Cada día faltando diez minutos para las seis de la mañana José Adán, de 39 años, agricultor de la comunidad Amucayán (Telpaneca, Madriz), revisa los datos que arroja una de las estaciones climáticas instaladas en su parcela con apoyo de Ayuda en Acción. Confirma si ha caído lluvia, cuánta, cuál es la temperatura, la humedad relativa y el nivel de rocío. Dicha información es enviada al Ministerio de Agricultura, al Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) y al Observatorio de Fenómenos Naturales (Ofena).
Red de Observadores Climáticos
José Adán es un productor de granos básicos del Corredor Seco de Nicaragua, zona expuesta a condiciones de alta variabilidad climática y amenaza de sequía. Realiza esta tarea religiosamente desde hace seis meses, cuando se integró en la Red de Observadores Climáticos Comunitarios que hemos impulsado en la zona. Este nuevo hábito ha cambiado su forma de practicar la agricultura y ha contribuido a garantizar la seguridad alimentaria de su familia. También permite que se alimente un reporte agrometereológico que emiten instituciones gubernamentales.
“El sistema nos ayuda a conocer la situación del clima para saber si habrá lluvias o sequías. Estos datos me sirven para tomar decisiones más correctas”, relata. Para graficar la importancia, ofrece este ejemplo: “ahora sabemos que si caen 30 milímetros de lluvia podemos sembrar sin temor, la semilla va a germinar porque el suelo está suficientemente húmedo. Si no cae esta cantidad tenemos que esperar, pero lo hacemos técnicamente porque llevamos los registros”.
La Red está compuesta por 65 personas de Somoto, San Lucas, Telpaneca y Totogalpa (municipios del departamento de Madriz). Todas ellas han fortalecido sus conocimientos en el manejo de diferentes indicadores climáticos como la precipitación, temperaturas y vientos, lo que les permite tener un plan de acción que les garantice la sostenibilidad de su producción.
Las personas que integran la Red realizan monitoreos a través de las estaciones climáticas hidrometerológicas instaladas. Nuestra intervención en esta zona de Nicaragua busca fortalecer capacidades de gestión de riesgo ante las amenazas climáticas. Esto lo conseguimos promoviendo prácticas de adaptación al cambio climático, monitoreando el clima con el establecimiento de estaciones climáticas y fortaleciendo la gestión de emprendimientos resilientes a nivel comunitario.
Se han instalado 24 estaciones ordinarias y cuatro estaciones automatizadas. Estas últimas están ubicadas en las alcaldías municipales para que los datos generados se integren a los pronósticos nacionales con Ineter.
“En la capacitación más reciente que recibimos aprendimos no solamente a llevar estos registros sino a saber qué temperaturas pueden provocar plagas que afecten a los cultivos. El próximo año vamos a tener registros de qué plagas afectan a la siembra o en qué periodo. Según lo que registremos, nos darán un seguimiento técnico u otro”, explica José Adán.
Pobreza y cambio climático, relacionados
En este territorio, el 50% de la población rural vive en extrema pobreza. Los principales medios de vida están en el sector primario, principalmente en la agricultura y ganadería menor. Dependen del acceso a recursos y/o conocimientos técnicos de buenas prácticas adaptadas a las condiciones agroclimáticas.
Los datos que se generan dentro de la Red de Observadores Climáticos han permitido no solo garantizar la supervivencia de los cultivos sino también poder gestionar los riesgos ante desastres. “Si vemos que hay una lluvia de más de 40 milímetros informamos a los miembros de la comunidad para evacuar a las personas que están en zonas de riesgo”, dice José Adán.
Lo anterior es de suma importancia, sobre todo porque en 2020 impactaron dos huracanes en un solo mes, provocando severos daños. En 2022 de nuevo otro huracán llamado Julia afectó todo el territorio nacional.
*(Artículo escrito por Ayuda en Acción en Nicaragua)