“Aquí no vamos a morir de la enfermedad, aquí vamos a morir de hambre”. Así nos contaba Dionisia, campesina guatemalteca, cómo la COVID-19 estaba afectando a su vida. Ella y su familia son parte de los 690 millones de personas que malviven sin las calorías suficientes. ¿Cómo agrava la COVID-19 esta realidad?, ¿qué está fallando en los sistemas alimentarios?, ¿lograremos el Hambre Cero en 2030? Conoce nuestra radiografía del hambre en el mundo a través del informe Global Hunger Index 2020.
Global Hunger Index 2020: el impacto de la COVID-19 en el hambre
Ya no es noticia que la pandemia, como todas las grandes crisis, ha redescubierto las carencias previas ya existentes. El problema del hambre es un claro ejemplo. La plataforma Alliance2015, de la que formamos parte, publicaba en octubre de 2020 el Global Hunger Index 2020. Se trata de un informe que, desde 2005, mide el hambre en el mundo estableciendo un ranking entre los países en desarrollo analizando tres dimensiones del hambre:
Ingesta calórica insuficiente.
Desnutrición infantil.
Mortalidad infantil.
Dicho informe ya alertaba, analizando solo los datos de 2019, que no se alcanzaría el objetivo del Hambre Cero en 2030. Y para 2020 las estimaciones tampoco son buenas. Según Naciones Unidas, probablemente hayamos cerrado el año 2020 con 130 millones de personas más engrosando las listas del hambre.
La COVID-19 ha irrumpido en un mundo de crisis globales superpuestas: crisis medioambiental, múltiples conflictos y crisis económicas y sociales. Otras conclusiones del Global Hunger Index 2020 son:
Más de 50 países tienen niveles de hambre “graves” o “alarmantes”.
Unos 690 millones de personas ingieren menos calorías de las recomendadas, lo que supone un aumento de 10 millones desde 2018 y de casi 60 millones desde 2014.
144 millones de niños y niñas sufren desnutrición crónica y 47 millones más de desnutrición aguda.
Antes del impacto de la COVID-19 ya se estimaba que, al ritmo actual, unos 37 países no lograrán ni siquiera alcanzar un nivel bajo de hambre en 2030.
El informe alerta de que tenemos un sistema alimentario exclusivamente pensado para producir beneficios en el mercado y alejado de su función primordial: alimentar a toda la población. Nuestros sistemas alimentarios son injustos, amenazan la salud humana, animal y planetaria y, además, son inadecuados para superar las crisis y acabar con el hambre en 2030. ¿Aún no nos crees? ¡Sigue leyendo!
Alimentación y cambio climático: prácticas como el cambio de uso de la tierra, la agricultura intensiva y la producción ganadera a gran escala han destruido los hábitats y contribuyen al cambio climático. El enorme aumento de la producción ganadera intensiva ha causado la pérdida de biodiversidad y contribuye al aumento de enfermedades infecciosas emergentes. El contacto cada vez más estrecho entre los animales silvestres y el ganado aumenta el riesgo de que surjan enfermedades animales y su transmisión a los seres humanos. Los sistemas alimentarios contribuyen entre el 21% y el 37% del total de las emisiones netas de gases de efecto invernadero causadas por el hombre y representan el 70% del uso de agua dulce.
Desigualdad: la gobernanza mundial de la alimentación se inclina en contra de los países de ingresos bajos y medios y de los pequeños agricultores. Estos países dependen, cada vez más, de las importaciones de alimentos baratos y procesados, a menudo subvencionados en los países ricos, con los que los pequeños agricultores locales no pueden competir, lo que debilita sus cadenas de producción y distribución. Se prevé que esos países se conviertan en importadores netos de alimentos para 2030, lo que los hace vulnerables a las perturbaciones externas de las cadenas de alimentación globalizadas, como ha demostrado la pandemia.
Falta de seguridad en la tenencia de la tierra, sobre todo en comunidades rurales e indígenas. Esto propicia la apropiación de tierras fértiles por parte de grupos de inversores que promueven una producción agrícola orientada al mercado internacional y que suele desplazar a pequeños agricultores, pastores y grupos indígenas, dejando escasos beneficios en la región.
No estamos ante un problema de escasez de alimentos, sino de distribución y de cómo el propio sistema está pensado más para el mercado global que para la alimentación. Es vital repensar cómo producimos, procesamos, distribuimos y consumimos nuestros alimentos, a la vez que reducimos los desperdicios y las pérdidas de alimentos durante el proceso, diseñando un sistema saludable y sensato para humanos, animales, plantas y para el propio planeta. Otras recomendaciones son:
Aumentar las prácticas agrícolas sostenibles.
Producir y suministrar más alimentos asequibles, frescos y saludables donde se remunere de forma justa y sostenible a todas las personas involucradas en la cadena.
Promover un sistema circular, es decir, una economía alimentaria basada en la reutilización de materiales y productos, así como la eliminación de residuos; reducción de los desechos generados; reutilización segura de los alimentos sobrantes; uso de subproductos y desechos de alimentos; reciclaje de nutrientes, y gestión de los excedentes para que no se pierdan.
Quedan apenas 10 años para llegar a 2030, una meta que la comunidad internacional y la sociedad en su conjunto nos impusimos para conseguir un planeta sostenible y más justo. Lograr cambios profundos en el actual sistema alimentario mundial es un paso que nos ayudará a erradicar el hambre y la malnutrición, pero también a tener un planeta más seguro y vivible.
Para la reproducción de las plantas, las semillas son la parte más importante. Contienen todo el código genético que luego dará origen a las nuevas plantas. Las semillas se caracterizan por su resistencia, por la facilidad para el transporte y conservación. Pero sobre todo, las semillas son fundamentales para la generación de una nueva cosecha. Es por ello que desde que el ser humano comenzó a cultivar, aprendió a conservarlas y atesorarlas como un bien muy preciado, de ahí el nombre de bancos de semillas. Hoy te explicamos qué son y cómo pueden mejorar la vida de muchas personas.
Biodiversidad e industrialización: el papel clave de los bancos de semillas
Con el inicio de la industrialización de la agricultura, gran parte de la población se desvinculó de la actividad agraria y de la naturaleza. Por eso muchas de las especies autóctonas han perdido sus guardianes tradicionales (agricultores y agricultoras), y la diversidad disminuye cada año. Las consecuencias son claras: a lo largo del planeta se han perdido centenares de especies de alto valor para para la naturaleza y por ende, para la humanidad. Cada vez que un huerto desaparece, lo hace también el conocimiento que el horticultor u horticultora tenía… pero también sus variedades de semillas.
