Hacer voluntariado y vivir una experiencia diferente es algo que siempre me había llamado mucho la atención. Llevaba años colaborando económicamente con Ayuda en Acción y recibiendo información periódica de sus actividades, así como leyendo los mensajes de nuestros apadrinados contándonos su día a día en países de todo el mundo.
Un día cualquiera, en uno de los anuncios para hacer voluntariado en terreno, vi que desde la organización solicitaban “reporteros gráficos o similar”, con el objetivo de visitar los proyectos que se están ejecutando y recoger testimonios, reportajes y fotografías de los mismos, así como de las personas que forman parte de dichos proyectos en Nicaragua y Ecuador y ven su vida mejorar gracias a ellos.
Era mi oportunidad de hacer algo que siempre me había apetecido: hacer voluntariado en una ONG en un país en desarrollo. Y esta vez, se daban todas las circunstancias a favor para hacer ese sueño realidad. Tras los necesarios preparativos -curso de formación incluido- puse rumbo hacia una nueva experiencia: la de hacer voluntariado con Ayuda en Acción. Desde aquí, recomiendo a otras personas que alguna vez en su vida, si pueden realicen una experiencia de voluntariado.
Hacer voluntariado: sentir, vivir, compartir
He sentido, vivido y compartido con mucha y muy buena gente momentos inolvidables, unos por su dureza y, otros por su belleza.
Me gustaría destacar la excelente preparación y entrega del personal técnico tanto de Ayuda en Acción como de las fundaciones y asociaciones locales. He comprobado las duras condiciones en las que trabajan, largos y complicados desplazamientos que, con frecuencia, obligan a pasar buena parte de la semana lejos de sus familias.
Me dio tiempo hasta para escribir un blog, donde cuento todas mis andanzas y experiencia como voluntario y al que desde aquí, invito a visitar.
En Nicaragua visité el corredor Peñas Blancas (El Cuá, La Dalia y Waslala), zona central de Nicaragua con durísimas condiciones de vida. En esta zona, un buen número de familias todavía no tienen luz eléctrica, agua potable o condiciones sanitarias mínimas. El desarrollo en la región va con retraso, ya que además durante la guerra de los años 80 en Nicaragua, esta fue una de las zonas más castigadas.
Allí, pude dictar talleres de fotografía básica con jóvenes y adultos para que ellos mismos hagan las fotografías de los niños y niñas que son apadrinados desde España.
Los temas centrales del trabajo de Ayuda en Acción en la zona, de la mano de sus contrapartes (FUMDEC, ODESAR y FUMAT) son la atención a la niñez, violencia de género, calidad alimentaria, sanidad y vivienda. Además de esta tarea, realizamos visitas a escuelas en las que Ayuda en Acción ha colaborado en su construcción y mantenimiento. También realizamos encuentros con agricultores y pequeños productores que reciben asesoramiento técnico para un mejor rendimiento de su tierra y sus productos. Y por si fuera poco, visitamos centros de salud, nos reunimos con representantes públicos y visitamos casas de los hogares que necesitan más atención.
Mi compromiso con los niños y niñas apadrinados
Los niños y niñas estuvieron siempre presentes en mi viaje, en las fotografías y vídeos que volvieron conmigo. Conocí por ejemplo a Andrea, de 9 años, una niña apadrinada en España. Pero no solo la conocí a ella, sino a sus compañeros y amigas, a su maestra, a su comunidad.
Allí donde iba y había niños y niñas apadrinados a través de Ayuda en Acción, me pedían un compromiso: hacer saber a otros padrinos y madrinas lo importante que es para esos niños y niñas recibir cartas a las que poder contestar: les gusta conocer cómo vivimos en España, qué pensamos de su país… Cualquier carta siempre es motivo de alegría para ellos. He cumplido mi palabra.