La menstruación es un asunto que en algunas culturas y países genera rechazo o impide acceder a determinados derechos en igualdad de oportunidades. El derecho a la educación, por tanto, se ve afectado por la menstruación desde el momento que las niñas dan el paso hacia la edad adulta con los primeros cambios en sus cuerpos.
En Etiopía estamos impulsando un proyecto que impulsa la concienciación y el apoyo a las adolescentes a través de la fabricación y distribución de compresas. Cientos de niñas ahora podrán seguir acudiendo a la escuela pese a tener la regla.
La burla, primera reacción ante la menstruación
Cuando le llegó su primera menstruación, Kebebush Elias estaba en quinto curso y tenía 14 años. No sabía qué era el ciclo mensual de la menstruación ni cómo gestionarlo. De hecho, nunca había oído hablar de ello antes de ese día.
Al ver la ropa manchada de sangre, los niños de la clase, especialmente los mayores, se rieron y se burlaron de ella. Algunos incluso le preguntaron si había mantenido relaciones sexuales, uno de los malentendidos más extendidos sobre la menstruación en Etiopía, especialmente en las comunidades rurales, donde el sangrado menstrual se considera el inicio de la actividad sexual.
Al volver a casa, Kebebush no pudo contar esto a nadie. Las cosas relacionadas con la sexualidad y la menstruación son un tabú en su comunidad y se supone que las niñas no deben hablar de esas cosas. Ni siquiera podía hablar con su madre.
"Lo que considero un alivio fue esconderme y llorar", dice Kebebush recordando los momentos difíciles que vivió en los primeros meses de su ciclo menstrual. "Fue una de las peores experiencias de mi vida", reconoce.
Los tres días siguientes, hasta que cesó la menstruación, no fue a la escuela ni se reunió con ninguno de sus compañeros y amigos. Volvió a la escuela luchando contra el bochorno y la vergüenza por nada que haya hecho.
Educación para garantizar los derechos de la infancia
Kebebush pensó que aquel sangrado era un problema puntual. Pero cuando llegó la próxima vez, supo que le iba a costar mucho. Después de mucho rubor y miedo, finalmente lo discutió con una de sus profesoras. Esta le contó lo que es el ciclo de la menstruación y que le llegará cada mes.
Kebebush ahora tiene 16 años y cursa el séptimo curso. Vive en una aldea rural del distrito de Boloso Sore, en la zona de Wolaita, en el sur de Etiopía, a unos 350 km al sur de la capital etíope, Addis Abeba. Además de la falta de conocimientos sobre cuestiones relacionadas con el género, incluido el ciclo mensual de la menstruación, en la zona en la que vive no hay acceso a toallas sanitarias, compresas o cualquier otro elemento de higiene menstrual.
La gestión de la higiene menstrual es uno de los mayores retos a los que se enfrentan las adolescentes en Etiopía, especialmente en los entornos rurales. Como muchas no tienen los conocimientos ni los medios para gestionarla adecuadamente, prefieren quedarse en casa sin ir a la escuela:
No voy a la escuela al menos cuatro o cinco días al mes debido a los períodos del ciclo mensual. En esos días me pierdo muchas cosas en mi educación, incluidos los exámenes y las pruebas que afectan a mi rendimiento y mis notas.
Este es un fenómeno común de las adolescentes en varias partes del país. Según un estudio de UNICEF de 2017, una proporción significativa de niñas (hasta el 46 % de las adolescentes de algunas zonas) faltan a la escuela debido a la menstruación. A lo largo de un año, el número de días de escuela perdidos tiene un gran impacto y las frena académicamente.
Clubes de género para educar sobre derecho a la salud y a la educación
Con el apoyo de Ayuda en Acción a la escuela de Kebebush, las cosas están cambiando radicalmente. En primer lugar, hemos apoyado y reforzado el club de género de la escuela para proporcionar educación y concienciación sobre temas relacionados con el género, que incluyen la menstruación y su gestión a la comunidad escolar.
Pero nuestro apoyo no termina ahí. Hemos proporcionado al club de género de la escuela toallas sanitarias para que las distribuyan entre las adolescentes siempre que lo necesiten. De este modo, hemos llegado a más de 1800 adolescentes, que serán más en los próximos meses.
Un lugar de encuentro
"Con el apoyo de Ayuda en Acción, nuestro club de género está proporcionando apoyo a los estudiantes sobre un tema variado", dice Tsion Belete, profesora de educación cívica y coordinador del club de género en la escuela de Kebebush. "Concienciamos a chicos y chicas sobre cuestiones relacionadas con el género, incluida la menstruación y su gestión".
La escuela está haciendo grandes esfuerzos para que el derecho a la educación quede garantizado para las adolescentes, tengan o no tengan la menstruación. Así, ha habilitado un lugar donde las niñas pueden cambiarse y asearse.
Los clubes además generan espacios de confianza donde sus miembros pueden contar experiencias, escuchar y ser escuchadas. A crear este clima en los clubes contribuye Tsion.
Formación para toda la comunidad
Ahora, en las escuelas en las que Ayuda en Acción apoya a los clubes de género a través de la formación, pueden crear conciencia entre la comunidad escolar y proporcionar toallas sanitarias reutilizables. Las niñas ya no faltan a la escuela a causa de la menstruación y toda la comunidad educativa sabe que la menstruación es parte de la vida de las mujeres.
Mejor rendimiento escolar
“Las niñas no solo acuden a la escuela con regularidad, sino que su rendimiento también ha mejorado últimamente”, dice Tsion.
Las chicas de mi clase son ahora más activas, participan activamente en el aula y sus resultados son tan competitivos como los de los chicos.
Como las compresas que proporciona Ayuda en Acción son reutilizables, una niña puede usar un paquete durante dos a cinco años. Los materiales con los que se fabrican las compresas también son respetuosos con el medio ambiente, ya que se descomponen en poco tiempo.
Kebebush quiere terminar sus estudios e ir a la universidad. Después desea ser empleada del gobierno, tener un sueldo y vivir una vida mejor. El apoyo de Ayuda en Acción le está ayudando a perseguir su sueño y está agradecida por ello. ¡Dejamos huella en su vida!