Más del 90% de las variedades de cultivos han desaparecido de los campos en los últimos 100 años. Por eso en Ayuda en Acción impulsamos la creación y el mantenimiento de los bancos de semillas. Estos son los garantes de que en las comunidades más remotas y pobres siempre exista disponibilidad de semillas para poder sembrar y cosechar al año siguiente, garantizando la seguridad alimentaria y nutricional.
Los bancos de semillas son instrumentos utilizados durante años como una forma de solucionar los problemas de acceso y disponibilidad de semillas de calidad en comunidades rurales pobres. Funcionan cuando se habilita un almacén de semillas con un equipo que lo gestione, adquiriéndose semillas que se ponen a disposición de los agricultores y agricultoras que viven en condiciones de mayor vulnerabilidad.
Los bancos de semillas como estrategia para la resiliencia frente al cambio climático.
En Ayuda en Acción somos muy conscientes de que el impacto del cambio climático en las regiones donde trabajamos es cada vez más agresivo. Nos enfrentamos con periodos cada vez más prolongados de sequía o lluvias cada vez más fuertes e intensas. Por eso trabajamos en la mejora de la resiliencia de las comunidades, entendida como la capacidad de adaptarse y recuperarse de las crisis de manera positiva.
Dentro de la generación de resiliencia, una de las estrategias es la conservación y almacenamiento de semillas en bancos comunitarios. Esta estrategia la utilizamos tanto en el Corredor Seco Centroamericano como en la región de Borena en Etiopía, ambas regiones muy golpeadas por sequías cada vez más duras y largas.
Además, los bancos de semillas garantizan la conservación de la agrobiodiversidad, que es también una manera de adaptación al cambio climático. Los bancos hacen posible la preservación de semillas criollas o nativas, que son de vital importancia para asegurar importantes genes que aportan sabor, color y olor a los frutos… pero también resistencia a plagas y a las inclemencias del clima.
¿Cómo funciona un banco de semillas comunitario?
Los bancos de semillas comunitarios tienen el objetivo de preservar de manera adecuada las semillas de una cosecha para la siguiente. Para asegurar la supervivencia de las semillas es muy importante contar con un lugar de acopio y almacenamiento en condiciones óptimas. Pero llegados aquí, te preguntarás por las razones para crear un banco de semillas. ¡Te las cuento!
Accesibilidad: las personas que se dedican a la agricultura necesitan tener semillas sanas y accesibles económicamente.
Tecnología: para muchas personas en el mundo es imposible acceder a paquetes tecnológicos que permitan el establecimiento de un cultivo con semillas provenientes de procesos de mejoramiento genético.
Confianza: las agriculturas y agricultores confían más en la conservación de sus propias semillas a la hora de sembrar.
Modalidades de bancos de semillas comunitarios
Desde Ayuda en Acción promovemos varias modalidades de bancos de semillas comunitarios, adaptados a las características de trabajo dentro de las propias comunidades. Pero la base de todos ellos es el almacenamiento, el intercambio y la redistribución.
Bancos centralizados
En estos bancos, el lugar de acopio y el funcionamiento se hacen a nivel comunitario, pero se gestionan de manera centralizada por un grupo que gestiona la operación. Cada agricultor/a solicita las semillas que necesita y tendrá que devolver una parte, una vez haya cosechado. De esta forma se asegura que en el banco siempre existan semillas para seguir sembrando en la cosecha siguiente.
Bancos en red familiar
El almacenamiento se hace a nivel familiar y no centralizado. Cada familia que se une al banco lleva un registro de qué semilla tiene guardada, cuál es la cantidad y la variedad. De esta manera se garantiza poder contar con una gran variedad de semillas.
Bancos combinados
Como se sobreentiende, son una combinación de las dos modalidades anteriores. Se cuanta con un banco comunitario y luego cada familia también almacena su propia semilla.
Las familias cuentan con la formación para garantizar la conservación de sus semillas con mucha calidad y además también se les alienta a que seleccionen las semillas que crean mejores, haciendo sus propios procesos de adaptación a las plagas, condiciones ambientales e incluso gustos o color de las semillas que seleccionen.
El importante papel de las mujeres en la conservación de las semillas
Desde hace años se ha valorado especialmente el papel de la mujer en materia de resiliencia, sobre todo en las estrategias de conservación. Dichas estrategias engloban no solo las semillas, sino también el agua, suelo y en general los recursos naturales.
Con apoyo de AECID llevamos a cabo en Honduras un proyecto orientado a fomentar esa resiliencia en favor de la seguridad alimentaria, teniendo en cuenta el papel que desempeñan mujeres indígenas lenca. En él participan redes de mujeres que agrupan a 350 agricultoras que son realmente garantes de la seguridad alimentaria, pero también lideresas en los procesos de adaptación frente al cambio climático.
Maribel, de quien ya te hablamos en este otro post, es Coordinadora de Grupo de Mujeres de Meyanguel. No solo reconoce cómo la formación en la conservación de semillas es muy importante para los procesos de desarrollo en la comunidad, sino que pone en valor el papel que siempre han tenido ellas en la selección y conservación de las semillas.
Las mujeres suelen encargarse del desagranado de las mazorcas, y de manera tradicional seleccionaban aquellas que tuvieran los granos más copiosos, mejor color y sabor. Gracias a formaciones como las que ponemos en marcha en nuestro proyecto, ahora también conocen las mejores técnicas para que se preserven con calidad de un año a otro y no sean atacadas por mohos, roedores o diferentes bacterias, que atacaban por las malas técnicas de acopio y conservación.
Alimentación saludable y COVID-19 sí son compatibles. La pandemia provocada por la COVID-19 ha puesto del revés toda nuestra vida desde hace tres meses. Hemos tenido que cambiar nuestras rutinas y adaptarnos a una situación completamente desconocida. El cierre de los centros escolares y el teletrabajo han obligado a millones de personas a reinventarse en la cocina.
Sin embargo el miedo a salir, la sobrecarga de trabajo, los horarios incompatibles y la escasez de recursos de muchas familias que han perdido el empleo, pone en riesgo el acceso a una alimentación adecuada. Ante tal situación muchos optan por los platos precocinados o productos procesados que están lejos de ofrecer una dieta equilibrada y sana.
Hoy os mostraremos que la crisis sanitaria no es un obstáculo para disfrutar de una dieta equilibrada. Os ofrecemos algunos consejos para que podáis llevar una alimentación saludable durante el tiempo en que la COVID-19 siga trastocando nuestras vidas.
Siete consejos para poder seguir una alimentación saludable
Prepara un menú semanal, eso te ayudará a cocinar cada día platos equilibrados que contengan todos los nutrientes básicos para una dieta saludable. Además, te permitirá ser más eficaz y gastar solo lo necesario a la hora de ir al supermercado y organizar la compra. Hacer este ejercicio en familia es una buena forma de educar. Fomentaremos el diálogo y los acuerdos entre todos, los más pequeños se sentirán más valorados y apreciarán la importancia de valorar.
