Acabar con la pobreza en todo el mundo en poco más de una década es el mayor desafío al que nos enfrentamos, pero es posible. Muestra de ello son los grandes pasos que hemos dado en los últimos tiempos. Sin embargo, lo tenemos un poco más difícil que hace un año. La ONU ya ha advertido que las consecuencias de la pandemia podrían incrementar la pobreza en todo el mundo hasta afectar a 500 millones de personas más (lo que supone el 8% de la población mundial). Por ello es más importante que nunca que no perdamos el foco y sigamos trabajando en la consecución del ODS-1. Descubre a continuación 6 formas eficaces de luchar contra la pobreza.
Formas de luchar contra la pobreza
#1 Acabar con el hambre y la malnutrición
El hambre es a la vez causa y consecuencia de la pobreza. Esta es la razón por la que la erradicación del hambre encabeza nuestro ranking de formas de luchar contra la pobreza.
Los 1.000 primeros días de vida son cruciales para cualquier ser humano. Durante esta etapa es cuando se produce el desarrollo básico de los niños y niñas y una buena nutrición juega un papel esencial. El hambre y la desnutrición en la infancia son causa de mortalidad infantil, pero también puede provocar una ralentización de su desarrollo físico e intelectual, consecuencias irreversibles que les acompañarán toda su vida.
Está demostrado que una población enferma es menos productiva. La malnutrición (en cualquiera de sus formas) también acarrea graves consecuencias en la salud de las personas adultas. La obesidad, por ejemplo, puede desembocar en enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, hipertensión, asma, problemas respiratorios o enfermedades hepáticas.
#2 Cobertura universal de la salud
Como hemos visto anteriormente, pobreza y salud están íntimamente ligadas. Y son los dos elementos clave de una pescadilla que se muerde la cola. La pobreza provoca que la población enferma no tenga recursos para acceder a determinados tratamientos. Por otro lado, una alta incidencia de enfermedades en un territorio impide que este se desarrolle económicamente.
La construcción de sistemas de salud robustos, que permitan universalizar este derecho fundamental, y la puesta en marcha de mecanismos y programas de prevención, es otra de las formas eficaces de acabar con la pobreza.
#3 Adaptación al cambio climático
Los desastres naturales –incrementados por los efectos del cambio climático– se traducen en pérdidas de cultivos, ganado e infraestructuras. Esto supone una reducción drástica de la producción de alimentosbásicos. Esto incide directamente en la seguridad alimentaria de la población con menos recursos pero también en sus medios de vida.
Para acabar con la pobreza, también es necesario que apoyemos a las poblaciones más empobrecidas a que reduzcan su vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático.
#4 Acceso universal a la educación de calidad
Sabemos que la educación es la herramienta más importante para romper el círculo de la pobreza y supone un importante impulso para generar más y mejores oportunidades en la infancia y adolescencia. Garantizar el acceso a una educación inclusiva, equitativa y de calidad a todo el alumnado es el primer paso para poner en sus manos un futuro lejos de la pobreza y lleno de oportunidades.
#5 Aumentar la inversión en el desarrollo de regiones y comunidades empobrecidas
La cooperación internacional o los proyectos de desarrollo son los mejores caminos para acabar con la pobreza. Este tipo de acciones a medio-largo plazo tienen por objetivo atajar sus causas desde diversos frentes. En Ayuda en Acción trabajamos codo a codo con las poblaciones beneficiarias, haciéndoles partícipes desde el primer momento de su desarrollo, detectando sus necesidades y poniendo en marcha un exhaustivo plan que revisamos cada tres años.
La pobreza tiene rostro de mujer y la desigualdad de género es una barrera más que impide a las mujeres salir de la pobreza. La brecha de género a nivel educativo y salarial, el acceso a la propiedad de la tierra y a puestos de responsabilidad o la falta de participación de la mujer en la sociedad son algunos de los signos de esta desigualdad.
Por ello, si queremos acabar con la pobreza no podemos (ni debemos) olvidar a las mujeres. Es necesario que se pongan en marcha políticas que rompan las barreras que limitan sus opciones de desarrollo.
Acabar con la pobreza es posible
Esperamos que después de leer este post ya no seas de quienes creen que alcanzar el ODS 1 (fin de la pobreza) es una utopía. Pero si sigues pensando así, te vamos a dar un dato. Según la ONU, si todos los países ricos destinaran solo el 1% de sus ingresos al combate contra la pobreza, acabaríamos con ellaen menos de 20 años.
Luchar contra esta lacra también está en tu mano. Puedes contribuir a ello haciendo voluntariado (también puedes hacerlo de forma virtual) en alguna organización que, como Ayuda en Acción, lucha contra la pobreza y las desigualdades. Además, puedes dar un paso más aportando un donativo o haciéndote socio o socia. Y por supuesto, puedes apadrinar un niño o un grupo de niños y niñas para invertir no solo en su futuro, sino para ayudar a salir de la pobreza a toda su comunidad.
Es un hecho. La pandemia de la COVID-19 está teniendo un fuerte impacto en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La ONU lo advierte: de nosotros dependerá que esta situación nos lleve a un punto de no retorno o, por el contrario, suponga un impulso para alcanzar en diez años un mundo en el que nadie se quede atrás.
Todavía es pronto para saber con certeza cómo afectará la pandemia a la lucha contra la pobreza, pero ya empezamos a conocer las primeras estimaciones. El Banco Mundial afirma que la crisis económica supondrá un paso atrás en todos los avances logrados en los últimos cinco años. Y estima que, por primera vez desde 1998, habrá un aumento en las tasas anuales de pobreza.
La pandemia de la COVID-19 también está impactando fuertemente en la seguridad alimentaria. Por un lado, las medidas de contención del virus han afectado a la producción, distribución y disponibilidad de alimentos. Pero también en el seno de las familias que ya se encontraban en situación de vulnerabilidad. Sin posibilidad para salir a trabajar y sin acceso a prestaciones como las de desempleo –no olvidemos que un alto porcentaje de estos hogares se dedican a la economía informal–, han dejado de tener recursos que destinar a la cesta de la compra.
Pero la mala noticia está por llegar. Cuando hay una crisis, el hambre se dispara. Y esta será una de las peores consecuencias que tendremos que afrontar tras el paso del coronavirus.
Estamos ante una emergencia sanitaria. Y como tal, está afectando fuertemente a los sistemas sanitarios de todo el mundo y poniendo de manifiesto sus deficiencias. Pero la huella de la COVID-19 en el tercero de los ODS no termina aquí. La OMS ya ha advertido que esta pandemia y las medidas de confinamiento podrían tener graves consecuencias para la salud mental de la ciudadanía y, en especial, en la del personal sanitario debido al estrés sufrido durante los peores meses de la crisis.
En este contexto, ¿cómo es posible garantizar este derecho a todos los estudiantes cuando no todos tienen recursos suficientes para acceder a las herramientas necesarias para ejercerlo? Según la UNESCO, 1.500 millones de niños y niñas han estado o están desconectados de la escuela debido a la emergencia sanitaria.
Y es que no hay que olvidar que, para acceder a la enseñanza online, se necesitan dispositivos y conexión a Internet, dos herramientas que no están al alcance de las familias más vulnerables. Sin acceso a la educación, el alumnado sin recursos se queda sin opciones para romper el círculo de la pobreza.
