Hace ya unos meses que volví de mi experiencia de voluntariado en Ecuador, un país que nos recibió con una sonrisa. Lo cierto es que lo primero que llama la atención de Ecuador es que es como volver a casa, una en la que nunca has estado, pero donde todo el mundo te trata como si fueras de la familia.
Así lo sentí el primer día que llegamos a las oficinas del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio (FEPP) en Guasaganda, la organización local con la que trabaja Ayuda en Acción es esta área de desarrollo. En la mesa de reuniones un equipo de 10 personas nos miraban (y escuchaban) atentamente. Freddy, el coordinador, nos explicó detenidamente el proyecto que apoya Ayuda en Acción con apoyo de la Agencia Extremeña de Cooperación al Desarrollo (AEXCID). Consiste en promover el desarrollo rural integral y el trabajo a todos los niveles con productores de lácteos, panela y cacao, además de mejorar la educación sanitaria, luchar contra la desnutrición, fomentar los derechos de la infancia en la escuela, y mucho más. ¡Me quedé perpleja con tanta energía para sacar adelante todo lo que hacen!
La ronda de presentaciones me ayudó a entender que estábamos no solo ante personas comprometidas, sino ante un grupo de profesionales de alto nivel. ¿Qué pintábamos nosotros aquí? ¿De verdad importaba algo el cambio climático en un lugar como este, donde la gente tenía retos verdaderamente serios a los que hacer frente?
Ecuador, un país rico (aunque no todos lo saben)
Un día para conocer el área de trabajo donde Ayuda en Acción realiza su labor con las contrapartes bastó para saber que Ecuador es un país tremendamente rico, aunque algunos de sus habitantes aún no lo saben. El FEPP lleva solo cinco años en la ADT Pucayacu-Guasaganda y es todo un referente en el territorio. Su trabajo no es voluntarioso, sino estratégico. Generan vínculos con la comunidad, les ayudan a mejorar su economía y su vida y la comunidad confía en ellos. Mucho. Y volvía a preguntármelo una y otra vez… ¿Qué hacemos aquí?
El primer día de talleres montando una pantalla de proyección improvisada sobre una camioneta constaté que las comunidades tienen un poco de muchas cosas y un mucho de ganas. Ganas de saber, de encontrar nuevas oportunidades, de compartir. Me sorprendió ver que del tema medioambiental, se saben bastante bien la teoría; sin embargo, ¡la práctica es otro cantar!
Aun así, disfruté hablándoles a todos esos niños y niñas (y a sus madres) de causas y consecuencias del cambio climático (aunque ellos no lo llamen así) y de ver los conceptos plasmados en sus dibujos. Casi 200 niños y niñas han aprendido de qué va esto del cambio climático y el calentamiento global, y sobre todo, qué pueden hacer ellos para frenarlo.
Y así llegó la respuesta a aquella pregunta que me perseguía desde el primer momento. Esa misma tarde supe finalmente qué había ido a hacer a Ecuador. Los talleres con la infancia dieron paso a encuentros con las juntas administradoras de aguas, con los productores, con todos los actores implicados en el desarrollo de la zona. Les ayudé a entender los cambios que ellos ya llevan años viendo en su propio entorno. Compartimos ideas sobre cómo mejorar lo que ya hacen y sobre cómo afrontar lo que vendrá. Y seguro que ellos se han llevado algo en claro, pero creo que la que más he aprendido he sido yo.
¿Qué he aprendido con mi voluntariado en Ecuador?
Básicamente he aprendido a mejorarme a mí misma, a entender mejor a lo que me dedico: a restaurar ecosistemas. Durante mi experiencia de voluntariado, he sido yo la que ha hecho un máster acelerado en cambio climático, agua y sector agropecuario. He entendido el verdadero significado de que economía, medio ambiente y sociedad es un todo, mucho más complejo del que podemos dibujar aquí, en Europa. He constatado que el cuidado del medio ambiente no es posible sin las mujeres, verdaderas protagonistas del incipiente desarrollo que vive esta zona. Se me han puesto los pelos de punta al ver una sociedad organizada que está dispuesta a todo por defender lo que tiene.
Ser voluntaria de Ayuda en Acción ha sido una experiencia vital inolvidable. Así lo cuenta una voluntaria en Ecuador Clic para tuitear
Ser voluntaria de Ayuda en Acción ha sido sin duda una experiencia vital que me ha servido para terminar de convencerme de que el camino profesional y personal que he decidido emprender tiene sentido.
¡Gracias por este chute de motivación!