No dejes de consumir fruta y verdura y productos frescos. Incluso en los peores momentos de la crisis, el suministro de productos frescos nunca ha fallado. Puede que no encuentres el que más te gusta, pero tal vez sea un buen momento para dar una oportunidad a esos otros que nunca habías probado. Además, tienen la gran ventaja de que se pueden congelar. Y si no los encuentras frescos hay variedades deshidratadas o en conserva que garantizan el aporte vitamínico que sobre todo los niños y niñas necesitan.
Evita los dulces procesados: en su lugar, disfrutar con tu familia haciendo un postre casero puede ser muy divertido y además muy saludable. Bizcochos, galletas, magdalenas… son recetas muy asequibles para el bolsillo y contienen nutrientes sanos. Eso sí no olvides consumirlos siempre con moderación.
Siéntate a comer con los tuyos y disfruta de las comidas. Es una situación atípica, pero piensa en positivo: es la oportunidad de compartir momentos únicos que solo una ocasión así te lo va a permitir.
Estar tantas horas en casa y la situación que estamos viviendo nos puede provocar estrés y ansiedad. Muchas personas se calman volcándose en la comida. Si crees que esto te puede pasar a ti o a los tuyos, evita tirar de lo primero que ves. Deja preparado algo que sea equilibrado y piensa que si necesitas saciarte ya tienes tu tentempié.
La falta de ejercicio nos predispone al aumento de peso y los consiguientes problemas de salud que puede acarrear. Evita las comidas grasas y mantén siempre un buen nivel de hidratación. Además tenemos que mantener el cuerpo activo. Cualquier momento y cualquier lugar son buenos para hacer ejercicio.
Sobre todo no te olvides de la higiene. Los productos que compramos están al alcance de todos y todas y por tanto, expuestos a contener virus. Asegúrate de lavarlos bien antes de consumirlos y evita llevarte las manos a la cara.
Ayuda en Acción por una alimentación saludable
Ayuda en Acción trabaja desde 1981 junto a las personas más vulnerables. La crisis sanitaria que estamos viviendo afecta a todos, pero no a todos por igual. Miles de niños y niñas han dejado de tener acceso a una alimentación saludable con el cierre de los colegios. Muchas familias han visto mermados sus ingresos de la noche a la mañana debido a despidos y ERTES.
Ayuda en Acción, ahora más que nunca, está a su lado. Durante esta crisis hemos llevado kits de higiene y alimentación a las familias de los países donde estamos presentes, para garantizar el acceso a agua segura y a una alimentación equilibrada, y en España, por supuesto, también. Aquí hemos repartido tarjetas monedero para que las familias puedan comprar los productos necesarios en farmacias y tiendas de alimentación. Porque ahora más que nunca #SomosAyuda.
En la actualidad, más de 820 millones de personas pasan hambre a diario (1 de cada 9 en todo el mundo). Esto significa que seguimos estando muy lejos de alcanzar el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que compromete a la comunidad internacional a acabar con el hambre antes de 2030. Pero también que el derecho a la alimentación (reconocido internacionalmente) de más de 820 millones de personas sigue siendo vulnerado.
Y estas cifras, lejos de disminuir, aumentan lentamente cada año. Así lo manifestaba la FAO en su último informe sobre el Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición 2019. Este documento también destaca que el 17,2% de la población mundial (alrededor de 1.300 millones de personas) estuvo expuesta a niveles moderados de inseguridad alimentaria el año pasado.
Y una vez más, el continente africano se lleva la peor parte. El mismo informe calificaba su situación como alarmante. En cuanto al resto de regiones, luces y sombras. En América Latina y el Caribe las tasas de desnutrición sigue aumentando y en Asia ha disminuido ligeramente en la mayoría de las regiones.
Este principio establece que todos los seres humanos tenemos derecho a tener una alimentación adecuada y el derecho fundamental a no padecer hambre.
Esto obliga a los Estados a respetar, proteger, promover, facilitar y materializar este derecho. También a proporcionar los recursos y herramientas necesarias que favorezcan la producción, obtención y compra de alimentos suficientes. O lo que es lo mismo, que construyan el escenario para que las personas puedan procurarse una alimentación adecuada por sí mismos.
Por lo tanto, el derecho a la alimentación no significa derecho a ser alimentado, sino hacerlo en condiciones de dignidad. Sólo cuando las personas no pueden (debido a conflictos armados o desastres naturales, por ejemplo) el Estado (de forma individual o mediante la cooperación internacional) está obligado a proveer a la población de estos alimentos.
¿Cómo hacerlo? El Consejo de la FAO aprobaba en noviembre de 2004 las Directrices Voluntarias sobre el Derecho a la Alimentación. En ellas se recogen un amplio abanico de políticas y medidas que abarcan áreas tales como producción agrícola, inocuidad de los alimentos, nutrición, agua, salud, protección social, empleo decente o acceso a los recursos.
Hay muchos países que las han tomado como referencia para establecer medias dentro de sus fronteras o regiones. Es el caso del Frente Parlamentario contra el Hambre en América Latina y el Caribe que recoge más de 20 leyes sobre seguridad alimentaria y nutricional.
Un derecho reconocido internacionalmente
Como hemos visto, el papel de los Estados es fundamental para lograr que el derecho a la alimentación se ejerza de forma universal. Además, están obligados a adoptar las medidas necesarias para mitigar y erradicar el hambre.
El reconocimiento internacional de este derecho y las obligaciones de los Estados están recogidos en varios textos:
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). En su artículo 25 establece que toda persona: “tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios”.
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU de 1966 y ratificado por 164 países. En el artículo 11 también se reconoce como derecho fundamental el estar protegido contra el hambre. Además, se obliga a los Estados a tomar medidas y políticas (de forma individual o mediante la cooperación internacional) para hacer efectivo este derecho.
El mundo vive una emergencia climática sin precedentes y el tiempo se agota. Entre las principales causas del problema se encuentra el calentamiento global. Así es como llamamos al aumento de la temperatura debido a las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por la actividad humana. Y, si tenemos gran parte de la culpa, también es tarea nuestra poner soluciones. ¿Cómo evitar el calentamiento global? Aquí tienes 5 ideas:
¿Cómo evitar el calentamiento global?