La crisis de la COVID-19 afecta de manera directa y clara al quinto ODS por muchas razones. En el ámbito sanitario y laboral, las mujeres representan el 70% de las trabajadoras de la salud y asistencia social, por lo que han sido las que han estado más expuestas al virus. También son las que ocupan más puestos de trabajo de la economía informal, especialmente azotada a raíz de las medidas de confinamiento.
Las mujeres invierten casi el doble de tiempo que los hombres en tareas domésticas y cuidado de personas dependientes y menores. El cierre de las escuelas y los centros de día ha supuesto una carga adicional para ellas, poniéndoles muy difícil una dedicación más plena a sus responsabilidades profesionales.
Abrir un grifo y tener agua. Parece un gesto simple pero no está al alcance de todos. En el mundo, 1 de cada 3 personas viven sin agua potable. Este recurso es clave para frenar la expansión de la COVID-19.
El aumento del desempleo ha sido una de las primeras consecuencias de la emergencia sanitaria y, según la ONU, ha sido el segundo ODS más damnificado por la COVID-19 y la Organización Internacional del Trabajo ya alertaba en su último informe de que el coronavirus destruirá 305 millones de puestos de trabajo durante el segundo semestre de este año.
Sin duda el medioambiente ha sido el gran ganador de esta crisis. La reducción de los desplazamientos, el descenso de la producción o la suspensión de las grandes concentraciones de personas, han dado un respiro a nuestro planeta. Sin embargo, no podemos bajar la guardia ya que podría haber un efecto rebote ahora que las medidas de confinamiento se están relajando.
Es tiempo de actuar
Tan solo quedan 10 años para llegar a 2030. La fecha marcada en nuestro calendario para alcanzar el objetivo de tener un mundo sin hambre, sin pobreza, sin desigualdades… En definitiva, un lugar donde nadie se quede atrás. Desde la ONU lo tienen claro: la pandemia del coronavirus nos brinda una oportunidad para convertir esta crisis en un impulso para alcanzar los ODS. ¿Cómo lograrlo? A través de nuestra hoja de ruta: los propios Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y esto es porque están íntimamente ligados y si, por ejemplo, construimos alianzas fuertes (ODS 17) o garantizamos el acceso a la educación (ODS-4), lograremos reducir los efectos negativos de la COVID-19 en la consecución de otros como son los relativos a la erradicación de la pobreza o del hambre.
Lograrlo también está en tu mano. Puedes hacerlo a través de tus redes sociales, siendo activista y sumándote a acciones de voluntariado digital. O colaborando con alguna de las muchas ONG que, como Ayuda en Acción, estamos trabajando para combatir las consecuencias del coronavirus.
En plena batalla contra la COVID-19, ya comenzamos a conocer las primeras estimaciones sobre cómo afectará el coronavirus en la lucha contra la pobreza. Y no son nada halagüeñas. Según un estudio realizado por el King College de Londres y la Universidad de Australia –a instancias de Oxfam-, la pandemia global sumirá en la pobreza a 500 millones de personas más en el mundo. Queda demostrado que coronavirus y pobreza no son unos buenos compañeros de viaje: una vez más, las personas más vulnerables serán las peores paradas.
Coronavirus y pobreza: los primeros datos
La COVID-19 nos está afectado a todos, pero no a todos por igual. Las medidas de confinamiento, la crisis económica que se avecina, el aumento del paro, la destrucción de empleo o el desigual acceso a la educación online. Son algunas de las consecuencias que ya estamos viviendo y provocarán que retrocedamos varios años –en algunas regiones incluso décadas- en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
• El Banco Mundial afirma que la crisis económica que vendrá tras la pandemia revertirá todos los avances logrados en los últimos cinco años. Y estima que, por primera vez desde 1998, las tasas anuales de pobreza aumenten.
• El estudio del King College y la Universidad de Australia apunta que supondrán un retroceso de una década en la lucha contra la pobreza. Y de hasta 30 años en algunas regiones como África y Oriente Próximo.
• Al inicio de la emergencia sanitaria, la Organización Internacional del Trabajo afirmaba que se destruirán 25 millones de puestos de trabajo en todo el mundo. A día de hoy, se prevé que estas cifras puedan ser incluso mayores.
• Solo en África podrían perderse casi la mitad de los empleos, muchos de ellos asociados a la economía informal.
• Unicef calcula que el coronavirus dejará a cuatro millones de niños abocados a la pobreza. Esto traerá consigo un repunte del trabajo infantil, el matrimonio temprano y el abandono escolar.
Una de las principales causas de este repunte de la pobreza es la pérdida de los medios de vida. En los países desarrollados las tasas de desempleo se han situado en niveles históricos. Las medidas de confinamiento no han ayudado, ya que han dejado sin ingresos a millones de personas con empleos vinculados a la economía informal. Esto preocupa especialmente en los países en desarrollo donde se calcula que el 90% de los empleos son informales.
Las consecuencias en la economía de los países en desarrollo
El FMI apuntaba que la economía mundial se contraerá un 3% debido al coronavirus. La peor parte se la llevarán los países en desarrollo. En su mayoría se trata de economías donde el turismo, la exportación de bienes y las remesas de los migrantes juegan un papel fundamental. Un cierre prolongado de las fronteras, unido a la crisis que se avecina, supondrá unas consecuencias devastadoras para sus economías.
Falta de acceso a la educación
La educación es clave para romper el círculo de la pobreza. Las medidas de confinamiento de la población han dejado sin acceso a ella a más de 700 millones de niños y niñas en todo el mundo. En este contexto, la brecha digital hace aún más evidentes –y agravan– las desigualdades que ya existían. Pero también minan las oportunidades de futuro de millones de niños y niñas en todo el mundo, privándoles de un derecho fundamental.
Organizaciones de todo el mundo se han movilizado desde el primer momento para hacer frente a esta emergencia global. Es el caso de Ayuda en Acción: a través de la campaña Frente al COVID-19, #SomosAyuda estamos combatiendo los efectos del coronavirus y la pobreza en los más de 20 países en los que operamos. Hoy, nuestro trabajo tiene más sentido que nunca: la cooperación internacional será determinante para que estas cifras se queden en estimaciones y no se conviertan en una realidad.
Cuando el continente africano apenas estaba recuperándose de los efectos de la última epidemia de ébola, el impacto de la COVID-19 en África golpea duramente su futuro. Hoy analizamos las consecuencias de la pandemia desde diferentes aspectos. ¿Te quedas con nosotros?
Impacto de la COVID-19 en la salud de las personas en África
Al inicio de esta crisis, era mucha la gente que pensaba que dado que el coronavirus se ha cebado, sobre todo, con las personas más mayores, en África tendría menor impacto, dada la edad media del continente. Sin embargo, la realidad ha demostrado que aunque las cifras generales de letalidad en el continente son hoy por hoy más bajas que en Europa o América, no hay que bajar la guardia. Y es que en los últimos días de abril se produjo un aumento del 40% en las cifras totales de contagios. La OMS ha estimado que antes de fin de año podría llegarse a los 10 millones de personas infectadas.
