Última actualización: 25/11/2020
Agua y coronavirus son un tandem inseparable en esta pandemia. Y es que el uso de agua con jabón es la herramienta más poderosa para evitar nuevos contagios. Hoy te contamos cómo durante años hemos preparado a las comunidades rurales de Mozambique para poder hacer frente a riesgos como el que actualmente vivimos en todo el mundo.
El contexto: recuperándose de un desastre
“Nacer en un lugar determinado, para quien nace, siempre es aleatorio”, cantaba Maxime Le Forestier. Nacer en Mozambique implica tener un 7,3% de posibilidades de morir antes de los cinco años, un 60% de probabilidades de vivir bajo el umbral de la pobreza y una esperanza de vida aproximada de 60 años.
Antes de declararse la pandemia de la COVID-19, Mozambique seguía recuperándose del impacto de los ciclones Idai y Kenneth, que golpearon el país en 2019. Estos desastres naturales ocasionaron numerosas pérdidas materiales, colocaron a más de dos millones de personas en necesidad de ayuda humanitaria urgente y provocaron el desplazamiento de 140.000. Actualmente, aún hay familias viviendo en reasentamientos temporales.
Al impacto de la COVID-19 y los ciclones se suma ahora una nuevo obstáculo: el de la creciente violencia en Cabo Delgado, situación que está provocando más de 435.000 desplazamientos forzados.
La irrupción del coronavirus sin fuentes de agua potable, un riesgo añadido
El impacto sanitario y socioeconómico del coronavirus ha empeorado una situación ya de por sí complicada. Desde el mes de marzo de 2020 se han detectado en Mozambique más de 11.700 casos y 82 personas han fallecido a causa de la COVID-19. Para contener la propagación del virus, el Gobierno mozambiqueño decretó en marzo el estado de emergencia, el cual fue levantado el pasado 6 de septiembre. Durante este tiempo los actos públicos estuvieron prohibidos, los colegios y las fronteras cerradas y limitado el movimiento de las personas.
Desde el 9 de septiembre el país se encuentra en estado de "Calamidade Nacional" hasta fecha indeterminada. Este reemplazo del estado de emergencia anterior implica medidas menos restrictivas, planes de reapertura de las escuelas y menores restricciones de movilidad en el país.
La mayor parte de mozambiqueños y mozambiqueñas viven en comunidades rurales, en las que el acceso a servicios básicos como el agua potable -tan necesario en este momento para frenar los contagios de coronavirus- es limitado. En la comunidad de Nacuca, en la provincia de Cabo Delgado, situada al norte de Mozambique, vive Lucinda António junto a su marido y sus dos hijas. Ayuda en Acción trabaja desde 1997 en esta región, donde la construcción de fuentes de agua potable ha sido hasta ahora una de nuestras principales líneas de trabajo.
El testimonio de Lucinda
“Antes no teníamos agua potable en nuestra comunidad, así que teníamos que recorrer cada día unos 10 km hasta llegar al río Lurio. Allí recogíamos el agua que necesitábamos para beber, cocinar, lavarnos y limpiar. Así nos manejábamos hasta que llegó Ayuda en Acción. Al igual que en otras aldeas de la zona, la organización construyó aquí un pozo de agua potable y, desde ese momento, tenemos agua segura. Estoy agradecida a Ayuda en Acción y me gustaría que continuara construyendo más pozos en aquellos lugares en los que se necesite”.
Antes de la llegada de la COVID-19 desde Ayuda en Acción logramos impulsar distintas acciones destinadas a formar y sensibilizar a los vecinos y vecinas de las comunidades sobre hábitos saludables de higiene personal. “Ayuda en Acción ha capacitado al Comité de Agua de mi comunidad para que este enseñe buenas prácticas y hábitos de higiene. Gracias a esta iniciativa, las enfermedades se han reducido mucho en nuestra aldea y nuestra salud ha mejorado”, comenta Lucinda.
Un trabajo de prevención de riesgos está permitiendo reducir el número de contagios por coronavirus en las zonas donde trabaja Ayuda en Acción en Mozambique Clic para tuitear
Desde marzo, hemos puesto en marcha una serie de iniciativas para contener la expansión del coronavirus. Entre otras acciones, hemos instalado puntos de lavado de manos en zonas concurridas, distribuido kits de higiene, aumentado la capacidad de atención de varios centros de salud en Cabo Delgado y formado al personal sanitario.
Capacidad de adaptación, clave en nuestro trabajo
A pesar de las dificultades, hemos conseguido proporcionar ayuda humanitaria a personas desplazadas por diferentes cuestiones, garantizando su acceso a asistencia sanitaria, agua potable y ropa.
Parte de nuestro trabajo consiste en analizar el contexto y las necesidades de las comunidades. Solo de esta forma podremos proporcionarles las herramientas y los medios necesarios para que sus habitantes vivan con dignidad y disfruten plenamente de sus derechos.
En ocasiones, las circunstancias cambian drásticamente, como hemos podido comprobar con la irrupción de los ciclones o del coronavirus. El trabajo previo realizado es clave para asegurar una capacidad de adaptación a nuevos escenarios con el fin de que nuestra intervención siga siendo de utilidad a las personas que más lo necesitan. En Mozambique y en más de 20 países de todo el mundo #SomosAyuda.