No le falta razón al secretario general de la ONU cuando señala que “este no es el verano de nuestra juventud. Este no es el verano de nuestros abuelos”. Las altas temperaturas no dejan de batir récords. De hecho, el pasado mes de julio ha sido el más caluroso desde que existen registros. Otro ejemplo por si aún queda algún escéptico o escéptica en la sala: acabamos de conocer que el Ártico tiene cinco nuevas islas “nacidas” del calentamiento global. Estas son algunas de las últimas propuestas de la ONU para arreglar un planeta que se derrite:
Agricultura y alimentación
Para luchar contra el calentamiento global no basta con reducir las emisiones en industria, coches o centrales eléctricas. Además, el mundo tiene que ponerse a dieta: consumir menos carne, derrochar menos alimentos y apostar por una gestión sostenible de los suelos. Algunos datos que explican estas recetas:
La agricultura, silvicultura y otras actividades vinculadas al uso de suelo producen ya el 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Derrochamos entre un 25 y un 30% de la comida que producimos.
Si no se detiene, la deforestación liberará más de 50.000 millones de toneladas de carbono a la atmósfera en 30 o 50 años.
El sector de la construcción y el uso de energía que se hace en los edificios provocan el 39% de las emisiones de CO2 del mundo. La migración del campo a la ciudad seguirá siendo una constante y se prevé que, durante los próximos 40 años, se construyan unos 230.000 millones de metros cuadrados de nuevas infraestructuras. Debemos aprovechar cada oportunidad de reducir la contaminación en este ámbito, ¿cómo? Acondicionando de edificios existentes, mejorando los estándares de calidad en las nuevas construcciones o buscando soluciones sostenibles para la climatización y gestión de residuos en los hogares, entre otras propuestas.
Energía
Las energías renovables son recursos libres, no contaminantes e inagotables que proporciona la naturaleza. Por ello, invertir en energías renovables es invertir en un futuro sostenible. En esto parece que estamos haciendo los deberes: la capacidad de las energías renovables en el mundo se ha cuadruplicado de 2009 a 2019. Además, en 2018, la inversión global en renovables cuadruplicó a la que se realiza en carbón y gas.
Transporte
El transporte es responsable de casi un cuarto de las emisiones de CO2 en la atmósfera y su impacto sigue creciendo. Con las políticas e incentivos adecuados, asegura Naciones Unidas, es posible poner freno a los medios de transporte más contaminantes, especialmente el automóvil y el avión. Un ejemplo para entender las diferencias de las que hablamos: según la Organización Civil Internacional, un vuelo de clase económica desde Londres a Nueva York emite unas 0,67 toneladas de CO2. Esto equivale al 11% de las emisiones que produce anualmente alguien que viva en Reino Unido, o casi al total de las causadas por un habitante de Ghana.
Educación
Por último, pero no menos importante, hay que destacar el poder de la educación. Como recordamos en la Campaña Mundial de la Educación, la educación es clave para conseguir el cambio individual y colectivo de mentalidad, comportamiento y estilos de vida necesario si queremos salvar el planeta. Desde Ayuda en Acción trabajamos cada día para que las personas más vulnerables puedan ser capaces de comprender los principales retos medioambientales, darles respuesta y hacer frente a los efectos del calentamiento global.
Comer mal es barato. Y para comprobarlo solo tenemos que acercarnos a cualquier supermercado de barrio o revisar el ticket de la última visita al mercado. Uno de los pilares de la alimentación saludable es consumir productos frescos, como el pescado o la carne, pero encarecen mucho la cesta de la compra. La gama de alimentos ultraprocesados ofrecen alternativas mucho más baratas, pero a la vez menos saludables.
Hacemos la prueba visitando cualquier gran superficie. Un paquete de palitos de merluza de 450 gr., listos para cocinar en cualquier freidora nos sale por 2,90 euros aproximadamente (o alrededor de 6,44 euros el kilo). Si visitamos la pescadería y nos llevamos una bandeja de 300 gramos de filetes de merluza fresca, el precio sube a 8,40 euros (27,90 euros el kilo). Tomando como referencia el importe que marca si nos llevamos un kilo de cada uno de los productos, elegir el preparado nos supondrá un ahorro de cerca de 22 euros.
El caso del pollo es diferente. Un paquete de nuggets (500 gr.) sale por unos tres euros, el mismo precio que una bandeja de medio kilo de pollo. Pero… ¿quién se puede resistir a no elegir los nuggets que ya están casi listos para comer?
¿Qué es una alimentación saludable?
La comida preparada es la solución de muchos hogares a los problemas de la falta de tiempo para cocinar o a la falta de recursos para adquirir determinados alimentos. Y, aunque es una solución aceptable para un momento puntual, consumir este tipo de productos no debería convertirse en una costumbre.
La dieta mediterránea es sinónimo de alimentación saludable. Lo dice la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la recomienda para mantenernos sanos y prevenir enfermedades crónicas como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la obesidad e, incluso, algunos tipos de cánceres.
Consejos para comer de forma saludable
La SEEN y la dieta mediterránea nos insta comer de la siguiente forma:
Alimentos a evitar:
Productos preparados (elaborados a partir de aceites vegetales hidrogenados o grasas vegetales (como palma o coco) y animales).
Productos ultraprocesados (frecuentemente añaden sal, azúcares y grasa no saludable).
Alimentación recomendada:
Utilizar aceite de oliva (disminuyendo el consumo de grasas animales como la mantequilla, el tocino o la bollería industrial).
Comer al menos tres piezas de fruta al día y otras dos de verduras u hortalizas.
Ingerir un puñado de frutos secos crudos (evitando los que están procesados porque pueden llegar a perder sus propiedades).
Comer más pescado (entre dos y cuatro raciones a la semana) que carne.
Carnes rojas lo ideal es incluirlas en la dieta como máximo 2 veces por semana.
Dos raciones diarias de lácteos y de 3 a 7 huevos por semana.
Consumir diariamente cereales y comer legumbres entre dos y cuatro veces por semana.
La cocina de aprovechamiento: la alternativa para comer saludable
Las tasas de obesidad y el sobrepesohan crecido de forma alarmante los últimos años. Hasta el punto de convertirse en uno de los mayores retos sanitarios a los que nos debemos enfrentar la sociedad actual. No hay fórmulas mágicas, el sobrepeso y la obesidad se combaten haciendo ejercicio y con una buena alimentación.
Pero, ¿cómo podemos mantener una dieta equilibrada sin que se resienta mucho nuestro bolsillo? Una de las mejores alternativas es la cocina de aprovechamiento. Que no es otra que el que hemos aprendido de nuestras abuelas y madres, aquella en la que se saca el máximo partido a cada producto, plato e ingrediente y no desperdicia nada.
Volviendo al ejemplo de la merluza, ¿cómo se puede aplicar? Puedes aprovechar y comprar la pieza entera cuando esté más barata o sustituirla por otros pescados (como los de arrastre) menos populares, pero también más asequibles. Los medallones que no vayas a consumir ese día, consérvalos en el congelador para utilizarlos en otro momento, con la cabeza y la espina puedes hacer un buen fondo (enriquecido con puerro, zanahoria y cebolla) que te servirá para enriquecer cualquier arroz. Si eres de los que no les gusta la cola, es estupenda para hacer un pastel de pescado o una sopa.