Realmente, no existe claridad sobre el asunto de la incidencia del coronavirus en África: puede ser que efectivamente, como se piensa, las altas temperaturas ayuden a una menor propagación del virus. Sin embargo, estas bajas cifras también pueden evidenciar la incapacidad de los sistemas sanitarios para contabilizar los casos. Pero también la insuficiencia de test de diagnóstico (apenas se han hecho 500.000 para 1.300 millones de habitantes, cuando en realidad serían necesarios al menos 74 millones). Sin olvidar, por supuesto, el hecho de que muchas personas viven lejos de puestos de salud. Y esto, unido a la imposibilidad de movimientos por la cuarentena, puede convertirse en una trampa mortal.
Sistemas sanitarios
En África los sistemas de salud públicos son mucho más débiles para hacer frente a una emergencia sanitaria de esta envergadura. En algunos países los respiradores a nivel nacional pueden contarse con los dedos de las manos. Desde Naciones Unidas hacen una previsión: durante este año harán falta al menos 30.000 respiradores en todo el continente.
Pero no se trata solo de los sistemas de salud, sino de la propia condición sanitaria e inmunológica de las personas. Está comprobado que el coronavirus afecta más a quienes tienen sus sistemas inmunitarios debilitados. En un continente donde las cifras del hambre continúan siendo alarmantes (256 millones de personas sufren hambre), la malnutrición puede ser un grave problema para hacer frente a la enfermedad. Y no olvidemos la otra gran pandemia que se encuentra con la de la COVID-19 en África: la del VIH Sida.
El impacto del coronavirus en África podría hacer retroceder al continente unos veinte años en cuanto a los avances producidos en materia de sanidad si no se toman las medidas adecuadas.
Interrupción de calendarios de vacunación y seguimiento
Mención especial merece el tema de las vacunas. Los programas de vacunación han sido interrumpidos y esto está generando un rebrote de otras enfermedades, que afectan sobre todo a la infancia. Es el caso de la polio y, si no se hace nada, también ocurrirá con el sarampión, mucho más contagioso y letal que el coronavirus.
Además, no olvidamos el impacto del abandono de programas de seguimiento de otras enfermedades como la malaria. Se espera que este año, y como consecuencia directa de la COVID-19, casi se dupliquen las cifras de muertes por malaria. La mayoría de esas muertes corresponderán a niñas y niños.
Confinamiento durante la COVID-19: ¿problema o solución?
Como en el resto de países en desarrollo, la mayoría de la fuerza laboral de los países de África vive de la economía informal. El confinamiento está llevando a la quiebra a millones de familias, que deben elegir entre comer o enfermar. Como media, en los países de África cada familia dedica entre el 60 y el 80% de sus ingresos a alimentación. Al ser la mayoría de países eminentemente importadores de alimentos, el precio de estos se dispara y la comida, ahora más que nunca, no es suficiente para mantener una alimentación saludable.
A este asunto se une el problema de la sobrepoblación en las grandes urbes africanas, donde se adivina imposible, ya sin confinamiento, mantener la distancia social recomendada, lo que puede generar rebrotes del virus o la cronificación de la pandemia.
Pero el confinamiento y la posterior crisis financiera que se vive en los países más desarrollados también están afectando a África. Las remesas que se envían a familiares están viéndose drásticamente recortadas debido a la pérdida de empleo también en dichos contextos.
La cooperación al desarrollo es clave para luchar contra la COVID-19 en África
El desarrollo de África depende en gran parte de la ayuda internacional. Los programas de emergencia son necesarios pero es fundamental llevar a cabo otras medidas adicionales que ya se están planteando desde diferentes organismos. Una de ellas sería la de la reducción de la deuda. No olvidemos que los países africanos, de media, dedican entre un 15 y un 30% de lo recaudado a través de impuestos a pagar los intereses de su deuda externa. La cifra, en la mayoría de casos, es mayor que lo destinado a pagar los sistemas nacionales de salud o de educación. Las pérdidas provocadas por el impacto del coronavirus sobre las economías africanas no harán más que aumentar esa deuda, ya de partida inasumible.
Pero sin duda, un trabajo continuado y sostenido en el tiempo, en cuanto a cooperación al desarrollo y ayuda humanitaria se refiere, es esencial para poder dar respuesta a crisis como esta. Desde Ayuda en Ayuda en Acción llevamos a cabo una nueva forma de trabajo denominada Nexus. Con este enfoque trabajamos desde la resiliencia y con el fin de que la recuperación tras la catástrofe –en este caso sanitaria pero que abarcará muchos más aspectos– sea sostenible y que las personas sean protagonistas de su propio desarrollo. En definitiva, esta forma de trabajo nos permite reducir la necesidad, el riesgo y la vulnerabilidad.
¿Imaginas cómo sería esta cuarentena sin internet en casa? ¿Cómo podrían tus hijos e hijas continuar con sus estudios o acceder a un ocio de calidad? Esta es la situación en la que se encuentran 1 de cada 10 niños y niñas en edad escolar en España. En esta época de cuarentena, el esfuerzo e implicación de los otros héroes sin capa (profesorado y equipos directivos) están siendo fundamentales para que más de 300 000 niños y niñas no se queden atrás.
Sin internet en tiempos de cuarentena
El confinamiento ha puesto de manifiesto dos realidades: la brecha digital y lo poco preparado que está nuestro sistema educativo para la formación online. Cuando se suspendieron las clases, colegios e institutos tuvieron que adaptarse y buscar (dentro de sus posibilidades) diferentes soluciones para que todo el alumnado pudiera continuar con sus estudios.
Es el caso del CEIP Gumersindo Azcárate de León, con el que Ayuda en Acción colabora a través de nuestro programa de apoyo a la infancia Aquí también. “Contactamos con todas las familias y vimos las posibilidades de acceso de cada una de ellas a un espacio web donde colgamos a diario los deberes. Algunas disponen de ordenadores con conexión o tablet por lo que pueden descargarse el material y mantener el contacto diario con sus profesores y profesoras”, explica Pilar Bahamonde, directora del colegio.
Sin embargo, hay alumnado de este centro que no corre la misma suerte. El único contacto que tienen la mayoría de las familias con el mundo digital es a través de sus teléfonos. No tienen ordenador, ni tablet y solo disponen de un móvil familiar en el que no siempre disponen de datos. «En estos casos enviamos las tareas diariamente por WhatsApp y, cuando pueden realizar las recargas, nos envían una foto con las tareas de los niños y niñas. La falta de una buena conectividad y un dispositivo adecuado les dificulta el aprendizaje, pero están poniendo todo de su parte. Nos están dando una lección a todos”.
En este centro hay 24 alumnos y alumnas que están “realmente desconectados”, es decir, que no disponen de dispositivos con Internet en casa (tampoco teléfonos). “conseguimos que no estén totalmente desconectados gracias al esfuerzo de docentes y familias que mantenemos el contacto diariamente por teléfono para que puedan continuar, aunque con muchas dificultades, en el proceso educativo”.
El caso de las áreas rurales
En el CPI Virxe da Cela de Monfero (A Coruña), con el que también trabajamos, el equipo educativo recurre igualmente al teléfono ya que el 10% del alumnado no cuenta con el equipamiento necesario para poder acceder a la educación online. Pero además, se enfrentan a un problema añadido: la pésima calidad de la conexión que existe en los entornos rurales.
“Las familias y el profesorado no pueden descargar documentos, interactuar con recursos digitales educativos o multimedia o emplear sistemas de comunicación como las videoconferencias. Muchas veces no podemos hacer nada; otras, las familias recurren a datos móviles que en algunos casos funcionan mejor”, afirma Camino Pereiro, directora de este centro educativo.
