El departamento de Nariño es el mayor productor de coca de Colombia. La disputa por el territorio y el predominio cada vez mayor de economías ilegales ha deteriorado las condiciones de vida de la población, siendo esta la causa fundamental de vulneración de sus derechos. Sufren, además, confrontaciones armadas que llevan al desplazamiento y abandono temporal o definitivo de sus hogares, con la consecuente pérdida de sus fuentes de subsistencia, la ruptura de sus formas de organización y cohesión social y familiar o la pérdida de vidas.
De acuerdo con la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas de Colombia (UARIV), hasta abril de 2018 había 440 830 personas expulsadas en el departamento.
Debido a esta y otras causas, el sector agropecuario de Nariño presenta problemas de competitividad originados en conflictos por el uso del suelo. Además, se constatan dificultades para la comercialización y una deficiente prestación de servicios públicos colectivos, así como inconvenientes para adaptar paquetes tecnológicos. Esto provoca que gran parte de la población viva en situación de pobreza. De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia (DANE), en 2017 la pobreza en Nariño alcanzó una incidencia del 40%, un 13% por encima del total nacional. La pobreza extrema fue del 14%, casi un 7% más que el nivel nacional. Dentro de las variadas formas de violencia que se presentan en el departamento destacan también los altos índices de violencia contra las mujeres. Según el observatorio de género de la Universidad de Nariño, solo en el primer semestre de 2017 se presentaron 4091 casos de violencia, el 60,2% eran casos de violencia machista.