Emprender. La palabra, por sí sola, ya causa vértigo en un mundo global donde la vida transcurre rápida y con pocas certezas. Si a la ecuación le añadimos además “mujer” y “pobreza”, la cosa se complica, pues ellas enfrentan mayores barreras que ellos a la hora de crear su propio negocio. Si terminas aquí tu lectura, quizás creas que ya tienes respuesta a la pregunta que lanzamos en el título, ¡no lo hagas! Las mujeres africanas están a punto de demostrarte que hay lugar para la esperanza.
Comenzamos con un par de datos que quizás te sorprendan: según el informe No Ceilings de la Fundación Clinton, cuatro de los cinco países con más mujeres emprendedoras del mundo están en África: Nigeria, Ghana, Botswana y Uganda. También se calcula que una de cada cuatro africanas se dedica a actividades empresariales.
Está claro que las mujeres africanas cada vez pisan más fuerte, hablan más alto y rompen más barreras. Desde Ayuda en Acción llevamos más de 21 años apoyándolas para que su voz se escuche y sus derechos se respeten. Una de nuestras principales herramientas para conseguirlo es el emprendimiento. Viajamos a Mozambique y te presentamos a Quina:
Estas son Quina y su bebé. A sus 18 años, Quina tiene dos hijos a su cargo y vive en la pequeña aldea de Tratara, al norte del país. Quienes la conocen hablan de ella como una campesina dedicada que, con esfuerzo y constancia, trabaja cada día su pequeña machamba –como se conoce en Mozambique a las huertas familiares- para asegurar que entren ingresos en casa. Pero no son suficientes, ni siquiera cuando consigue trabajos puntuales en las tierras de sus vecinos.
Por suerte, su vida acaba de dar un dulce giro. Hace unos meses escuchó a sus vecinas hablar de una asociación de miel que, gracias al apoyo del programa Work 4 Progress de Fundación “la Caixa” pretendía convertirse en una microempresa rural. Quina no lo dudó un segundo y se unió a una aventura que comienza a tomar forma y que lideramos desde Ayuda en Acción con el apoyo de varios socios locales. El objetivo último es mejorar la empleabilidad y los ingresos de mujeres como ella, así como de los jóvenes más vulnerables del norte del país.
Hasta ahora, su asociación estaba produciendo miel de un modo rudimentario y, sobre todo, poco sostenible. “Antes no sabía nada de las abejas”, reconoce Quina, “pero ahora estamos aprendiendo a cuidar las colmenas, transportar las abejas, extraer la miel sin matarlas… Me está gustando mucho participar”, cuenta orgullosa.
Además de aprender a producir miel de manera sostenible, el programa también les asesorará en el proceso para convertirse en una microempresa rural asociativa (MERA). Esto no solo implica echar una mano en el “papeleo”, sino toda la formación necesaria para gestionar bien el nuevo negocio y disfrutar las mieles del éxito en los mercados del lugar.
Quina ya tiene claro el destino de los futuros ingresos: “sobre todo quiero mejorar la educación de mis hijos, y también aprender yo, porque cuando pasaba todo el día en la machamba no tenía tiempo para mí”. Su determinación es envidiable ¡e imparable!, pues confiesa que también le gustaría combinar el negocio de la miel con otra de sus aficiones: la repostería.
En África viven 650 millones de mujeres. Cada una de ellas, como Quina, tiene derecho a tomar las riendas de su vida, crear su negocio y convertirse en motor del desarrollo para un continente que nunca podrá despegar sin la mitad de su población. En este despegue nunca les faltará nuestra ayuda, ¿y la tuya?