Sin embargo, hacer los deberes en el móvil conlleva otros problemas. “Este tipo de dispositivos tienen una dimensiones muy reducidas y pantallas que no son aptas para un uso continuado. También hay que tener en cuenta que tienen baja capacidad de almacenamiento. A todo ello hay que unir que suponen un coste muy elevado que muchas familias no pueden asumir”.
El reto de hacer las tareas en el móvil
Es el caso de Elena que tiene tres hijos de 11, seis y tres años. En su casa solo hay un ordenador, pero sin Internet. “La mayor dificultad a la que nos hemos enfrentado por no tener conexión es hacer las tareas de los niños”. Ella antes recibía algún ingreso limpiando en casas pero, desde que comenzó la cuarentena, solo recibe una pensión de 400 euros. Para que sus hijos e hijas pudieran hacer los deberes iba recargando los datos de su móvil “con muchísimo esfuerzo”.
Por su parte, la familia de Ángela, también de León, ha dejado de tener ingresos a raíz del confinamiento y no recibe ninguna ayuda. En su caso, le apena que sus hijos e hijas “no han podido hacer los deberes como hubieran querido. Los hacían con el único móvil que tenemos y cuando podemos recargar los datos”.
Frente al COVID-19, #SomosAyuda
Ángela y Elena, son dos de las familias a las que ya estamos apoyando con el kit Conecta Educación. Consta de una tablet y una tarjeta SIM, que hemos donado gracias al apoyo de Vodafone, con 60 GB mensuales que podrán utilizar los próximos dos meses. En la primera fase, más de 1 000 familias ya disponen de internet en casa y esperamos llegar a más de 2.200.
“Valoro esta ayuda muchísimo y creo que es imprescindible para conseguir minimizar el daño que el cierre de los centros puede provocar a nuestro alumnado. Agradecemos a Ayuda en Acción todo lo que ha hecho en nuestro centro desde el primer día que entraron. Probablemente sin su ayuda nuestro alumnado y equipo docente no seríamos lo que somos ahora. Nos han dado la oportunidad de sentir que, si trabajamos juntos, podemos cambiar el mundo”, destaca Pilar Bahamonde.
Pero nuestro apoyo a los centros educativos que participan en el programa Aquí también va más allá, porque estamos en comunicación constante con los equipos directivos. “Ayuda en Acción ha aportado algo muy importante, que va más allá del acceso a los recursos. Es el sentimiento de acompañamiento, de poder abrir una ventana y no encontrarte en soledad. Por ejemplo, asomarte al balcón en una ciudad supone comprender que estamos ante un camino colectivo, lo que lo hace más llevadero. Aquí, en nuestros pueblos, es más difícil sentir ese apoyo diario, que en este caso ha venido de parte de Ayuda en Acción”, destaca Camino Pereiro.
En el CPI Virxe da Cela además, hemos puesto a disposición del centro los equipos de nuestro laboratorio IrinMon Lab. El equipo directivo del centro se los ha dejado en préstamo a aquellas familias que lo necesitaban.
La pandemia del coronavirus no entiende de fronteras. Desde que comenzó su frenética expansión no ha parado de extender sus tentáculos por ciudades, pueblos, países, continentes… Parece que ya no hay rincón sin COVID-19. Solo se libra el Polo Norte.
Los gobiernos, unos antes y otros más tarde, ordenan –o aconsejan– a sus ciudadanos el confinamiento de la población en casa, cierran fronteras, paralizan la actividad económica… Todo con un mismo propósito: contener la expansión del temido virus.
La pandemia agudiza la pobreza en las ciudades
El coronavirus está produciendo consecuencias devastadoras en la salud mundialy también en la economía, a nivel global y a pequeña escala.
En las ciudades, la seguridad económica de las familias depende fundamentalmente de sus fuentes de ingresos. Quienes peor lo están pasando son los que viven al día. Las personas que afrontan su día a día con una economía de subsistencia. Ahora, sin poder salir a la calle, se han quedado atados de pies y manos. La pobreza en las ciudades está aumentando.
La ayuda a estas familias en situación de vulnerabilidad es absolutamente primordial. Las organizaciones que apoyamos a esta población somos conscientes de la urgencia de la ayuda. Algunas familias ni siquiera pueden comprar los alimentos imprescindibles. Otras muchas tienen dificultades para que sus hijos e hijas puedan continuar con la formación online. La brecha digital se está haciendo en estos momentos más patente que nunca.
Afortunadamente, la sociedad está siendo consciente de ello y prueba de ello son la infinidad de iniciativas solidarias. Muchas coordinadas por organizaciones sociales, y otras, fruto de iniciativas personales. La solidaridad entre las personas se está contagiando casi a la misma velocidad que el COVID-19. Y eso nos reconforta.
Medio ambiente y tecnología: los otros protagonistas en la crisis del coronavirus
Paradójicamente, en esta situación de crisis, el medioambiente vive momentos de gloria. El confinamiento forzoso de millones de personas juega a su favor. Ciudades de todo el mundo están mejorando la calidad de su aire. Los expertos confirman diariamente que la contaminación atmosférica ha alcanzado los niveles más bajos de las últimas décadas. Los gases de infecto invernadero se están reduciendo y también se está mejorando la calidad del agua. Un ejemplo significativo: en Venecia la ausencia de tráfico y de vertidos ha transformado las aguas turbias de los canales en aguas cristalinas.
Los animales también están percibiendo los cambios. La falta de presencia humana les está alentando a explorar los límites que tenían. Desde hace ya semanas se están avistando ejemplares salvajes en ciudades y pueblos. Nutrias o delfines se acercan a los puertos, zorros o ciervos pasean por las ciudades… Los especialistas aseguran que cuando el ser humano vuelva a recuperar el espacio perdido, estas especies volverán por donde han venido.
Pero hasta que ese momento llegue, las personas seguimos en casa. Quienes vivimos en ciudades, alejados del ritmo frenético que conocíamos. Quienes viven en los pueblos, con un silencio que ha adquirido más protagonismo que nunca.
En esta época digital, quienes tenemos la tecnología a nuestro alcance nos apoyamos para comunicarnos a través de móvil, tablets, ordenadores… Son una ventana al exterior que nos permite coger aire fresco, y también compartir cariño y estrechar lazos con nuestros seres queridos.
Pero lo estamos viendo diariamente. Existen tantas realidades como metros tiene el planeta. En un planeta que cada vez parece más globalizado, las autoridades ya han confirmado los primeros contagios entre los pueblos indígenas de América Latina.
Se habla ya de que el impacto de la COVID-19 provocará 25 años de recesión en el continente africano. Desde la Organización Mundial de la Salud aportan datos para evaluar la posibilidad de colapso sanitario. En 43 países de África Subsahariana el ratio de camas de cuidados intensivos es de cinco por cada millón de habitantes. En Europa, hay 4.000 camas de UCI por cada millón.
Más allá del alcance sanitario de la COVID-19, se prevé que la crisis económica dejará en una situación límite a millones de personas en todo el mundo. También debemos olvidar que muchas familias dependen de las remesas enviadas por su familiares. Si estos no pueden trabajar, esas remesas no llegarán. El hambre se esconde también tras el coronavirus.
