En 2005 y con solo cinco años, Kevin Oswaldo fue apadrinado a través del programa de apadrinamiento de Ayuda en Acción y desde el 2011 trabaja como voluntario en el Comité de Vínculo Solidario ayudando a otros niños como él.
Con 17 años, Kevin sabe de primera mano lo importante que es el programa de apadrinamiento, no solo para los niños apadrinados sino para toda la comunidad. En colaboración con el resto de voluntarios, trabajan sobre la igualdad de género y apoyan a los que necesiten ayuda. “En mi comunidad tratamos de establecer la igualdad de género”, explica Kevin. “Todos valemos lo mismo, todos igual. Tenemos eso en mente y lo practicamos e impartimos en la comunidad”, añade.
Una comunidad que, como el mismo señala, está muy bien organizada y siempre tiene gente dispuesta a ayudar en lo que sea necesario. “Trabajamos junto al comité de salud y de protección civil y generamos nuestras propias iniciativas. En ocasiones hay niños que sufren leves lesiones y ahí estamos nosotros para brindar el apoyo que necesiten, primeros auxilios o si está a nuestro alcance también les podemos ofrecer ayudas económicas para solventar las necesidades del niño”, cuenta Kevin orgulloso de participar en los proyectos.
“Mi papá también participa en la comunidad, tiene esa vocación de ayudar a los demás y es de ahí de donde partió mi iniciativa de ayudar a los demás sin recibir nada a cambio. En 2011 me dijeron que si quería formar parte del comité y sin pensarlo mucho que les dije que sí”, cuenta Kevin. “Observaba como los demás muchachos ayudaban a mis compañeritos y yo dije, algún día seré como ellos”.
“Me he sentido muy orgulloso, feliz y afortunado de poder haber sido apadrinado”
Dentro del comité, Kevin se encarga de ayudar a los más pequeños a escribir sus cartas. “Les explicamos cómo va a ser la dinámica, les contamos a paso a paso que van a ir haciendo, que van a contar”, y es que la primera carta para el padrino es una experiencia muy emocionante pero que puede sobrepasar a los niños como explica Kevin. “Recuerdo que cuando hice la primera carta estaba emocionado, pero a la vez estaba preocupado porque no sabía que poner. Fue una experiencia inolvidable, mi papá me dijo que tratara de hacer la mejor letra posible y que le contase a mi padrino cómo era mi escuela, dónde vivía… todas esas cositas detalladamente. Con el tiempo me he sentido muy orgulloso, feliz y afortunado de poder haber sido apadrinado”.
A Kevin el apadrinamiento le ha cambiado la vida. Le ha ayudado a perder la timidez y le ha enseñado a tratar con otras personas porque “gracias a él y a la fundación he podido dar un salto más, ya no soy aquel niñito que sentía miedo al hablar con los demás, gracias a él me fui ambientando al entorno, me ha ayudado mucho”. Su padrino “ha sido una persona que ha aportado mucho en mi vida y en la comunidad”, añade.
El apadrinamiento para evitar caer en la violencia
En El Salvador, las maras forman parte del día a día de muchos jóvenes. Se estima que hasta 20.000 chicos y chicas forman parte de alguna pandilla, en la comienzan a involucrarse en torno a los 10 años. Los programas de apadrinamiento y el trabajo de la comunidad evitan en muchas ocasiones que los adolescentes caigan en las redes y se pongan en peligro. Tal y como explica Kevin, “el tiempo que uno puede malgastar en otras cosas lo aprovecho aquí, apoyando a los demás jóvenes, ayudando a que no vuelvan a caer en malos caminos. Nos sentimos felices de pertenecer al comité de vínculo solidario porque gracias a ellos y a las captaciones que nos han impartido, ahora somos unas personas que no caemos tan fácilmente en la delincuencia”.
“Cambia la vida no solo del niño sino de todos los están a su alrededor”, recalca Kevin. “Por ejemplo, ahora gracias a Ayuda en Acción estamos trabajando en los huertos caseros y gracias a su apoyo, el niño recibe buena comida, comida que ellos mismos han cosechado. Se involucran”.
Madrugar para lograr un futuro mejor
Suena el despertador, son las 4 de la madrugada y es hora de levantarse para ir a la escuela. “Me levanto, doy gracias a Dios por todas las oportunidades que he tenido y que me han permitido ver otro amanecer, salgo de casa a las 5, llego a las 6 al municipio en donde tomo el transporte hasta Sonsonata, que es donde está mi centro de estudio”, describe Kevin.
“Cuando era pequeño mi sueño era ser electricista. Mi papá hizo un esfuerzo más para poder mandarme a estudiar electricidad. Estoy en mi segundo año de bachillerato y mi meta es empezar en la universidad porque desde pequeñito tenía esa visión y espero seguir triunfando”.
“¿Mi vida sin mi padrino? No sería la misma persona que he logrado ser”
Para Kevin, el programa de apadrinamiento le está ayudando a alcanzar su sueño de ser ingeniero eléctrico y ha contribuido a que contribuya en su comunidad y florezca su interés por ayudar a los demás. “¿Mi vida sin mi padrino? No sería la misma persona que he logrado ser”, asegura.
La importancia de la comunidad
El sentimiento de unión es fundamental en la comunidad de Buenos Aires. “Ayuda en Acción para mi es una organización de ayuda comunitaria, que vela por el derecho y la igualdad de género. Esto es una parte esencial que muchas veces no logran las comunidades por si solas, y gracias a su apoyo a las personas en España, esto ha sido posible”, asegura Kevin.
“Gracias a Dios, a mi padrino y a la fundación por todo lo que han hecho. Les agradezco todo ese apoyo que no han hecho llenarnos de felicidad y motivación para ayudar a los demás. Sin su ayuda no sería posible, sigan participando y si no lo están ya, anímense a participar, porque es algo que va a beneficiar a muchas personas y a muchas comunidades”, pide Kevin.