En definitiva, tener una buena alimentación es más caro, pero no es un lujo. Afortunadamente, tenemos trucos y herramientas para hacer de ella algo al alcance de todos los bolsillos.
Al escribir sobre el hambre en el mundo me viene a la cabeza el famoso microrrelato del escritor centroamericano Augusto Monterroso. Seguro que ustedes lo recuerdan, ese que dice: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Esto le pasa exactamente a casi 800 millones de personas con el hambre en el mundo, que todos los días se acuestan con él y, cuando despiertan, el hambre sigue allí, a su lado. Entre estos 800 millones de personas, hay 300 que son menores de edad.
No creo que haya ninguna persona que esté a favor del hambre en el mundo. Si preguntásemos uno a uno a todos los habitantes del planeta sobre cuáles son las cosas que eliminarían de la faz de la tierra, el hambre en el mundo sería, sin lugar a dudas, una de ellas. Sin embargo, disponiendo de la capacidad tecnológica para producir y distribuir el doble de la comida necesaria para alimentar a toda la población mundial, 1 de cada 8 personas siguen padeciendo hambre y enfermedades relacionadas con la mala o escasa alimentación.
¿Cuáles son las razones del hambre en el mundo?
No es fácil enumerar todas las causas del hambre en el mundo porque, además, todas ellas están conectadas y se retroalimentan unas a otras. En este post señalaremos algunas de las razones que más afectan a las personas con las que trabajamos en Ayuda en Acción.
Pobreza y exclusión. No es difícil entender que para los casi 1.000 millones de personas que viven (o mejor dicho, intentan sobrevivir) con menos de 1,25 dólares al día, el hecho de conseguir alimentos suficientes para alimentarse sea muy complicado. No tienen acceso a los alimentos porque les es imposible adquirirlos en unos mercados agrícolas. Estos, cada vez están más diseñados para la exportación de alimentos que para el consumo local (y a precios locales). La deficiente alimentación en estos colectivos se convierte en una carga que, poco a poco, les va lastrando a la hora de acceder a otros derechos. Con una mala alimentación la salud es peor: se rinde menos en la escuela, se trabaja menos, las embarazadas tienen mayores riesgos… La infancia y las personas con mayor edad son quienes sufren las peores consecuencias.
El cambio climático. Cada vez un mayor número de personas deben desplazarse de sus lugares de origen porque la tierra en donde siempre han vivido se ha convertido en estéril. La escasez de agua es cada vez más acuciante y la desertificación avanza expulsando a las poblaciones. Naciones Unidas señala que hay ya alrededor de 250 millones de personas afectadas por este fenómeno y habla ya de la existencia de refugiados climáticos. La escasez de tierra fértil también hace que exista mucha mayor competencia por ella, siendo las grandes empresas agroalimentarias las que tienen mayores opciones de acaparar la tierra y producir alimentos orientados al mercado internacional. Por otro lado, existen grandes extensiones de tierra dedicadas a monocultivos que no van a parar al mercado de los alimentos, sino al de los combustibles o al de la madera. El uso inadecuado de la tierra, la sobreexplotación, la deforestación, el pastoreo intensivo y el desperdicio del agua son malas prácticas que afectan directamente al clima y que inciden directamente en el hambre en el mundo.
Los conflictos y los desplazamientos. Las guerras y los conflictos armados producen enormes desplazamientos de población. A diario vemos y oímos en las noticias que miles de personas huyen de estas situaciones: viven su particular #OperaciónSalida. Las ONG y las agencias internacionales de desarrollo trabajamos para asegurar la alimentación de estos colectivos. En las guerras se produce el abandono de la producción agrícola, la confiscación de tierras, la destrucción de los almacenes, la contaminación de los pozos, se bloquean las redes de comunicación y se utiliza el hambre como arma de guerra.
Agricultura y desperdicio, claves para acabar con el hambre en el mundo
Continuando con las causas del hambre en el mundo, hablamos de la agricultura y del desperdicio alimentario, una de las mayores preocupaciones en la actualidad en los países más desarrollados.
El olvido de la agricultura. La mayoría de las personas que padecen hambre en el mundo son, paradójicamente, pequeños agricultores, ganaderos, pescadores… personas que viven de la explotación de los recursos naturales para su subsistencia. Sin embargo, la escasa inversión que hacen los gobiernos para apoyar a este tipo de agricultura local que debe de pensar primero en producir alimentos para el consumo local y, después, orientarse a la comercialización en los mercados nacionales e internacionales. Es una de las causas de la escasez de alimentos en las zonas rurales. Los mercados internacionales de alimentos dirigen toda la producción mundial, y sucede, en demasiadas ocasiones, que los propios consumidores locales no pueden adquirir los alimentos que se producen en su región porque son exportados y, por tanto, sus precios son inasumibles por los colectivos más vulnerables. La falta de infraestructuras y la dificultad de adquirir semillas, aperos de labranza, tierras o agua son el resto de factores de esta ecuación que hace que el olvido de la agricultura local sea otra de las razones del hambre en el mundo.
La especulación con los alimentos. Las materias primas y los alimentos son también activos financieros internacionales. La crisis financiera de los últimos años desvió gran parte de los flujos de capital al mercado internacional de los alimentos. El entender los alimentos básicos y el grano como un bien sobre el que poder especular hace que se produzcan, en un mercado muy poco regulado por los gobiernos. Las compras sobre cosechas futuras no tienen por objeto asegurar el precio del producto de los agricultores ante las malas cosechas, sino el de acaparar activos para especular sobre ellos. Esto acaba afectando a la inestabilidad del precio de los alimentos, cuyos principales afectados son las poblaciones vulnerables.
Desperdicio de los alimentos. Un tercio de los alimentos que se producen acaban en el cubo de la basura. Es otra de las paradojas del hambre en el mundo y de la mala distribución del mercado de los alimentos. Este desperdicio de comida produce 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, una huella de carbono solo un poco menor que la que producen países como Estados Unidos o China.
Soluciones para frenar el hambre en el mundo
Todas estas cifras nos pueden parecer desorbitadas, puede parecernos que poco podemos hacer para combatirlas. En efecto, si lo hacemos solos, nada podremos hacer, pero si cada vez más personas cambiamos algunas de nuestras prácticas, podremos ir caminando hacia un futuro en el que nadie pase hambre en el mundo.
