La creciente deforestación en Uganda urge a adoptar soluciones sostenibles para preservar el medio ambiente. Uno de las zonas más castigadas es la Reserva Forestal Central de Zoka. Este enclave natural se encuentra en el centro-norte de Uganda, ocupa una superficie de 1259 hectáreas y contiene la única selva tropical natural del distrito de Adjumani.
En algunas zonas de su interior viven familias organizadas en diferentes aldeas. A pesar de los abundantes recursos naturales locales, las comunidades que habitan en la Reserva viven por debajo de los niveles de pobreza, con una alta dependencia de la agricultura de subsistencia, los productos forestales y las prácticas extractivas insostenibles de la madera.
La Reserva también sufre una gestión gubernamental ineficaz, que incluye la falta de inversión de recursos a través del Departamento Forestal Nacional o la movilización de recursos para perseguir la tala ilegal.
Fuentes de energía sucia y deforestación
Según la FAO, los principales impulsores de la degradación de los bosques y la deforestación en las zonas de amortiguación de los asentamientos son la expansión de la agricultura comercial y de subsistencia, la recolección de productos forestales -principalmente para carbón vegetal, leña y madera- y la expansión de los asentamientos.
Una investigación de campo llevada a cabo por Ayuda en Acción en la Reserva Forestal de Zoka descubrió que las familias de la reserva tienden a desbrozar grandes parcelas de tierra para la agricultura de subsistencia. A menudo, las tierras agrícolas proporcionan los ingresos que las familias necesitan para ganarse la vida, al tiempo que cubren sus necesidades de alimentación y les permiten llegar a los mercados locales donde pueden vender sus productos. Sin embargo, la tala insostenible de árboles está agotando la cobertura forestal, con las consiguientes consecuencias de degradación de la tierra y agotamiento de la fertilidad del suelo.
Las familias que viven en estas condiciones no suelen tener acceso a activos de mecanización adecuados, como bombas de riego solares o tractores. Esto les impide aumentar su rendimiento agrícola o aplicar prácticas agrícolas eficientes. Las líneas de crédito existentes ofrecidas por los bancos comerciales o las instituciones de microfinanzas suelen tener tipos de interés elevados o exigen garantías que estas comunidades no suelen poder pagar. Las prácticas agrícolas insostenibles existentes, junto con la limitación de líneas de crédito accesibles o de activos asequibles disponibles, está impidiendo que las tierras de cultivo de las familias sean más sostenibles y eficientes. Esto lleva a la tala de árboles, lo que supone una presión adicional para el bosque.
Para muchas de las familias, la producción de carbón vegetal derivada de la tala de árboles en sus tierras representa un acceso potencial a capital para invertir en activos agrícolas (por ejemplo, semillas, fertilizantes). Venden la madera o la convierten en carbón vegetal. Estos productos combustibles se transportan hasta la ciudad de Adjumani y a Kampala. Los precios del carbón vegetal varían, un saco alcanza los 34 000 chelines (8,84€) en la ciudad de Adjumani o los 50 000 chelines (13€) en Kampala.
El agotamiento natural no es un hecho aislado en la Reserva Forestal de Zoka, sino que abarca casi toda la Uganda rural. En el Parque Bidi Bidi, según MercyCorps, la población refugiada consume cada día más de 50 toneladas de árboles locales.
Un mercado sostenible de cocinas modernas
Como se ha mostrado anteriormente, el creciente agotamiento natural de los bosques en Uganda representa un profundo problema medioambiental y de biodiversidad. Pero también supone un elemento de tensión creciente entre las comunidades y los asentamientos de personas refugiadas.
Sin embargo, la investigación transmitida por Ayuda en Acción muestra que la contribución real de la población local urbana y periurbana para adquirir material combustible sucio (los no renovables, principalmente materia orgánica como madera, carbón o gasolina) está representando una oportunidad creciente para construir un mercado emergente de cocina moderna sostenible que, en última instancia, beneficie a los entornos rurales y a los asentamientos.
Nuestra investigación muestra que los restaurantes de tamaño medio o las escuelas secundarias del Nilo Occidental realizan actualmente importantes inversiones en carbón y leña que oscilan entre los 15 y los 225 dólares al mes. Esto representa una oportunidad para que las empresas con sede en Kampala establezcan operaciones en distritos rurales sin conexión a la red y vendan soluciones modernas para cocinar, como dispositivos de cocina con energía solar.
Sin embargo, todavía no existen las conexiones de mercado entre las empresas de cocina moderna fuera de la red en Kampala y las escuelas, los centros de salud o los restaurantes de las zonas rurales y periurbanas. Las empresas sin conexión a la red suelen tener aversión al riesgo y evitan invertir en la creación de una red de agentes de venta, especialmente si las expectativas de venta iniciales no coinciden con las necesidades comerciales de la empresa.
Soluciones limpias
Ayuda en Acción está desempeñando actualmente el papel de facilitador, junto con otros socios de la zona rural de Uganda, con el objetivo de intermediar en las relaciones comerciales que puedan ayudar a potenciar el interés de las empresas por invertir en las zonas rurales, aisladas y más pobres de Uganda.
Las ONG podrían desempeñar un papel transformador para llevar a las empresas del sector no conectado a la red eléctrica con sede en la ciudad de Kampala a las zonas rurales y periurbanas donde existe un interés comercial por la cocina moderna, protegiendo así los recursos naturales del agotamiento.
(*Artículo escrito por Carlos Sordo, experto en cambio climático y energías renovables en Ayuda en Acción)