Ayuda en Acción frente al COVID-19: #SomosAyuda
Las cifras totales abruman. Cabe confiar en los avances científicos, en la unión entre las personas y naciones para apoyarnos. Pero también debemos confiar en la solidaridad, la que ya han mostrado cientos de personas ayudándonos a ayudar en más de 20 países del mundo a través de la campaña de emergencia humanitaria Frente al COVID-19, #SomosAyuda.
El número de personas que pasan hambre en el mundo aumentó en 37 millones entre 2017 y 2018. En ese último año, la cifra de personas que sufren el hambre alcanzaba la escandalosa cifra de 822 millones. Así lo señalaba el informe Global Hunger Index (GHI) que presentamos en octubre de 2019 y que es elaborado cada año por Alliance 2015, nuestros socios europeos. Para la inmensa mayoría de esos millones de personas, la pandemia de la COVID-19 no ha mostrado su peor cara.
El Programa Mundial de Alimentos pide ayuda
Hablar de hambre en mitad de una emergencia como esta no solo no resta importancia a seguir empujando el esfuerzo sanitario. Al contrario, nos obliga a mirar también hacia otras necesidades que la COVID-19 nos traerá. Una de ellas es el hambre, que ya era una emergencia en sí misma antes de la pandemia.
El Programa Mundial de Alimentos ya ha solicitado contribuciones por valor de 1.900 millones de dólares para dar asistencia alimentaria por tres meses a los países más frágiles. Para Haití o Níger, que ocupan respectivamente los puestos 111 y 101 de los 117 países analizados en el GHI , las consecuencias económicas de la COVID-19 pueden ser demoledoras para la alimentación de sus habitantes.
¿Cómo afectará la COVID-19 a la población más empobrecida?
Todavía hay incógnitas sobre si en los países más cálidos y con una población media mucho más joven, la transmisión del virus será tan letal como en el Norte. Sin embargo, conviene prepararse: el número de contagios y fallecidos está creciendo día a día. La Unión Africana reportaba el 7 de abril más de 10.000 casos y casi medio centenar de muertes. En todo caso, aunque la crisis sanitaria no les afectase tanto como al Norte, un pequeño incremento de infecciones supondría ya un riesgo de colapso en sus débiles sistemas sanitarios públicos y de protección social. Enfermedades derivadas del mal estado del agua como la diarrea, con 1.700 millones de casos y más de medio millón de muertes de niños al año, u otras como la malaria y el VIH (con 25,7 millones de infectados en África) ya suponen un reto para la sanidad de estos países.
De lo que no hay dudas es que la crisis económica alcanzará también a estos países. Con mucha menos posibilidad de respuesta, acabará afectando al incremento de las cifras de personas en situación de hambre. Estados con economías muy frágiles deberán poner en marcha mecanismos de ayudas que, seguramente, quedarán muy lejos de sus objetivos.
COVID-19 y hambre: las regiones más afectadas
En la región Latinoamericana y del Caribe, la CEPAL estima que más del 47% de la población no tiene acceso a ningún tipo de protección social. Así mismo señalaba que en 2020 la cifra de personas pobres en la región podría aumentar de 186 a 220 millones, con 90,8 millones de personas viviendo con menos de 1,9 dólares al día.
En África, regiones como el Sahel o el Cuerno de África ya están en grave situación por hambre. Esta última región está soportando ahora una plaga de langostas que está arruinando sus cosechas. Un grupo de ONG, entre las que se encuentra Ayuda en Acción, ya alertó a finales de marzo sobre ello. La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios apuntaba, a finales de 2019, que este año habría 167,6 millones de personas que necesitarían ayuda humanitaria.
Hambre y confinamiento por la COVID-19
Otra de las preocupaciones relacionadas con la COVID-19 y el hambre es la puesta en marcha de las medidas de confinamiento. Estas medidas en la India nos han dejado imágenes de un éxodo de trabajadores que malvivían en las ciudades, caminando por las carretas hacia sus comunidades de origen de donde salieron huyendo por el hambre. Las mismas (y necesarias) medidas de confinamiento impiden a millones de personas salir a trabajar a diario para procurarse un sustento básico. Según cifras de la OIT, el 60% de los trabajadores del mundo trabajan en la economía informal, sin sistemas de protección social y con poco acceso al crédito. Muchos de estos trabajadores dedican una importante parte de sus ganancias a la alimentación básica familiar y muchas son mujeres que viven en países en desarrollo.
Especulación alimentaria: la gran amenaza
Pero el coronavirus también puede despertar otra pandemia en los mercados: la del pánico acaparador de alimentos. Ya sucedió en la crisis de 2008. A día de hoy parece que los suministros de grano básico están asegurados, sin embargo, si la situación de confinamiento continúa mucho más tiempo, se pueden producir movimientos especulativos que pueden derivar en incrementos del precio de los alimentos. Esto sería de extrema gravedad para los países en desarrollo y sus poblaciones más vulnerables. Los Directores generales de la FAO, la OMS y la OMC, ya han hecho un llamamiento mundial para reducir la incertidumbre a través de información accesible y fiable. Esto ayudaría a contener un posible pánico que conllevase el acaparamiento de alimentos y otros artículos esenciales.
Lo único que puede protegernos de crisis como esta es la corresponsabilidad y la solidaridad mundial. Necesitamos una acción internacional conjunta que atienda a todos los enfoques, el sanitario prioritariamente pero también otros, como es el de proveer alimentos a los millones de afectados por la COVID-19, muchos de ellos ya viviendo en situación de hambre.
Entre los países más pobres del mundo, los diez primeros se encuentran en el continente africano, una tercera parte del mundo. En África se registra el 13 % de la pobreza mundial. De hecho, la mayor parte del continente se encuentra en estado de precariedad y pobreza extrema. Es necesario que conozcas los datos que vamos a analizar.
África, el continente más pobre del mundo
Es importante entender por qué la pobreza se concentra de tal forma en un mismo continente. Para ello, analizaremos algunas de las causas por las que se produce este fenómeno.
En África se están dando conflictos constantemente. Son problemas que están ocurriendo y que apenas aparecen en los medios de comunicación occidentales, por lo que muy pocas personas conocen lo que realmente está sucediendo en el mundo.
Los numerosos recursos que poseen sus ricas tierras se van agotando: la población se queda sin alimentos, sin viviendas y, por supuesto, sin cubrir las necesidades básicas que parecen imprescindibles en los países ricos. Las migraciones forzadas por conflictos y cada vez más por las consecuencias del cambio climático son cada vez más frecuente. Y ello no hace más que incrementar las cifras de la pobreza.
Los diez países más pobres son africanos
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) realiza un informe anual sobre el índice de desarrollo humano, que mide la esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetización y el PIB per cápita. En el último informe publicado (2019), los países más pobres eran, por este orden: Níger, República Centroafricana, Chad, Sudán del Sur, Burundi, Mali, Eritrea, Burkina Faso, Sierra Leona, Mozambique y República Democrática del Congo.
1. Níger
Es el país más pobre de África. Se enfrenta no solo al hambre y a la pobreza, sino también a grandes epidemias como la malaria, agravada por la desnutrición. Todo esto empeora por sus condiciones climáticas que provocan grandes sequías disminuyendo aún más el alimento. La esperanza de vida al nacer está entre los 61 y los 63 años y llegó a considerarse como el más pobre del mundo en el año 2014. Es uno de los países en los que Ayuda en Acción está comenzando a trabajar, dando apoyo nutritivo y fomentando el empoderamiento femenino a través de asociaciones.