Muchas veces decimos en este blog que todas las personas tenemos un rol y que, frente a los problemas globales, todos y todas podemos aportar nuestra parte de la solución. Ahí van algunas medidas frente a los problemas anteriormente mencionados:
Frente a la pobreza y la exclusión podemos informarnos y adquirir conciencia. Una opción es difundir en nuestras redes sociales las campañas de las muchas ONG que trabajamos contra la pobreza y la exclusión. Podemos colaborar con ellas y podemos exigir a nuestros representantes políticos que aporten el 0,7% de nuestro PIB a la lucha contra la pobreza en el mundo.
Frente al olvido de la agricultura local y la especulación de los alimentos podemos actuar como consumidores responsables. ¿Cómo? Apoyando los productos locales o el comercio justo que beneficia a los agricultores locales que producen con unos estándares de justicia en toda la cadena alimentaria.
Frente a los conflictos y los desplazamientos podemos exigir que nuestros gobiernos acojan y regulen el flujo de personas desplazadas. Europa acoge a una pequeña parte de los refugiados y desplazados del mundo y las personas migrantes no hacen otra cosa que trabajar contribuyendo al crecimiento de nuestras sociedades.
Frente al desperdicio de los alimentos la Navidad es quizá la mejor época para comenzar a practicar la máxima “compra solo lo que te vayas a comer”. Fomentemos esta práctica entre nuestros familiares y conocidos. Preguntemos a nuestros mayores qué hacían para aprovechar la comida, pensemos en la energía que tiramos a la basura.
Intentar hacer cosas pequeñas ante problemas enormes es la única forma que tenemos de decir y decirnos que estamos haciendo algo para que, cuando despertemos, algún día, el dinosaurio (o el hambre) ya no siga allí.
Es habitual que, cuando hablamos de pobreza, lo último en lo que pensemos sea en relacionarlo con la obesidad o el sobrepeso. Pero la verdad es que este tipo de malnutrición es otra de sus caras: azota a las familias con menos recursos y no entiende de fronteras.
La obesidad se ha convertido en un problema global. Tanto es así que el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): hambre cero, incluye el compromiso no solo de erradicar el hambre, sino también la meta de “poner fin a todas las formas de malnutrición”. Lo que hace referencia a la desnutrición… pero también a la obesidad, y su relación con la pobreza es estrecha.
Lejos de disminuir, las cifras de obesidad y sobrepeso en todo el mundo aumentan año a año en todos los países y este incremento es especialmente alarmante en los niños y niñas en edad escolar y en los adultos.
En poco más de 40 años, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. Más de 2.000 millones de personas adultas tenían sobrepeso en 2017, algo que afecta a más de 40 millones de niños y niñas menores de cinco años. En España, se calcula que el 17,4% de la población adulta (18 y más años) sufre obesidad y si a esto añadimos el número de personas con sobrepeso, la cifra sube a más de la mitad de la población. La cifra se sitúa en el 10,3% en el caso de los menores de 17 años, lo que supone que 1 de cada 10 niños y niñas tiene obesidad infantil. Y estos porcentajes lejos de disminuir, aumentan año a año.
Sus consecuencias para la salud son muy graves y más para la infancia. Ya que pueden llegar a desembocar en patologías como la diabetes de tipo 2, hipertensión, asma, otros problemas respiratorios, trastornos del sueño y enfermedades hepáticas. Pero no sólo eso, los niños y niñas con obesidad son más propensos a tener baja autoestima, depresión y aislamiento social.
La principal razón de este incremento se encuentra en los cambios de hábitos de vida. Se consumen más alimentos de alto contenido calórico (ricos en grasa) y ha descendido la práctica del deporte.
La relación entre obesidad y pobreza: las familias con menos recursos, las más vulnerables
Así pues, los mejores aliados de la obesidad son el sedentarismo y la mala alimentación. Y precisamente este último, es el que está más relacionado con la pobreza.
Y es que comer bien sale caro. Una cesta de la compra con alimentos ricos en nutrientes como son el pescado, la carne, las legumbres, las verduras o frutas frescas incrementa la factura de la compra. De ahí, que las familias con menos recursos tengan que recurrir a productos preparados y ultraprocesados que son más asequibles, pero que también tienen un alto contenido calórico y menor valor nutritivo.
Los datos corroboran esta desigualdad entre rentas altas y bajas. Según los últimos publicados por el INE, el 69,4% de las personas con ingresos bajos consumió fruta diariamente en 2017, frente al 83,6% de las personas con ingresos altos. Por su parte, el 58,4% de las personas con ingresos bajos incluyó en su dieta diaria verduras, ensaladas o legumbres , frente el 69,3% de las de ingresos altos.
Desde hace más de 38 años, Ayuda en Acción está del lado de las personas más vulnerables; por ello, una de nuestras líneas de actuación es la promoción de condiciones de vida saludables en más de 20 países del mundo. En España, por ejemplo, damos formación a niños, niñas, jóvenes y familias en riesgo de exclusión en hábitos de vida saludable y nutrición a través de nuestro programa Aquí también.
En uno de mis viajes a Etiopía conocí a Geraro Geta, un productor de 45 años que debido a la pobre calidad de sus patatas y la dependencia de la lluvia para su producción de camote, no ganaba lo suficiente para alimentar a sus cuatro hijos. El dinero que recibía por su producción no alcanzaba para comprar ropa, materiales escolares o alimentos para todos los miembros de la familia. Uno a uno, sus hijos se fueron marchando de la casa paterna para buscarse la vida. El último se fue con apenas 8 años de edad porque el espacio donde dormía ahora lo ocupa una vaca, que Geraro debe alimentar para ganar un dinero extra. Todos sus hijos se fueron inicialmente a la ciudad de Wolaita, y de allí a Adis Abeba, la capital de Etiopía.
Puede que, desde nuestra perspectiva occidental, no nos quepa en la cabeza cómo un padre puede permitir que esto ocurra, pero la realidad africana es dura, desgarradora. Tanto que deben elegir entre morir de hambre o dejar que sus hijos trabajen.
Geraro mira al futuro con esperanza, porque es parte de una iniciativa que desde Ayuda en Acción hemos puesto en marcha para mejorar la calidad de la producción y asegurar así mejores precios en el mercado. “Con el mayor de mis hijos todavía tengo contacto. Él tiene cómo localizar a sus hermanos. Quiero que vuelvan para poder hacerme cargo de ellos y que no estén expuestos a la violencia de las calles. Cuando venda mi primera cosecha les pediré que vuelvan porque ya tendré dinero suficiente”.
¿Qué come la infancia en África?
A pesar de la dureza de historias como la de Geraro, África goza de un clima privilegiado para que una enorme variedad de verduras, hortalizas y frutas broten de sus tierras. No es de extrañar que sea el lugar de procedencia de alimentos tan extendidos y conocidos como el café, los guisantes, los melones, la oliva, el sésamo y la menta, por citar solo algunos. Hay otros que quizás nos suenen a manjar exótico, como la okra, el maboque o la múcua, fruto del baobab.
