La COVID-19 ha afectado a la salud de las personas, a las economías nacionales y familiares, pero también a la libertad de niñas y mujeres. Hoy analizamos cómo denunciar la violencia hacia las mujeres en El Salvador supone, hoy más que nunca, todo un reto.
Niñas, jóvenes y mujeres de El Salvador siguen enfrentándose a las diferentes formas de violencia de género: física, psicológica, sexual, económica, simbólica y cibernética. En Ayuda en Acción nos preocupa especialmente las cifras en áreas rurales, donde el acceso a servicios de apoyo es más limitado.
A raíz de la pandemia por COVID-19 el trabajo del cuidado se ha incrementado para las mujeres como una forma de vulneración de derechos. Se refuerzan así prácticas machistas que imponen a mujeres y niñas la responsabilidad de los trabajos en el hogar: lavar, cocinar, limpiar, cuidar a las personas vulnerables (niñez y adultos/as mayores).
Este año, por si todas estas tareas fueran poco, las mujeres en las comunidades también han tenido que asumir la responsabilidad de la educación formal, que ha recaído principalmente en las madres o referentes de familia. No está siendo una tarea fácil, ya que estas mujeres ni siquiera completaron los estudios de primaria. Muchas mujeres han manifestado la carga y el estrés que esta “nueva” responsabilidad ha representado en esta “nueva normalidad”.
Feminidios y denuncias durante la cuarentena
En El Salvador los feminicidios y denuncias de violencia han disminuido este año. Según datos del Observatorio de ORMUSA y de la Dirección de Información y Análisis (DIA) del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, de enero a agosto de 2020 se cometieron 84 feminicidios. Si bien es cierto que los feminicidios han bajado en comparación con 2019, estos aumentaron durante la cuarentena. De la cifra total de estos crímenes reportados en ocho meses de 2020, 56 se cometieron en el período de abril a agosto (67% del total).
Sin embargo, esto puede estar ligado a que durante este año las instituciones no han estado brindando la atención con normalidad y la única opción de denuncia ha sido vía telefónica o a través de redes sociales. Pero para las mujeres de áreas rurales esta opción no es una alternativa viable. Por las distancias y condiciones geográficas no todas tienen acceso a señal de telefónica ni a los costes que esto significa.
Las restricciones de movilidad o cuarentena domiciliar dificultaron aún más que las mujeres pudieran buscar apoyo para tomar decisiones o interponer denuncias. En muchos casos, las confinó aún más con sus agresores.
La realidad de las mujeres en el área rural es muy diferente a la de las mujeres que viven en el área urbana. Si bien enfrentan los mismos tipos de violencia, en el área rural se cuentan con menos recursos para enfrentarla y se conocen menos lo derechos e instituciones donde se puede acudir para denunciar.
Entre enero y agosto de 2020 se cometieron en El Salvador 84 feminicidios, 56 de ellos fueron durante el confinamiento. Clic para tuitear
Ayuda en Acción contra la violencia hacia las mujeres en El Salvador
Durante este tiempo, Ayuda en Acción no ha permanecido parada ante la otra pandemia: la de la violencia machista. Con nuestro programa de derechos humanos de las mujeres intentamos generar un espacio de desahogo para las mujeres que generalmente ya sufrían algún tipo de violencia previamente a esta crisis.
Frente a la emergencia por COVID-19, Ayuda en Acción en El Salvador ha brindado atención psicosocial en modalidad virtual y grupal para 422 mujeres de diferentes municipios de cuatro departamentos del país (El Congo y Masahuat en el departamento de Santa Ana; Tacuba en Ahuachapán; Cítala, San Ignacio y La Palma en Chalatenango; San Luis la Herradura y Zacatecoluca en La Paz). Dichas capacitaciones suponen un espacio de apertura para que las mujeres expresen sus miedos y puedan realizar un plan de vida donde ellas sean las protagonistas. “Además de todo ello, las hemos incentivado para apoyarles en proyectos de emprendedurismo, lo que les permitirá tener independencia económica”, dice Odaly Rivas, gerente de derechos humanos de mujeres en nuestro equipo en El Salvador.
En Tacuba, concretamente, hemos trabajado con la Unidad de la Mujer de la Alcaldía y FUNDESYRAM para capacitar a mujeres que puedan hacer frente a posibles situaciones de violencia en sus hogares.
Dentro de los perfiles que se han identificado son mujeres que han sufrido algún tipo de violencia y desde su participación en el proyecto ha dado capacitaciones relacionadas a: atención en crisis, asesoría legal, bajar tensiones emocionales (por estrés agudo), entre otras. Haber participado en las capacitaciones les ha permitido a algunas mujeres compartir con otras y les ha permitido saber que no son las únicas. Eso les hace tener confianza de denunciar o desahogar sus problemas.
El confinamiento también llevó a un incremento de la violencia en las familias que van desde lo físico, verbal, económico y sexual. Para las mujeres es más difícil salir de una violencia psicológica porque les dañan la psique. Las mujeres terminan creyendo que de verdad no tienen ningún valor. Ahí donde se debe trabajar más para revertir ese daño (Josselyn Stephanie Vásquez Muñoz, psicóloga).