2. República Centroafricana
Gran parte de la infancia de este país se ve obligada a trabajar en labores forzadas, como esclavas sexuales o bien son reclutados como soldados. Muchas familias centroafricanas han tenido que huir de sus hogares a causa de las guerras que han afectado al país desde hace años. En 2012 surgió una guerra en el país cuando se enfrentaron las fuerzas del Gobierno contra el grupo armado Seleka; a pesar del acuerdo de paz firmado en 2015, la violencia sigue siendo común en el país más pobre del mundo.
3. Chad
Este país africano se encuentra en África central y se divide en tres regiones: la zona desértica del norte, el árido cinturón de Sahel en el centro y la sabana sudanesa fértil al sur. Se encuentra con fuerte problemas políticos debidos a la corrupción. Existen permanentes enfrentamientos violentos políticos. Por muchas de estas razones, es uno de los países más pobres del mundo.
4. Sudán del Sur
Después de la guerra en Sudán, la pobreza y el hambre se extendieron entre la población. La agricultura y sobre todo la ganadería se vieron severamente afectados, dependiendo de la oferta de ayuda de los países vecinos y de otras partes del país, los refugiados que regresaron se convirtieron en un problema.
Pese a su pobreza, el país tiene importantes recursos minerales (especialmente petróleo) y como consecuencia del resultado del acuerdo de paz de 2005, también participa en los beneficios de los mismos.
5. Burundi
A raíz de las revueltas provocadas por los conflictos políticos en el año 2015, se encontraban cadáveres en las calles de todo el país. En lo relativo a actos de violencia sexual, en la mayor parte de los casos implicaban la violación de mujeres y niñas por policías… también a hombres detenidos. Esto se realizaba con motivo de imponer la dominación sobre personas vinculadas a partidos o movimientos de la oposición. Pobreza e inseguridad alimentaria agravan la situación provocada en gran parte por los efectos del cambio climático: al vivir principalmente de la producción agrícola, los bajos precios de esta hace que la economía sea fuertemente instable.
6. Mali
Con una población de más de 19 millones de personas, su densidad sin embargo es baja: unos 15 habitantes por kilómetro cuadrado. A pesar de ser un país rico en recursos, como por ejemplo el oro, es uno de los habituales en los rankings de pobreza. A ello no ayuda la inseguridad y los conflictos tribales que actualmente existen en el país. Para colmo, las enfermedades como la malaria forman parte de la vida de sus habitantes, suponiendo en muchos casos la muerte. Junto con Níger, es otro de los países en los que hemos comenzado a trabajar en 2019. En la zona del Sahel, 1 de cada 5 menores de cinco años sufre desnutrición aguda.
7. Eritrea
Es uno de los países más pobres del mundo, pero también uno de los más inaccesibles del mundo. Esto es debido al régimen dictatorial en el que viven, y que impide a la mayoría de la población conocer qué es lo que ocurre en el resto del mundo. Las condiciones de vida de extrema pobreza en la que vive la mayor parte de la población generan éxodos que en el caso de la población joven es importante: existe un gran número de refugiados eritreos que escapan del país ante la obligación de hacer el servicio militar ilimitado. Etiopía (país con el que estuvo en guerra hasta 2018) es uno de los países que acoge a estos refugiados, con los que Ayuda en Acción trabaja en campos y asentamientos.
8. Burkina Faso
Desde la independencia de Francia en los años 60 existe inestabilidad política en este país. Su alto índice de crecimiento poblacional junto con la aridez de su suelo son factores que influyen en forma relevante en su índice de pobreza.
La agricultura representa el 32% de su producto bruto interno y da trabajo al 92 % de su población trabajadora. Se destaca el cuidado del ganado, y especialmente en el sur y el sudoeste el cultivo de sorgo, mijo, maíz, maní, arroz y algodón.
9. Mozambique
Aunque el país es rico en recursos energéticos, minerales, forestales o marítimos, la población es extremadamente pobre. Esto se debe, entre otras muchas razones, a que los recursos son explotados por unos pocos poderosos para conseguir su máximo beneficio, dando lugar a elevados índices de desigualdad: una minoría se va haciendo cada vez más pudiente a costa de la mayoría más pobre. Ayuda en Acción desarrolla su labor en Mozambique, de donde es Fátima, una niña que recorre a diario 5 kilómetros para ir a buscar agua, lo que impide en muchos casos asistir a la escuela.
10. República Democrática del Congo
A pesar de ser una enfermedad que ya no ocupa titulares, el ébola sigue estando presente. En Congo se declaró una alerta en agosto de 2018 y en 16 meses mató a más de 2 200 personas. Con más de 84 millones de habitantes, es uno de los países más poblados de África… también uno de los menos endeudados del mundo. Sin embargo, la pobreza sigue siendo una de las palabras que más identifican al país, con un PIB per cápita de solo 474 euros. Además de todo ello, la corrupción es generalizada en lo público, lo que hace más difícil aún salir de la pobreza.
Estos países más pobres del mundo se encuentran más cerca de ti de lo que crees, esta es su situación y tú puedes hacer que mejore.
Las enfermedades en los países pobres causan muchos más estragos que en aquellos que tienen mayores índices de desarrollo. En los contextos de miseria y necesidades, los problemas de salud se manifiestan en las personas más indefensas… incluso antes de nacer. Un bebé que se está formando en el útero de una madre que no se puede alimentar bien, crecerá acusando complicaciones derivadas de la falta de nutrientes.
Y es que los riesgos a los que están expuestas las mujeres embarazadas que no reciben cuidados prenatales y atención profesional en los partos determinan sus posibilidades de sobrevivir, pero también la de sus bebés. Si a todo ello le añadimos la falta de acceso a atención médica de estas mujeres, la cosa se complica aún más.
La situación de la salud en los países más pobres
Cada día mueren más de 800 mujeres por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto (hemorragias, hipertensión, infecciones, falta de salubridad en las condiciones donde ocurre el parto…). El 99% de la mortalidad materna corresponde a los países subdesarrollados, sobre todo en África, donde la sanidad queda al alcance de unos pocos. Los directamente perjudicados son sus hijos e hijas: un bebé lactante tiene muchas menos posibilidades de supervivencia si su madre fallece.
Pero hay más enfermedades relacionadas con la pobreza. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades que se cobran más muertes en los países pobres son las enfermedades infecciosas como las pulmonares y las diarreicas, el VIH/SIDA, la tuberculosis, la malaria y el paludismo
La enfermedad más mortal es la pobreza
La OMS asegura que la pobreza es la enfermedad más mortal del mundo. Veamos algunas cifras y datos que se están dando a día de hoy y que prueban que esta afirmación es totalmente cierta:
El derecho a la salud no se cumple en entornos más frágiles y vulnerables: la atención primaria de salud es el primer eslabón para garantizar este derecho. Según la OMS, debe incluir el acceso oportuno, aceptable y asequible a servicios de atención de salud de calidad suficiente.
Más de 1600 millones de personas (22% de la población mundial) viven sin acceso a atención médica. Ocurre en lugares donde las crisis prolongadas están ocasionadas por la sequía, el hambre, los conflictos y los desplazamientos.