África también tiene una cocina rica en muchos sentidos: sus culturas milenarias quedan retratadas en la comida. De esta forma encontramos platos y productos que merece la pena investigar (pero más aún degustar). En Etiopía el plato típico es la injera, una especie de crepe al que se añaden diversos guisos de carne o verdura; se come con la mano, prácticamente a diario. En Mozambique, muy influenciado por Portugal, comen la matapa, uno de los platos más populares del país, hecho con hojas de yuca. Y mi favorito: el matoke, el plato nacional de Uganda, cuyo principal ingrediente es el plátano verde, y según cuentan los jjajjas, fue traído a la tierra por Kintu, el primer hombre; es también uno de los platos más antiguos que se conocen.
Por increíble que parezca, a pesar de contar con esta enorme riqueza, los habitantes de África ven su alimentación muy condicionada: los desastres climáticos (sequías y ciclones), la escasez de tierras para cultivo, las plagas, la falta de conocimiento para una buena gestión de la tierra, los pocos ingresos que reciben por la venta de su escasa producción y/o los elevados precios que deben pagar por productos básicos en tiempos de carestía acaban por limitar una alimentación básica, es decir, la que se compone de tres comidas al día.
Por supuesto quienes más sufren esto son las familias más vulnerables: familias rurales que apenas tienen alternativas en la cría de algunos animales o que no ven que sus tierras generen productos que les permitan ingresar algún beneficio que permita mejorar la alimentación en sus hogares. Y dentro de estas familias, quienes son más perjudicados por una mala alimentación obviamente son los niños y niñas: son quienes sufren las peores consecuencias como el mal desarrollo intelectual y físico.
En este sentido desde Ayuda en Acción financiamos becas de comedor con el doble objetivo de garantizar de una a tres comidas al día, y añadir un incentivo más para que los niños (y sobre todo las niñas) sigan yendo al colegio, sea cual sea la situación de sus familias. Y vamos más allá: promovemos las huertas familiares como una manera de garantizar la alimentación de la familia y potenciar la biodiversidad local.
Como Geraro, trabajamos duramente para que sus hijos puedan volver al lugar del que nunca debieron salir.
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28004, Madrid (en adelante "Ayuda en Acción"). Se entienden por datos personales aquella información
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personales, haciendo uso para ello de medidas de seguridad técnicas y organizativas apropiadas y
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Ayuda en Acción, como responsable del tratamiento, se preocupa por el cumplimiento de las obligaciones
legales en materia de protección de datos de carácter personal, en especial, cumpliendo con nuestras
obligaciones de información. Además, estamos a su disposición para cualquier consulta o inquietud que le
pueda surgir al respecto.
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II- FINALIDADES DEL TRATAMIENTO Y LEGITIMACIÓN
A los efectos de lo previsto en el Reglamento 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo de 27 de
abril de 2016 relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de
datos personales y a la libre circulación de estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/CE
('RGPD'), le informamos que Ayuda en Acción tratará los datos de carácter personal que nos haya
facilitado para las siguientes finalidades y bajo la base legal que le detallamos a continuación:
Si usted es...
Finalidad para la cual tratamos sus datos personales
Base legal para tratar sus datos personales
Candidato (demandante de empleo)
Gestionar el proceso de selección al que ha optado y así poder evaluar su candidatura, así como para otras que pudieran abrirse en el futuro.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente, a excepción de Perú en cuyo caso se requiere su consentimiento para el tratamiento de sus datos personales.
Contraparte
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Destinatario de nuestra intervención (beneficiario/a mayor de edad)
Identificar a los destinatarios de nuestra intervención para adecuarla a las necesidades y contexto en el que operamos, así como llevar a cabo acciones de sensibilización y rendir cuentas a nuestros grupos de interés con fines formativos y/o de promoción de nuestra actividad.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente. Su consentimiento para el tratamiento de sus datos personales, en los siguientes casos excepcionales: i) cuando se levanten testimonios que incluyan datos sensibles, y/o ii) cuando se transmitan los datos personales de beneficiarios/as de nuestro programa de Acción Social en España a colaboradores, financieras y/o agencias de medios basados fuera de España y/o la Unión Europea y que no ofrezcan un nivel adecuado de protección en materia de privacidad y protección de datos personales.
Destinatario de nuestra intervención (beneficiario/a menor de edad)
Ídem al caso anterior. En el caso de niños/as apadrinados/as también sería gestionar y administrar su vinculación al programa de Vínculo Solidario de Ayuda en Acción.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente. Su consentimiento para el tratamiento de sus datos personales, otorgado por su padre/madre/tutor legal, en el caso de niños/as apadrinados/as.
Embajadores (prescriptores)
Gestionar y administrar los embajadores de Ayuda en Acción, esto es, gestión de viajes y colaboración de los mismos.
Sensibilizar y rendir cuentas sobre las actividades desarrolladas por Ayuda en Acción.
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Empleado/a
Gestionar y administrar los recursos humanos de Ayuda en Acción, esto es, pago de salarios y beneficios sociales, cobertura del seguro médico y/o de accidentes, gestión de vacaciones y ausencias, vinculación y promoción interna, entre otros.
Acreditar tu condición como empleado/a en términos de idoneidad y honorabilidad.
Sensibilizar y rendir cuentas sobre las actividades desarrolladas por Ayuda en Acción.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente, así como aquellas vinculadas al ámbito de la seguridad y protección social, al ámbito laboral y legal, y disponer de medidas necesarias con fines de medicina preventiva o laboral y evaluación de la capacidad laboral de nuestros empleados/as.
Empresa colaboradora
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Interesado/a
Compartirle información institucional, incluso a través de correo electrónico, para mantenerte actualizado sobre nuestras actividades.
Su consentimiento para el tratamiento de sus datos personales.
Informante y/o afectado (denuncia)
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Informante (consulta, sugerencia y queja)
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Miembro del Patronato o Consejo Asesor
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Acreditar su condición como miembro del Patronato o Consejo Asesor en términos de idoneidad y honorabilidad.
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Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente.
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Dar a conocer la labor de nuestros socios/as, así como sensibilizar y rendir cuentas sobre las actividades desarrolladas por Ayuda en Acción.
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Tercero que da de alta a un(a) socio/a
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Voluntario/a
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En algunos casos, trataremos datos personales en relación con su imagen, para lo que se recabará su
consentimiento cuando así se considere necesario y el tratamiento no se encuentre amparado en ninguna de
las anteriores finalidades y bases legales.
Ayuda en Acción pone en su conocimiento que en caso de ser usuario de nuestro website podremos crear un
archivo automatizado con los datos personales que a través del mismo nos proporcione, los cuales podrían
ser utilizados con la finalidad de efectuar estadísticas, la gestión de incidencias o la realización de
estudios de mercado, entre otras actividades. Dicho tratamiento se basará en los intereses legítimos de
Ayuda en Acción.
