Me levanto, abro el grifo, me lavo la cara, me cepillo los dientes, me ducho, me visto, me calzo las zapatillas, pongo en marcha la cafetera, me sirvo un zumo de naranja y una manzana, frío un huevo con tostadas de pan y salgo camino al trabajo. Así comienzo el día. Y así todos los días.


Todos estos gestos cotidianos, que a priori no nos planteamos, están relacionados con un recurso hídrico: el consumo de agua directo supone una ínfima parte del empleo total. El agua se utiliza para todo: muchos productos industriales que consumimos a diario requieren grandes cantidades para su elaboración, el agua está presente en cualquier proceso productivo y la mayor parte de las veces no somos conscientes de ello. Incluso nuestros hábitos de alimentación influyen en los recursos hídricos que se usan. Es lo que se denomina “huella hídrica”, que tiene en cuenta también el uso industrial o agrícola, y no solamente el doméstico.


Sabemos que el 97% del agua se encuentra en los océanos y tenemos consciencia del agua que utilizamos directamente: para ducharnos, para regar, para lavar la ropa, para fregar los platos, para cocer alimentos… pero ¿somos realmente conscientes del uso invisible que hacemos de este recurso? ¿Sabías que cuando gotea un grifo desperdiciamos 75 litros de agua al día? ¿O que incluso fabricar ropa o zapatillas conlleva un gasto de agua?



El consumo de agua que desconocemos


Muchos alimentos implican un consumo de agua indirecto: cada vez que comemos una hamburguesa estamos consumiendo de forma indirecta alrededor de 2.400 litros. Si le añadimos una bolsa de patatas fritas, 185 litros más. ¿Y si te contamos que para producir un solo huevo se emplean 135 litros de agua? Y 75 litros para fabricar un vaso de cerveza, mientras que para una copa de vino se necesitan 120 litros de agua o para una taza de café, 140 litros. Un sobre de kétchup, cerca de 7 litros; una hogaza de pan, alrededor de 40.


Por no hablar de los 148.000 litros necesarios para fabricar un coche, los 5.550 litros para un traje o los 4.400 litros de unas zapatillas de deporte. Unos vaqueros de algodón, 3.000 litros.


Sabiendo esto, hago rápidamente el cálculo mental de lo que llevo en consumo de agua antes de salir de casa:



  • Abro el grifo para lavarme la cara = 2 litros

  • Cepillarme los dientes = 500 ml

  • Ducha = 100 litros

  • Vestirme = 1.500 litros (camisa) + 4.400 litros (zapatillas) + 3.000 litros (vaqueros) + 2.200 litros (ropa interior y calcetines) = 11.100 litros

  • Una taza de café= 140 litros

  • Un zumo de naranja = 170 litros

  • Manzana: 70 litros

  • Un huevo = 135 litros

  • Dos hogazas de pan = 80 litros


TOTAL = 11.867,5 litros de consumo de agua. ¡Sin haber bebido directamente!


Imagina ahora tu vida sin agua. Abrir el grifo y que no salga agua potable. Sin poder beberla. Este verano nos embarcaremos junto a The Water Van Project en un proyecto con voluntarios que llevarán filtros potabilizadores de agua a comunidades rurales en las que trabaja Ayuda en Acción en Colombia y Bolivia. Llevar agua, sobre ruedas, a las familias que lo necesitan, pero también formar, concienciar y sensibilizar sobre el uso correcto del agua. Porque la gestión del agua, ya sabemos, es un asunto que, directa o indirectamente, nos concierne a todos. ¿Te apuntas? ¡#TuWaterVanProject te espera! Si estás interesado envíanos un email a: voluntariado@ayudaenaccion.org. Te informaremos de las fechas, los equipos, los requisitos...