En la mayoría de comunidades rurales donde trabaja Ayuda en Acción la población no tiene acceso a una buena atención médica por diversas razones, principalmente a causa de la pobreza. Los puestos de salud no disponen de infraestructuras adecuadas; a veces, no cuentan con equipamientos básicos, ni medicamentos esenciales. En muchos de estos puestos, ni siquiera tienen agua ni servicios de saneamiento.
También es bastante común en multitud de zonas rurales que lo puestos de salud no tengan un médico asignado al centro. Estos profesionales son reticentes a trabajar en las zonas remotas debido a las duras condiciones de trabajo y los bajos salarios. En los centros en los que no hay médico (o pasa una vez a la semana) el enfermero o enfermera asignados asumen competencias que no les corresponden, ni para las que está capacitados.
La diarrea, una enfermedad mortal para los niños y niñas pobres
Cada día 700 menores de cinco años mueren de diarrea. El bajo grado de salubridad del agua o un saneamiento deficiente tienen graves repercusiones en el derecho a la salud. En los países que tienen una elevada mortalidad infantil, la diarrea provoca más defunciones en niños menores de 5 años que ninguna otra causa. Su sistema inmunitario no está plenamente desarrollado, por lo que tienen menos defensas ante las infecciones relacionadas con el agua no potable.
Si a ello le añadimos las muertes infantiles por otros motivos como la neumonía o el propio parto, podríamos hablar 5,4 millones de niños muertos antes de cumplir cinco años por enfermedades que en países como el nuestro son comunes y en raros casos supone la muerte. Todos estos fallecimientos, provocados sin duda por la pobreza, se podrían evitar con soluciones sencillas: medicamentos, agua potable, electricidad o vacunas.
Las vacunas son una de las formas más rentables para evitar las enfermedades. Actualmente previene de 2 a 3 millones de muertes por año y podrían evitarse otros 1,5 millones si se mejorara la cobertura mundial en lo que respecta a la vacunación.
Los países en desarrollo se enfrentan a múltiples retos en materia de enfermedades:
Enfermedades prevenibles por vacunación, como el sarampión y la difteria.
Aumento de enfermedades no transmisibles, como la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardiacas.
Enfermedades asociadas a los efectos del cambio climático. Las sequías prolongadas o las inundaciones arruinan las cosechas de las familias que dependen de la agricultura de subsistencia, poniendo en jaque su seguridad alimentaria, y por tanto su salud.
En las zonas rurales donde trabajamos, las familias dependen en gran medida de los alimentos que cultivan para alimentarse. En los meses de escasez de lluvia, las tasas de desnutrición infantil se disparan: la OMS estima que en el mundo 115 millones de menores de cinco años presentan desnutrición. Este factor provoca más de la mitad de las defunciones de los niños y niñas de las zonas donde la pobreza es protagonista.
Otras enfermedades en países pobres que amenazan la salud
El dengue es una enfermedad que puede ser letal y matar hasta el 20% de las personas que lo contraen. Esta enfermedad, transmitida por mosquitos, representa desde hace décadas una amenaza creciente. Al año hay alrededor de 390 millones de infecciones por dengue y se estima que el 40% de la población mundial está en riesgo de contraerlo.
La diabetes, el cáncer y las enfermedades cardíacas son responsables de más del 70% de todas las muertes anuales en todo el mundo (41 millones de personas). La OMS advierte que estas enfermedades están aumentando debido las dietas poco saludables, la inactividad física, el consumo del tabaco y alcohol, y la contaminación del aire.
VIH/SIDA. A pesar de los progresos logrados, casi un millón de personas muere cada año de VIH/SIDA. Desde el comienzo de la epidemia, más de 70 millones de personas han contraído la infección y alrededor de 35 millones de personas ya han muerto. Gran parte de las víctimas mortales son personas que padecen esta enfermedad en países pobres.
Las enfermedades olvidadas: la Organización Mundial de la Salud cuenta con un plan de investigación y desarrollo que identifica enfermedades y patógenos que pueden causar una emergencia de salud pública pero que carecen de tratamientos y vacunas efectivas. Entre las prioritarias encontramos el ébola, varias otras fiebres hemorrágicas, Zika, Nipah, coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y, por último, la enfermedad X, que representa la necesidad de prepararse para un patógeno desconocido que podría causar una grave epidemia a nivel mundial.
Ayuda en Acción, por el derecho a la salud
Como vemos, los desafíos en materia de enfermedades y salud son enormes. Trabajar para lograrlos es clave para el progreso de la sociedad en su conjunto.
Ayuda en Acción viene trabajando desde hace casi 40 años para mejorar las condiciones de vida de las personas más vulnerables del planeta, fundamentalmente la infancia. Entre nuestras prioridades está colaborar para que todas estas personas tengan una atención sanitaria de mayor calidad.
Por ello, para Ayuda en Acción es prioridad la construcción de centros de salud en las zonas rurales más remotas, dotarlos de materiales básicos sanitarios, invertir en servicios de ambulancia y en UVI móviles.
La salud materno-infantil es otra de nuestras prioridades, por eso apoyamos la formación de los trabajadores de salud comunitarios, las matronas y enfermeras, y también la de los médicos. Los profesionales de la salud debidamente formados y motivados constituyen la savia vital de todo sistema de salud eficaz.
En el ámbito del derecho a la salud, una de las herramientas más eficaces para luchar contra la vulneración de este derecho es la educación. Un ejemplo que ilustra esta realidad es el caso de nuestro trabajo contra la Mutilación Genital Femenina en Kenia.
En este país trabajamos en más de 70 escuelas explicando a las niñas y también a sus familias las terribles consecuencias de esta práctica que, pese a su prohibición en el país, se sigue practicando. Gracias a las campañas de sensibilización e información que llevamos en las comunidades donde trabajamos, hemos logrado eliminar casi por completo esta práctica en muchas regiones. Pero todavía queda mucho por hacer, con el apoyo de nuestros socios y entidades que nos apoyan continuamos llevando a cabo nuestra labor.
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Empleado/a
Gestionar y administrar los recursos humanos de Ayuda en Acción, esto es, pago de salarios y beneficios sociales, cobertura del seguro médico y/o de accidentes, gestión de vacaciones y ausencias, vinculación y promoción interna, entre otros.
Acreditar tu condición como empleado/a en términos de idoneidad y honorabilidad.
Sensibilizar y rendir cuentas sobre las actividades desarrolladas por Ayuda en Acción.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente, así como aquellas vinculadas al ámbito de la seguridad y protección social, al ámbito laboral y legal, y disponer de medidas necesarias con fines de medicina preventiva o laboral y evaluación de la capacidad laboral de nuestros empleados/as.
Empresa colaboradora
Rendir cuentas sobre su colaboración.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente.
Interesado/a
Compartirle información institucional, incluso a través de correo electrónico, para mantenerte actualizado sobre nuestras actividades.
Su consentimiento para el tratamiento de sus datos personales.
Informante y/o afectado (denuncia)
Gestionar las denuncias interpuestas a través del canal de denuncias.
Cumplir nuestras obligaciones legales.
Informante (consulta, sugerencia y queja)
Gestionar las consultas, sugerencias y quejas recibidas a través de los canales de comunicación habilitados.
Cumplir nuestras obligaciones legales.
