En el departamento de Nariño, en Colombia, el cultivo del cacao es también el de la paz. En una región castigada hace años por el conflicto interno colombiano, hoy tenemos en marcha una serie de proyectos basados en el empoderamiento y el impulso de cadenas de valor. Y las mujeres son protagonistas de ellos.
Desde 2018 en la región de Nariño Ayuda en Acción busca fortalecer la cadena productiva del cacao través de un convenio con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Trabajamos en los municipios de Tumaco, Policarpa, Leiva, El Rosario, Cumbitara y los Andes y en el Consejo Comunitario Bajo Mira y Frontera en el distrito de Tumaco de manera conjunta con el Programa Colombia Sostenible adscrito al Fondo Colombia en Paz. Con ellos tenemos varios objetivos:
- aumentar la productividad de los cultivos de cacao.
- implementar una estrategia de restauración.
- mejorar el manejo de especies forestales y la calidad del grano del cacao para acceder a mercados especiales.
Y para conseguir estos objetivos, las mujeres se sitúan en primera línea. Hemos hablado con dos de ellas para conocer cuál es su trabajo en el proyecto y cómo a través del emprendimiento mejoran la calidad de vida no solo de sus familias, sino de toda su comunidad.
Amanda y Araceli, dos lideresas con ganas de más
Amanda Quiñones es una mujer nariñense, madre de una hija y fiel creyente de sus raíces ancestrales africanas. Estudió un grado de tecnología en gestión administrativa y actualmente cursa sus estudios profesionales en comunicación social y periodismo. Amanda hace parte del equipo administrativo en CORPOTEVA (Corporación de Servicio de Asistencia Técnica Las Varas), destacándose como mujer cacaocultora y llevando a cabo procesos de cultivo y transformación del cacao.
Gracias al apoyo de Ayuda en Acción, Amanda ha podido participar en escenarios para la toma de decisiones, acceder a un empleo digno, adquirir experiencia y conocimientos en los procesos administrativos y digitales de la corporación.
Araceli Quiñonez, por su parte, también se dedica al cacao en la Vereda Inguapi de Guadua (Tumaco). Desde hace 30 años se ha dedicado a los cultivos y producción de cacao. Actualmente, Araceli cuenta con una hectárea y gracias al proyecto Cacao Calidad Nariño ha recibido acompañamiento administrativo y técnico, aspectos clave que le han permitido a ella y a los agricultores de su comunidad tener un mejor manejo de sus cultivos. Todo ello a partir de la implementación de prácticas orgánicas y el manejo de especies forestales con el objetivo de aumentar la productividad y mejorar la calidad de los cultivos.
¿Qué ocurre en Nariño con la empleabilidad de las mujeres?
Según datos del Observatorio de Género en Nariño, en su informe “Mujeres y Hombres: brechas de género en Nariño 2020”, en 2019 tan solo el 50,7% de las mujeres económicamente activas se encontraban ocupadas en comparación al 72,9% de los hombres.
Esta situación tuvo mayor impacto tras la pandemia, donde la tasa de participación de las mujeres representó el 51,2%, siendo esta la cifra más baja reportada desde 2019, cuando la participación de las mujeres en el mercado laboral fue del 55,6%.
Según el Observatorio en su informe de 2020 sobre la situación de las mujeres y niñas en el marco de la pandemia, las principales causas de la baja participación laboral de las mujeres en el territorio del suroccidente colombiano equivalen a empleos informales con poca remuneración económica o de medio tiempo y al incremento de la demanda del trabajo en sus hogares: “entre octubre y diciembre de 2020, 56 078 mujeres que en el año 2019 reportaban no estar a cargo de las labores domésticas han asumido los oficios del hogar durante el año”.
El informe concluye que en Nariño, las medidas tomadas para prevenir la pandemia tuvieron fuertes impactos sobre las mujeres, acentuando las brechas de género preexistentes en el mercado laboral departamental. Ello representa un retroceso frente a los avances logrados en materia de autonomía económica para las mujeres.
Esto se refleja principalmente en varios aspectos:
- la disminución de su participación en el mercado de trabajo.
- el incremento en su tasa de desempleo.
- el aumento del número de mujeres que forman parte de la población inactiva.
- la sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que, según las cifras, en Nariño fue asumida casi exclusivamente por las mujeres.
Con respecto a la participación femenina en el mercado de trabajo, se observa que disminuye casi tres veces más que la de los hombres. Por eso es necesario priorizar a las mujeres en todas las iniciativas de reactivación económica, especialmente a quienes hacen parte de los estratos socioeconómicos 1 y 2 (trabajadoras informales y empleadas del servicio doméstico, quienes han tenido la mayor disminución de ingresos económicos). Asimismo, se sugiere la incorporación estratégica en los procesos de reactivación de aquellos sectores con alta participación de mujeres, como la industria manufacturera, el turismo y los servicios (CEPAL, 2021b)”.
No obstante, en 2021, la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH), implementada en el territorio nacional por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, indica que Nariño ocupa el primer lugar con la tasa de desempleo más baja con un 7,1% (1,1% menos que el año anterior), y el segundo lugar con la tasa de participación más alta correspondiente (70,2%). La agricultura, la pesca, la ganadería, la caza y la silvicultura son las actividades económicas más desarrolladas.
Panorama medioambiental en Nariño
El departamento de Nariño es un territorio habitado históricamente por comunidades indígenas y afro. Su amplia biodiversidad agrupa a más de 2000 especies de fauna y flora diferentes.
No obstante, según FUNDEPAZ en su informe “Medio Ambiente, la victima silenciosa y olvidada del conflicto armado en Nariño”, la riqueza natural del departamento del suroccidente colombiano cuenta con grandes problemáticas asociadas a la minería y la presencia de cultivos ilícitos. Sin embargo, las acciones implementadas para combatir estas problemáticas han tenido grandes afectaciones en el ecosistema pues la deforestación de cultivos tiene impactos relacionados con la perdida y migración de las especies naturales, pérdida de suelos y la contaminación del medio ambiente debido al uso de materiales altamente contaminantes.
(*Artículo escrito por Equipo Comunicación Ayuda en Acción en Colombia)