Nicaragua nunca ha cerrado sus aulas por la pandemia. Sin embargo, el acceso universal a la educación sigue siendo una asignatura pendiente en el país centroamericano, sobre todo en las zonas rurales donde trabajamos. ¿Qué retos enfrentan las escuelas rurales de Nicaragua? Te lo contamos en este post.
Educación y COVID-19: impacto en las escuelas rurales de Nicaragua
Nicaragua es el único país de América Latina que ha mantenido sus aulas abiertas desde que comenzó la pandemia. Sin embargo, muchos de sus pupitres están vacíos, sobre todo en las zonas rurales, más empobrecidas. Son muchas las causas que están poniendo en peligro el derecho a la educación de los más de 1,2 millones de estudiantes de primaria y secundaria registrados en su sistema educativo público. Veamos algunas:
- Faltan medidas higiénicas y preventivas en las escuelas: según Jorge Mendoza, director del Foro de Educación y Desarrollo Humano de Nicaragua, el 45% de las escuelas no tienen agua potable. El otro 55% tiene un sistema deficiente.
- Hacinamiento en aulas y transportes públicos.
- Pobreza: a la crisis sociopolítica y de derechos humanos que vive el país se suma ahora el impacto económico de la pandemia. Muchas familias, sobre todo del ámbito rural, dependen de la economía informal para salir adelante.
Nicaragua es el único país de América Latina que no ha cerrado sus aulas durante la pandemia. Pero muchos niños y niñas de zonas rurales no van al colegio. Clic para tuitear
¿Cómo están afectando estas barreras a las escuelas rurales?
- Absentismo escolar: muchas familias han decidido no llevar a sus hijos e hijas al colegio por miedo a que se contagien. En agosto de 2020, las autoridades de Nicaragua reconocieron que la asistencia a clase había bajado un 60%.
- Peor alimentación: para muchos niños y niñas, ir a la escuela también garantiza que tengan al menos una comida saludable al día. Por eso, el absentismo escolar en tiempos de COVID-19 está afectando altamente a la nutrición de muchos estudiantes en países empobrecidos como Nicaragua.
- Aumento de la violencia: las escuelas también son espacios seguros, espacios de protección frente a las situaciones de abusos y violencia en los hogares.
- Crecimiento de la desigualdad: para paliar las deficiencias del sistema educativo en Nicaragua, se han puesto en marcha “teleclases”. Sin embargo, no todas las familias tienen acceso a ellas debido a la falta de recursos: el acceso a la electricidad y los dispositivos móviles sigue siendo una utopía para muchas familias y escuelas rurales del país.
Escuelas rurales en Nicaragua: la voz de sus docentes
A pesar de las barreras, las escuelas rurales de Nicaragua cuentan con docentes “todoterreno” que trabajan a diario para garantizar el acceso a la educación en las zonas más olvidadas. Desde la escuela rural San José, en Tepaneca, nos llegan los inspiradores testimonios de los profesores Suyapa, Santos y Bartolo.
Suyapa Melgara
Aunque tengas el cargo más alto del mundo, tu carrera siempre ha tenido que empezar gracias al apoyo de un maestro. ¡Por eso digo que llevo 13 años trabajando en la profesión más bonita del mundo! Es cierto que la COVID-19 está afectando a la educación de nuestra escuela. Muchos padres y madres tienen miedo de que sus hijos se contagien. Pero gracias al apoyo de Ayuda en Acción esto está cambiando. Los niños y niñas antes no cuidaban tanto su higiene, pero ahora tienen las medidas de higiene y prevención mucho más interiorizadas, tanto en la escuela como en el hogar. Sé que saldremos adelante con positivismo y energía.
Santos Toribio
Uno de los principales retos al comienzo de la pandemia fue ayudar a la infancia a entender y controlar sus emociones. Escuchaban muchas noticias y la incertidumbre les asustaba, pero fuimos trabajando esto poco a poco. Creo que apostar por la educación es hoy más importante que nunca para asegurar que todos los niños y niñas puedan completar su formación, pero también para garantizar su correcta alimentación y su pensamiento crítico.
Bartolo Martínez
Como muchos niños y niñas faltaban a clase, sobre todo al principio, íbamos casa por casa llevando guías y tareas, también apoyando a sus familias. Sin duda, 2020 fue un año muy duro, pero conseguimos salir adelante gracias al respaldo de Ayuda en Acción. No solo han apoyado a la comunidad con materiales de higiene y alimentación, al personal docente también nos ha formado para mejorar nuestro trabajo diario.
Nuestro trabajo en las escuelas rurales
Las escuelas rurales de Nicaragua son uno de los espacios más castigados por la pandemia. Por eso, centramos en ellas una parte importante de nuestro trabajo. Entre nuestras últimas actuaciones destacan:
- Apoyo en higiene y limpieza: hemos llevado a escuelas y hogares materiales de higiene para más de 13.000 niños y niñas. Su protección frente a la COVID-19 es hoy mayor gracias a productos como mascarillas, jabón, alcohol o filtros de agua, entre otros.
- Ayuda alimentaria: también hemos distribuido alimentos y semillas entre las familias que viven situaciones más vulnerables.
- Apoyo educativo: nuestra intervención incluye materiales educativos y formaciones tanto para alumnado como para familias y profesorado.
- Lucha contra la violencia: realizamos actividades educativas, recreativas y de apoyo psicosocial para niños, niñas y mujeres que hayan sufrido algún tipo de violencia, una lacra que está aumentando durante los confinamientos.