas preguntas con las que seguir aprendiendo”. Conocer a más jóvenes comprometidos con el planeta también fue una motivación para pasar a la acción y esquivar la ecoansiedad.
¿Crisis climática antes y después del campus: ¿ha cambiado vuestra percepción?
Ecoansiedad, negativismo o soledad son algunas de las emociones más comunes. Sin embargo, nuestros entrevistados coinciden en que el campus les ha cargado de motivación y optimismo: “ahora siento más ganas y que sí hay camino para seguir la lucha como jóvenes activistas” nos dice Lucía, una joven bióloga que tiene clara su apuesta personal y profesional por esta lucha. Joseph, estudiante de un máster de divulgación científica, asegura que “ahora debemos ser capaces de mirar y trabajar hacia las soluciones, sobre todo con carácter local”. “Ahora somos más conscientes de que sí se puede actuar de manera sostenible”, afirma Cristian.
¿Qué os ha aportado el campus 1Planet4All?
El voluntariado transforma vidas y nos enseña valiosas lecciones que no se aprenden en la universidad, ¡ni en ningún otro lugar! La juventud del campus asegura que le cambia a nivel personal, pero también genera un cambio social y del entorno. Del plano personal destacan la calidad humana de las personas con las que han convivido, la conexión grupal, la inspiración recibida, la madurez… En su recuerdo guardan para siempre las historias vividas, desde las graciosas a las más emotivas. En lo profesional se ven más grandes, más fuertes, con más energía y más capaces. Marta lo tiene claro:
“Más que nunca estoy decidida a que me quiero dedicar a esto y poder aportar mi granito de arena”
Para Cristian, que es profesor, el campus “me ha animado a concienciar aún más a mi alumnado y a enfocar mi docencia hacia el terreno de la educación ambiental”.
Para jóvenes que nos estén leyendo, ¿cómo sumarse a la acción?
Para pasar a la acción, nuestros jóvenes lo tienen claro: la unión hace la fuerza. Recomiendan unirse para generar red y no sentir soledad. “Lo más importante sería encontrar personas que puedan acompañarte e impulsarte, de las que aprender, porque de este modo no nos sentiremos abandonados”, aconseja César. Lucía anima a que “se lancen a la piscina porque así es como se crea camino”. Y Marta nos recuerda que “el cambio es posible y el primer paso es intentarlo uno mismo, aunque sea con pequeñas cosas”.
El voluntariado nos demuestra que el cambio es posible. No hay planeta B, ¡actúa!