Estaba en quinto curso del colegio cuando su familia decidió entregarla a la esposa del patrón. Desde entonces, y hasta sus 15 años, Exilda Vallejos vivió en Santa Cruz, en Bolivia, como criada de aquella mujer. Hoy es una de las mujeres emprendedoras que apoyamos en Ayuda en Acción.
“Ella no me dejó estudiar porque me decía que para la mujer no era necesario, por eso tenía que ayudarla en la limpieza, la cocina, lavado de ropa… Y así estuve con ella. Me sentía muy mal por no poder estudiar”, cuenta ahora, a sus 44 años y con seis hijos. Después de servir allí, regresó con sus parientes a la hacienda en la que servían, en el municipio de Huacareta, palabra de origen guaraní que significa “Lugar de muchas vacas”, ubicada en el Chaco chuquisaqueño, a poco más de 400 km de Sucre.
Volver con los suyos no supuso una mejoría en su vida: “Ahí pasé los peores momentos de mi vida, pues nos explotaban. Los madrugones para ordeñar a las vacas, tener que cocinar para todos y limpiar la granja no era lo más grave. Hasta nos pegaban porque al ser joven el patrón quería aprovecharse de mí, pero gracias a mi fuerza de voluntad me hice respetar y no dejarme engañar como lamentablemente les pasó a otras compañeras”. Por si fuera poco, recibía menos del escaso salario que ganaban sus compañeros, por el hecho de ser mujer.
Exilda siempre participaba en las reuniones de la comunidad, interesada en estar al corriente de lo que sucedía y con ganas de formarse. Finalmente, en 2001, ella y otro grupo de personas dejaron Huacareta y se fueron a Aguayerenda gracias al apoyo de varias instituciones. “Nos liberamos de esa pesadilla. Los primeros dos años llegamos a vivir en carpas, no teníamos suficiente comida, pero nos apoyaban con víveres hasta que nos establecimos bien en nuestras casas”.
Allí construyeron sus propias granjas y empezaron a sembrar maíz y maní, principalmente; crearon sistemas de agua, un dispensario médico e incluso una escuela. En 2007 se organizaron en la Asociación Integral Guaraní de Productores Agropecuarios (AIGPA), pero también entonces se encontraron con problemas: los intermediarios, quienes les imponían sus precios de compra de los productos agrarios. Entonces llegó el apoyo de Ayuda en Acción y la Fundación NOR SUD y el inicio de sus vidas como mujeres emprendedoras.
Estas organizaciones tienen un proyecto en los municipios de Villa Vaca Guzmán, al que pertenece Aguayerenda, y en el de Villa de Huacaya, que promueve la diversificación de la producción y economía local para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria de las familias; fomenta la inclusión y autonomía económica de las mujeres emprendedoras mediante el apoyo y la promoción de iniciativas y actividades productivas como la miel, el maíz, las semillas, el ají, el maní y los lácteos. Fue con este programa con el que Exilda, por fin, comenzó a recibir formaciones en producción, transformación y comercialización. Ella es una de las 60 mujeres guaranís de las 170 que han sido apoyadas en emprendimientos económicos y que han mejorado sus ingresos, entre un 15% y 25%.
En Bolivia, 7 de cada 10 mujeres son víctimas de violencia. En Villa Vaca Guzmán y Villa de Huacaya, se producen seis denuncias al mes por violencia machista. El número de denuncias (anteriormente entre tres y cuatro) ha aumentado debido al trabajo de sensibilización y formación de las familias, la comunidad educativa y autoridades locales.
La dependencia económica y emocional de las mujeres, la predominancia de una cultura machista y de patriarcado que limita sus capacidades a las labores de casa y responsabilidades familiares son factores que dificultan la autonomía femenina y que favorecen la violencia. Para contribuir a que se dé un cambio en la situación local, el Plan de Intervención del programa territorial Chaco Chuquisaqueño contempla seguir apoyando la promoción y consolidación de iniciativas y emprendimientos económicos liderados por mujeres en riesgo o víctimas de violencia, no solo en el contexto de Villa Vaca Guzmán y Villa de Huacaya, sino también en los municipios de San Pablo de Huacareta y Monteagudo.
“Las mujeres y los hombres tenemos que trabajar juntos para salir adelante y no solo hacer respetar nuestros derechos, sino también para trabajar y participar como líderes, ya sea en la comunidad o en el municipio. Ahora la mujer no solo está para quedarse cuidando la casa”, sostiene Exilda. Recuerda cómo fue su infancia y juventud y luego echa una mirada a sus tres niñas y tres niños. “Así ahora vivimos libres, nuestros hijos estudian y ya no sufren como nosotros sufrimos”.