La no cumplimentación de ciertos datos de carácter personal nos impedirá prestar todos aquellos
servicios para los que dichos datos sean necesarios.
III- PLAZO DE CONSERVACIÓN DE LOS DATOS
Conservaremos sus datos personales durante el tiempo necesario para el cumplimiento de las finalidades
descritas anteriormente en función de las bases jurídicas que habilitan el tratamiento. Sin perjuicio de
lo anterior, la conservación también se efectuará por el periodo que resultase necesario para la
formulación, el ejercicio o la defensa de potenciales reclamaciones y/o siempre que lo permitiese la
legislación aplicable. En este último supuesto, sus datos personales sólo serán tratados a efectos de
acreditar el cumplimiento de obligaciones legales o contractuales a las que estamos sujetos.
IV.- DESTINATARIOS DE LOS DATOS
En ningún caso comunicaremos, explotaremos tus datos personales o los destinaremos a un fin distinto del
detallado anteriormente. Cabe mencionar que los datos podrán ser comunicados a los empleados y
colaboradores de la Fundación AYUDA EN ACCIÓN que necesiten conocer información sobre usted para llevar
a cabo labores relacionadas con las finalidades indicadas anteriormente.
Con este fin, le informamos que sus datos personales podrán ser transferidos a otras oficinas de la
Fundación AYUDA EN ACCIÓN, las cuales aplicarán las mismas medidas de seguridad técnicas y organizativa
para garantizar el tratamiento adecuado de sus datos personales. En el supuesto de que desee apadrinar a
niños/as residentes en México, le informamos que sus datos serán comunicados para gestionar su
apadrinamiento a la entidad Ayuda en Acción de México Asociación Civil, la cual dispone de garantías
suficientes.
Algunas organizaciones que colaboran con Ayuda en Acción, tales como agencias de medios de comunicación,
agencias de viajes, o financieras, entre otras, pueden tener acceso a los mismos como encargados de su
tratamiento, para que así podamos llevar a cabo nuestra labor. En ocasiones este tercero puede
encontrarse en países situados fuera del Espacio Económico Europeo que no ofrecen un nivel de seguridad
adecuado de acuerdo al RGPD. En estos casos, firmamos un contrato por escrito entre ambas partes en el
que se incluyen las cláusulas contractuales tipo según estándares aprobados por la Comisión Europea para
la transferencia de información personal fuera del Espacio Económico Europeo. En todo caso, la
transferencia, la conservación y la gestión que realicemos de su información personal seguirán
rigiéndose por la presente Política de Privacidad.
Igualmente le informamos que los datos relativos a su aportación serán comunicados a la Agencia
Tributaria con la finalidad de tramitar sus beneficios fiscales, así como a aquellas otras autoridades
de control que nos soliciten sus datos siempre que se respeten todos los preceptos previstos legalmente.
V.- TUS DERECHOS
Ayuda en Acción le informa sobre la posibilidad que te asiste de ejercitar los derechos de acceso,
rectificación, supresión, portabilidad y limitación del tratamiento de los datos personales que tenemos
recogidos.
De manera adicional, tendrá el derecho a oponerse al tratamiento de sus datos personales en los
supuestos recogidos en la normativa de protección de datos aplicable.
Dichos derechos podrás ejercitarlos, por ti mismos o por quien te represente, mediante solicitud escrita
y firmada dirigida al Responsable de Datos Personales de Ayuda en Acción, a través de:
Dicha solicitud debe contener los siguientes datos: su nombre y apellidos, domicilio a efectos de
notificaciones, fotocopia de tu Documento Nacional de Identidad o Pasaporte, y petición en que se
concreta la solicitud. En el caso de representación, deberá probar la misma mediante documento
fehaciente. Para enviar esta solicitud puede hacer uso de los modelos puestos a disposición por parte de
la Agencia Española de Protección de Datos, los cuales pueden ser firmados electrónicamente.
Además de los anteriores derechos, en caso de que sea la base jurídica del tratamiento de sus datos
personales, también tiene derecho a retirar el consentimiento otorgado en cualquier momento mediante el
procedimiento más arriba descrito, sin que dicha retirada de consentimiento afecte a la licitud del
tratamiento anterior a la retirada del mismo, y sin que en ningún caso condicione el tratamiento de
datos personales efectuado en virtud de otra base legal. Ayuda en Acción podrá continuar tratando sus
datos personales en la medida en que la ley aplicable lo permita.
En general, respondemos las solicitudes en el plazo de un mes, aunque según la complejidad y el número,
se podría prorrogar el plazo otros dos meses más, en cuyo caso se lo notificaremos.
Finalmente, te recordamos que tienes derecho a presentar una reclamación ante la autoridad de control
pertinente.
VI. MODIFICACIONES A LA POLÍTICA DE PRIVACIDAD
Ayuda en Acción se reserva el derecho de modificar su Política de Privacidad de acuerdo con la
legislación aplicable en cada momento. En todo caso, podrá consultar cualquier modificación de la
Política de Privacidad en nuestra página Web.
Política de Privacidad
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Proveedor
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Socio/a
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Voluntario/a
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notificaciones, fotocopia de tu Documento Nacional de Identidad o Pasaporte, y petición en que se
concreta la solicitud. En el caso de representación, deberá probar la misma mediante documento
fehaciente. Para enviar esta solicitud puede hacer uso de los modelos puestos a disposición por parte de
la Agencia Española de Protección de Datos, los cuales pueden ser firmados electrónicamente.
Además de los anteriores derechos, en caso de que sea la base jurídica del tratamiento de sus datos
personales, también tiene derecho a retirar el consentimiento otorgado en cualquier momento mediante el
procedimiento más arriba descrito, sin que dicha retirada de consentimiento afecte a la licitud del
tratamiento anterior a la retirada del mismo, y sin que en ningún caso condicione el tratamiento de
datos personales efectuado en virtud de otra base legal. Ayuda en Acción podrá continuar tratando sus
datos personales en la medida en que la ley aplicable lo permita.
En general, respondemos las solicitudes en el plazo de un mes, aunque según la complejidad y el número,
se podría prorrogar el plazo otros dos meses más, en cuyo caso se lo notificaremos.
Finalmente, te recordamos que tienes derecho a presentar una reclamación ante la autoridad de control
pertinente.
VI. MODIFICACIONES A LA POLÍTICA DE PRIVACIDAD
Ayuda en Acción se reserva el derecho de modificar su Política de Privacidad de acuerdo con la
legislación aplicable en cada momento. En todo caso, podrá consultar cualquier modificación de la
Política de Privacidad en nuestra página Web.