Miembro del Patronato o Consejo Asesor
Gestionar su nombramiento como miembro del órgano al que pertenece, así como facilitar el buen funcionamiento del mismo.
Acreditar su condición como miembro del Patronato o Consejo Asesor en términos de idoneidad y honorabilidad.
Publicar su trayectoria profesional en la Web.
Sensibilizar y rendir cuentas sobre las actividades desarrolladas por Ayuda en Acción.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente, así como cumplir nuestras obligaciones legales.
Proveedor
Gestionar y administrar la gestión de proveedores de Ayuda en Acción, esto es, pago de facturas.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente.
Socio/a
Gestionar su vinculación como socio/a, esto es, tramitar sus donativos, enviar las certificaciones tributarias, conocer su grado de satisfacción, fidelizar su compromiso mediante incrementos de donativos o participación en acciones concretas, entre otros.
Compartirle información institucional, incluso a través de correo electrónico, para mantenerle informado sobre nuestras actividades.
Dar a conocer la labor de nuestros socios/as, así como sensibilizar y rendir cuentas sobre las actividades desarrolladas por Ayuda en Acción.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente.
Tercero que da de alta a un(a) socio/a
Gestionar incidencias que pudieran surgir con la vinculación del/de la socio/a.
Su consentimiento para el tratamiento de sus datos personales.
Voluntario/a
Gestionar y administrar el voluntariado de Ayuda en Acción.
Acreditar su condición como voluntario/a en términos de idoneidad y honorabilidad.
Dar a conocer la labor de voluntariado, así como sensibilizar y rendir cuentas sobre las actividades desarrolladas por Ayuda en Acción.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente, así como cumplir las obligaciones vinculadas al ámbito de la seguridad y protección social.
En algunos casos, trataremos datos personales en relación con su imagen, para lo que se recabará su
consentimiento cuando así se considere necesario y el tratamiento no se encuentre amparado en ninguna de
las anteriores finalidades y bases legales.
Ayuda en Acción pone en su conocimiento que en caso de ser usuario de nuestro website podremos crear un
archivo automatizado con los datos personales que a través del mismo nos proporcione, los cuales podrían
ser utilizados con la finalidad de efectuar estadísticas, la gestión de incidencias o la realización de
estudios de mercado, entre otras actividades. Dicho tratamiento se basará en los intereses legítimos de
Ayuda en Acción.
La no cumplimentación de ciertos datos de carácter personal nos impedirá prestar todos aquellos
servicios para los que dichos datos sean necesarios.
III- PLAZO DE CONSERVACIÓN DE LOS DATOS
Conservaremos sus datos personales durante el tiempo necesario para el cumplimiento de las finalidades
descritas anteriormente en función de las bases jurídicas que habilitan el tratamiento. Sin perjuicio de
lo anterior, la conservación también se efectuará por el periodo que resultase necesario para la
formulación, el ejercicio o la defensa de potenciales reclamaciones y/o siempre que lo permitiese la
legislación aplicable. En este último supuesto, sus datos personales sólo serán tratados a efectos de
acreditar el cumplimiento de obligaciones legales o contractuales a las que estamos sujetos.
IV.- DESTINATARIOS DE LOS DATOS
En ningún caso comunicaremos, explotaremos tus datos personales o los destinaremos a un fin distinto del
detallado anteriormente. Cabe mencionar que los datos podrán ser comunicados a los empleados y
colaboradores de la Fundación AYUDA EN ACCIÓN que necesiten conocer información sobre usted para llevar
a cabo labores relacionadas con las finalidades indicadas anteriormente.
Con este fin, le informamos que sus datos personales podrán ser transferidos a otras oficinas de la
Fundación AYUDA EN ACCIÓN, las cuales aplicarán las mismas medidas de seguridad técnicas y organizativa
para garantizar el tratamiento adecuado de sus datos personales. En el supuesto de que desee apadrinar a
niños/as residentes en México, le informamos que sus datos serán comunicados para gestionar su
apadrinamiento a la entidad Ayuda en Acción de México Asociación Civil, la cual dispone de garantías
suficientes.
Algunas organizaciones que colaboran con Ayuda en Acción, tales como agencias de medios de comunicación,
agencias de viajes, o financieras, entre otras, pueden tener acceso a los mismos como encargados de su
tratamiento, para que así podamos llevar a cabo nuestra labor. En ocasiones este tercero puede
encontrarse en países situados fuera del Espacio Económico Europeo que no ofrecen un nivel de seguridad
adecuado de acuerdo al RGPD. En estos casos, firmamos un contrato por escrito entre ambas partes en el
que se incluyen las cláusulas contractuales tipo según estándares aprobados por la Comisión Europea para
la transferencia de información personal fuera del Espacio Económico Europeo. En todo caso, la
transferencia, la conservación y la gestión que realicemos de su información personal seguirán
rigiéndose por la presente Política de Privacidad.
Igualmente le informamos que los datos relativos a su aportación serán comunicados a la Agencia
Tributaria con la finalidad de tramitar sus beneficios fiscales, así como a aquellas otras autoridades
de control que nos soliciten sus datos siempre que se respeten todos los preceptos previstos legalmente.
V.- TUS DERECHOS
Ayuda en Acción le informa sobre la posibilidad que te asiste de ejercitar los derechos de acceso,
rectificación, supresión, portabilidad y limitación del tratamiento de los datos personales que tenemos
recogidos.
De manera adicional, tendrá el derecho a oponerse al tratamiento de sus datos personales en los
supuestos recogidos en la normativa de protección de datos aplicable.
Dichos derechos podrás ejercitarlos, por ti mismos o por quien te represente, mediante solicitud escrita
y firmada dirigida al Responsable de Datos Personales de Ayuda en Acción, a través de:
Dicha solicitud debe contener los siguientes datos: su nombre y apellidos, domicilio a efectos de
notificaciones, fotocopia de tu Documento Nacional de Identidad o Pasaporte, y petición en que se
concreta la solicitud. En el caso de representación, deberá probar la misma mediante documento
fehaciente. Para enviar esta solicitud puede hacer uso de los modelos puestos a disposición por parte de
la Agencia Española de Protección de Datos, los cuales pueden ser firmados electrónicamente.
Además de los anteriores derechos, en caso de que sea la base jurídica del tratamiento de sus datos
personales, también tiene derecho a retirar el consentimiento otorgado en cualquier momento mediante el
procedimiento más arriba descrito, sin que dicha retirada de consentimiento afecte a la licitud del
tratamiento anterior a la retirada del mismo, y sin que en ningún caso condicione el tratamiento de
datos personales efectuado en virtud de otra base legal. Ayuda en Acción podrá continuar tratando sus
datos personales en la medida en que la ley aplicable lo permita.
En general, respondemos las solicitudes en el plazo de un mes, aunque según la complejidad y el número,
se podría prorrogar el plazo otros dos meses más, en cuyo caso se lo notificaremos.
Finalmente, te recordamos que tienes derecho a presentar una reclamación ante la autoridad de control
pertinente.
VI. MODIFICACIONES A LA POLÍTICA DE PRIVACIDAD
Ayuda en Acción se reserva el derecho de modificar su Política de Privacidad de acuerdo con la
legislación aplicable en cada momento. En todo caso, podrá consultar cualquier modificación de la
Política de Privacidad en nuestra página Web.