Datos de la FAO revelaban que para 2019 el 40% de las mujeres rurales en América Latina no contarían con ingresos propios a pesar de su gran aporte en la producción agrícola. Las mujeres rurales en El Salvador, dedicadas en su gran mayoría al sector primario, sufren en primera persona los principales problemas de las mujeres agricultoras: salarios injustos, falta de acceso a crédito y discriminación en cuanto a propiedad de la tierra. Todas estas condiciones no hacen más que poner en evidencia las brechas de género existentes en todos los ámbitos económicos y más aún en el sector que supone su principal fuente de sustento.
La historia de Adelaida, una mujer rural de Citalá
En el municipio de Citalá (Chalatenango) llevamos a cabo un proyecto para mejorar la calidad de vida de mujeres rurales a través de la soberanía alimentaria. Lo hacemos con apoyo de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo y con él mejoraremos la vida de 250 familias, lo que equivale a un total de 2.000 personas, la mayoría de ellas mujeres.
Entre ellas está Adelaida Guevara, una mujer de 41 años que debe sacar adelante un hogar ella sola. Adelaida se define como una mujer de campo: “ser una mujer agricultura representa también hacer frente a muchos retos y desafíos”, dice.
Como tantas otras mujeres, Adelaida no lo tiene fácil. Tras enviudar “todo ha sido un camino cuesta arriba”, reconoce. Por eso el proyecto que impulsamos en su comunidad representa una esperanza para su familia, pero también para otras mujeres como ella, cuyas vidas y trabajo hasta ahora habían sido totalmente invisibles.
Tarea de cuidados, un trabajo añadido
Cada día del año Adelaida se levanta de madrugada para realizar las tareas domésticas cotidianas en su casa, ubicada en el Llano de la Virgen. Entre estas tareas y el trabajo en el campo, donde le ayuda uno de sus hijos, ocupa el 70% de su día. Los trabajos domésticos y de cuidados recaen casi exclusivamente en las mujeres, que llegan a tener jornadas de hasta 16 horas diarias. Se estima que, en el ámbito rural, los hombres apenas aportan un 13,8% del total del trabajo de cuidados en los hogares.
Tenencia de la tierra y modernización del campo
Según la encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de la DYGESTIC en 2018 solo el 10,3% de los propietarios agropecuarios de tierra eran mujeres en El Salvador. Muchas de las mujeres rurales dedicadas a la agricultura se ven obligadas a trabajar en tierras que son prestadas o alquiladas. Esto, claramente, repercute en los ingresos por hogar. Según la encuesta antes mencionada, cada mujer agricultora gana apenas 152,56 dólares mensuales, la mitad del salario mínimo urbano.
La alimentación de la familia de Adelaida depende en un 90% de su propia producción agrícola, que se basa en el maíz, el frijol y el tomate. Muy pocas veces logra sacar algún excedente que pueda comercializar para obtener ingresos que le permitan suplir otras necesidades en su hogar.
Las técnicas agrícolas modernas van imponiéndose en El Salvador, sustituyendo a las prácticas ancestrales. Los productos químicos aumentan el rendimiento de la tierra, pero perjudican la salud de las personas y el medio ambiente. En la actualidad existe una lucha constante de organizaciones sociales por regular el uso de dichos productos. Desde Ayuda en Acción nos sumamos al fomento de la agricultura sostenible y respetuosa con el entorno, tanto en El Salvador como en el resto de países donde trabajamos.
La propia Adelaida reconoce haber utilizado anteriormente químicos para sus cultivos: la producción era alta pero le preocupaba la salud de sus hijos. Con la puesta en marcha del proyecto aseguramos un mayor rendimiento de la tierra pero también un máximo cuidado de las personas.
Con este proyecto hemos aprendido cosas nuevas, antes no sabíamos que con desechos podíamos hacer abonos orgánicos. Esto significa un beneficio para nuestro bolsillo ya que somos familias pobres.
Las mujeres constituyen el 43% de la fuerza de trabajo agrícola en países en desarrollo. Por eso, para erradicar el hambre es indispensable el empoderamiento femenino. Clic para tuitear
Además del campo…
Además de actividades productivas, el proyecto que llevamos a cabo en Citalá cuenta también con componentes de sensibilización en temas de masculinidades y derechos de las mujeres, algo completamente nuevo en la comunidad. Hoy las mujeres que participan en nuestros proyectos se sienten más fuertes y seguras: “como las plantas que cultivo, yo también siento que estoy creciendo… Hoy puedo decir que soy una mujer emprendedora”.
Y por supuesto, no olvidamos un aspecto que nos preocupa: la educación, puesto que hoy por hoy las perspectivas de futuro para las mujeres rurales del mañana no son buenas. Los índices de escolarización y asistencia a la escuela por parte de niñas en entornos rurales no dan motivos para la esperanza: solo una de cada cinco niñas asiste a la escuela en el área rural.
Empoderamiento femenino para las mujeres rurales
Para erradicar el hambre es indispensable el empoderamiento de las mujeres. No lo decimos nosotros sino la FAO: “las mujeres constituyen el 43% de la fuerza de trabajo agrícola en países en desarrollo y son ellas quienes producen una gran parte de la cosecha mundial de alimentos”.
Doña Adelaida, que ya ha desterrado de su vocabulario la frase “no puedo”, representa a miles de mujeres que con su trabajo y esfuerzo diarios brindan un importante aporte dentro de la sociedad salvadoreña.
Por eso desde Ayuda en Acción impulsamos su visibilidad para hacerlas protagonistas de su futuros y conscientes de que son la columna vertebral en el desarrollo de todo un país. Y no lo hemos dejado de hacer ni siquiera durante las semanas más duras del confinamiento: “durante la cuarentena no nos hemos venido abajo, sino que nos hemos hecho más fuertes. El apoyo de Ayuda en Acción ha sido continuo”. Hoy más que nunca, frente a las consecuencias que traerá el coronavirus para las personas más vulnerables, #SomosAyuda.