En la zona norte de Costa Rica, específicamente en la comunidad de La Virgen de la Cruz, existe un grupo de 34 mujeres luchando por hacer la diferencia. Decididas a cumplir sus objetivos y superar desafíos personales, han decidido emprender juntas, más unidas que nunca. Hoy te contamos su historia.
Asociación Hidropónica de mujeres: un proyecto en crecimiento
La Asociación Hidropónica de Mujeres de La Virgen Frontera Norte lo conforma un grupo de mujeres dedicadas a la producción y comercialización de frijoles, uno de los granos básicos más consumidos en Costa Rica. Cansadas de que el esfuerzo familiar no tuviera la recompensa esperada, quisieron ser las dueñas de su propia producción.
El perfil de las mujeres que conforman esta asociación es variado: mujeres cuyas familias se dedicaban ya a la producción de frijol, mujeres solteras, migrantes, madres solteras… Pero aunque el perfil es variado, lo importante para ellas es el apoyo mutuo. Francis Fernández, presidenta de la asociación, lo dice en unas pocas palabras: “cuando una actúa, se siente muy mujer”.
Ayuda en Acción, desde el proyecto Arcoíris de Esperanzas (financiado por la Unión Europea en Costa Rica), he iniciado procesos de formación en gestión empresarial para mujeres como ellas. Desde que les apoyamos hemos dotado a la asociación de un moderno equipamiento para la implementación de sus procesos. Todo ello les permite mejorar su calidad de producción y el servicio al cliente, así como identificar nuevos mercados para sus productos.
La ayuda llega, además, en un momento importante: en marzo las intensas e inesperadas lluvias provocaron una pérdida importante de la producción. Sin embargo, el emprendimiento femenino en Costa Rica no se rinde: las mujeres de la asociación continúan avanzando hacia la meta con éxito y determinación.
Emprendimiento femenino en Costa Rica: mejoras implementadas
Las mujeres de la Asociación Hidropónica ahora cuentan con un detector de humedad del frijol. Con él pueden medir la calidad del producto sin tener que hacerlo a la manera tradicional (con los dientes). Es una forma de ofrecer un trato más justo al productor local sin que nadie pierda en el proceso. Además, también hemos dotado a la asociación de una balanza industrial con la que ahora será más fácil pesar los sacos llenos de frijoles: “donde antes se necesitaban tres mujeres para pesar un saco, ahora puede hacerlo solo una”, dice la presidenta, orgullosa de cómo han conseguido optimizar el proceso gracias a mejoras como esta.
Durante el proceso, desde que reciben a los productores locales con sus granos, pesan, miden la humedad, los escogen, limpian y venden a las empresas empacadoras, estas mujeres disfrutan cada segundo de su tiempo, compartiendo sus historias y luchas, sabiendo que su trabajo arduo y honrado permitirá que tanto ellas como sus familias puedan tener nuevas oportunidades.
Más allá del emprendimiento femenino
Es importante destacar que estas mujeres no solo son emprendedoras dedicadas a la producción y comercialización de frijoles. Con su trabajo también promueven la equidad de género y el empoderamiento femenino en el ámbito agrícola. Su trabajo es un ejemplo por seguir para otras comunidades y organizaciones que buscan fortalecer la participación de las mujeres en el sector agrícola.
La presidenta de la asociación confirma que gracias a las capacitaciones que hemos puesto en marcha a través del proyecto, el perfil de las mujeres ha cambiado: “ahora hablan más abiertas, tienen más ánimo de salir adelante”, reconoce.
Hay un mensaje que Francis quiere dejar para otras mujeres: “que piensen en el futuro y que sean fuertes como hemos sido nosotras”.
(*Artículo escrito por Katherine P. Benavides, responsable de comunicación de Ayuda en Acción en Costa Rica, y editado por Noemí García Cabezas -comunicación sede central-).